Encerrado en su cabina de trabajo, en absoluta oscuridad y escondido en posición fetal tras torres de equipos, el sonidista del canal TC Televisión de Ecuador, cerró todos los micrófonos y evitó que el grupo de encapuchados que irrumpió armado en la transmisión en vivo difundiera su mensaje al aire.
Otro técnico subió el volumen de una melodía tétrica, que acompañó el asalto, ante la frustración e ira de los perpetradores.
Miles de ecuatorianos presenciaron en vivo el asalto a TC televisión la tarde del martes, cuando un grupo de encapuchados con armas largas, cortas y explosivos irrumpió en el noticiero del mediodía. Los asaltantes iban y venían profiriendo amenazas, golpeando a unos y apuntando a presentadores, camarógrafos, técnicos y trabajadores de ese medio.
En diálogo con The Associated Press, Jhonny Murillo, sonidista de ese canal, aseguró que los delincuentes tenían instrucciones claras y querían controlar áreas técnicas para salir al aire, pero “puse seguro a mi cabina, me puse en posición fetal, detrás de la cabina para que no me encuentren”.
Poco después los delincuentes lograron su cometido, rompieron la puerta, y a empellones obligaron a otro técnico para que active el sonido al aire, pero en medio de los nervios y la confusión activó “el audio del segmento de crónica roja: una música de tensión permanente, que siempre uso”, destacó.
“Era como si se estuviera musicalizando en vivo una obra dramática… Yo seguía escondido… Trataba de no respirar fuerte”, para evitar ser descubierto. Relató que uno de los encapuchados llamó a alguien a quien identificaban como La Firma y le preguntaba si los ven y los escuchan, lo que aumentaba su ira y frustración. Poco después llegó la policía.
Tras este asalto el presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, declaró que los grupos criminales serán considerados terroristas y que el país ingresaba a un conflicto armado interno, en el cual las fuerzas armadas y la policía podrán hacer uso de su capacidad armada atendiendo las convenciones internacionales.