Nicolas Maduro comenzó este nuevo año mintiendo. Esa es su naturaleza: engañar. En una entrevista, evidentemente arreglada con Ignacio Ramonet, uno de sus pistoleros preferidos dedicados a disparar desde los medios de comunicación para propagar toda esa narrativa que busca desvirtuar la realidad de lo que ocurre en Venezuela, pretende colocar al parapeto de Fiscalía General de la República como un dechado de virtudes. Bien se sabe que ese ente ha devenido en un instrumento de persecución política al servicio de la dictadura.
Por tal razón fue noticia de rango mundial el hecho de que “en la Corte Penal Internacional, CPI, entre los días 7 y 8 de noviembre, la Sala de Apelaciones realizó una audiencia pública e histórica para resolver una incidencia: la apelación del Estado venezolano contra la decisión previa de junio, de la Sala de Cuestiones Preliminares, de reanudar la investigación por la comisión de crímenes de lesa humanidad en Venezuela. La investigación de la Fiscalía ante la CPI se inició en 2018 con la finalidad de comprobar si los funcionarios policiales y militares, que reprimieron duramente las protestas ciudadanas desde 2014 y que ocasionaron varios cientos de muertos y heridos, cometieron delitos de lesa humanidad, así como la responsabilidad de altos representantes del régimen de Nicolás Maduro en esos hechos. Las víctimas, unas 2.600 de las casi 9000 registradas, estuvieron representadas por la abogada Paolina Massidda, representante de la Oficina de Defensa Pública de las Víctimas de la CPI”.
Otra mentira fue querer hacer ver que “Maduro está cumpliendo cabalmente los acuerdos ultimados en Barbados”, cuando lo cierto es que siguen privados de su libertad centenares de venezolanos inocentes. Además, no terminan de rectificar respecto a la inexistente inhabilitación que, arbitrariamente, han querido aplicarle a María Corina Machado.
Otra mentira está relacionada con el uso indebido de la figura del Libertador Simón Bolívar y la reiterada alteración de los acontecimientos históricos. Maduro hace referencia a los proyectos del Libertador plasmados en varios documentos y eventos por él promovidos, como el Congreso de Panamá de 1826. Maduro dice que “Bolívar intentaba constituir un poderoso bloque de naciones, una unión de repúblicas… La traición se impuso, la intriga imperial se impuso, y el proyecto de Bolívar fue apuñalado, fue traicionado, fue mancillado, fue olvidado… Y luego, de donde debió haber nacido un poderoso bloque, quedaron existiendo diez, quince, veinte “republiquitas”, pudiéramos decir entre comillas, con el respeto a todos, pero quince “republiquitas”, todos por su lado, todos dominados”. Maduro pasa de largo sobre sus propias traiciones, porque bien se sabe que él actúa como un dócil tutelado de la nomenclatura castrista ante la cual han rendido la independencia conquistada por nuestros libertadores en la guerra de independencia. ¿Quiénes han permitido que nuestro territorio está invadido por fuerzas extranjeras de origen ruso, iraní, chino, cubano? ¿Quiénes dejaron de defender oportunamente nuestros derechos históricos sobre el territorio en reclamación en el Esequibo?
Otra mentira espetada por Maduro es la que articula con la complicidad de su entrevistador para presentar a Alex Saab como “una víctima”, cuando bien se sabe que es su testarrefo favorito. Que a ese oscuro personaje no lo investigaron ni detuvieron por ser “un revolucionario”, sino por sus andanzas relacionadas con el crimen organizado. Por perpetrar operaciones irregulares con la comida de millones de familias venezolanas, así también por ejecutar manipulaciones comerciales y financieras conexas con el oro y el petróleo venezolano.
Pero la más gigante de las mentiras de Maduro es cuando dijo: “Tenemos diez trimestres de crecimiento económico continuo que empezó a finales del 2021. Y hemos logrado mantener un crecimiento en lo que yo (Maduro) definí como la Agenda Económica Bolivariana, 18 motores, los 18 motores van paso a paso; esos 18 motores necesitan políticas públicas, incentivos, inversión, mercado nacional, mercado internacional, buena gestión pública, buena gestión privada, buena coordinación”.
Veamos la verdad de los hechos: El Bolívar, el signo monetario del país, está más devaluado que nunca. Al momento de escribir esta crónica lo cierto es que “siguió perdiendo valor frente al dólar estadounidense, pasando de Bs 18,13 por dólar el 30 de diciembre 2022 a Bs 39,10 el 29 de diciembre 2023, un aumento de 116% durante 2023”. En ese lapso se da otro hecho digno de citar: “el BCV perdió 140 millones de dólares en reservas internacionales y la inflación llegará a 280% en el año, según cálculos del IVF, la más alta del continente y del mundo”.
Ahora veamos qué pasa con el salario de los venezolanos del que debería depender “el pan nuestro de cada día”. Pues bien, “el salario mínimo actual en Venezuela es de 130 bolívares, es decir, equivalente a US $3,66, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, esto solo es el 1% de la canasta básica familiar. Es el más bajo del continente.
Otra cosa, veamos que acontece en el país con inmensas reservas de hidrocarburos: “en 2023 continuó la escasez de gasolina, afectando la movilidad de las personas y de bienes, a pesar que en el año se consumieron internamente apenas 62 mil b/d en promedio. Como referencia, en el año 2012 se consumieron internamente 300 mil b/d de gasolina”.
Otro caso insólito es que en el país que cuenta con una de las reservas hídricas más grande del planeta Tierra, “la escasez de agua potable es una tragedia cotidiana”, a esas calamidad se suman la del transporte público, las frecuentes fallas de electricidad, la pobreza en general y los bajísimos salarios seguirán azotando al venezolano en 2024. Es el resultado del modelo socialista”.
Por todo lo antes dicho, que es la verdad demostrable en cualquier escenario, es que “el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) documentó 4.351 protestas a nivel nacional durante el primer semestre de 2023, un incremento de 12% en comparación con el mismo período de 2022. Las protestas por los derechos económicos, sociales y culturales (DESCA) se mantuvieron como el epicentro de las movilizaciones, representando el 86% de todas las registradas”.
En conclusión, nada se ha arreglado en un país cuya única salida para librarse de esta catástrofe es realizar este año elecciones libres en las que los ciudadanos elijan a su nueva presidenta, que sin duda será María Corina Machado.
Antonio Ledezma
@AlcaldeLedezma