A mediados del Siglo XIX el mundo se vio diezmado por una terrible enfermedad, miles murieron a causa del cólera, mal que se propagó inicialmente en Europa y que no tardó en llegar a América y por supuesto, a Venezuela, a través de pasajeros infectados que venían por vía marítima desde el Viejo Continente. Barquisimeto no escapó a aquella realidad y en 1855 el mal azotó a la región.
No existían los beneficios de la medicina moderna, muchos murieron. Solo quedaba clamar al cielo e implorar a Dios por la sanación del pueblo. Es aquí cuando el Padre Macario Yépez pide a la Madre de Dios que intercediera ante el Todopoderoso y viajó hasta la vecina población de Santa Rosa donde pernoctaba la Santa Imagen para ofrendar su propia vida a la Divina Pastora, si era necesario,a fin de poner fin a la epidemia, con la promesa de llevar la Virgen en procesión hasta Barquisimeto.
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El ruego del párroco fue atendido y este entregó su alma al creador, al mismo tiempos que las víctimas del cólera cesaron. Fue así como el 14 de enero de 1856 se dio inicio aquella promesa que se ha mantenido incólume desde hace más de siglo y medio, acontecimiento registrado por El Impulso desde hace casi un siglo.
La Fe Mariana demuestra cada año el compromiso adquirido con la Santa Madre en una procesión que con el pasar de los años se ha hecho cada vez más multitudinaria.
¡Salve Divina Pastora!