En medio de los retos que enfrentamos como nación, quiero comenzar este 2024 extendiéndoles un mensaje de esperanza y renovación a todos los venezolanos. Este año, más que nunca, se presenta como una oportunidad crucial para trazar el destino de nuestra querida Venezuela. A pesar de las adversidades, el 2024 se extiende en el horizonte lleno de posibilidades, donde la fuerza de la unión y el compromiso colectivo pueden abrir el camino hacia un futuro más próspero y justo para cada uno de nosotros.
Nos encontramos en un año electoral, un año para ejercer nuestro derecho al voto y escoger el futuro que deseamos. Esta es una ventana de cambio que nos invita a mirar hacia adelante con optimismo y determinación. La expectativa de un nuevo rumbo político resuena en los corazones de todos nosotros. Los vientos de cambios se acercan cada vez más. Sin embargo, no olvidemos que el cambio no es un regalo que nos otorga el destino, es una construcción colectiva que requiere de nuestra participación activa. La reconstrucción de nuestro país está en manos de cada ciudadano. Este no es un esfuerzo individual, sino un compromiso de equipo. Debemos capitalizar el anhelo de cambio, convertirlo en una fuerza impulsora que nos una más allá de las diferencias políticas y nos lleve a trabajar en pro de un proyecto país.
La organización y unidad son pilares fundamentales en este camino. Es hora de dejar de lado las divisiones y sumar esfuerzos. La diversidad de ideas y perspectivas puede ser nuestra mayor fortaleza si la dirigimos hacia un objetivo común: la prosperidad de Venezuela. Merecemos vivir en un país con una economía pujante, que permita a todos gozar de salarios dignos, con servicios básicos eficientes, donde nadie sea perseguido o censurado por pensar distinto y nadie más tenga que migrar a otros países en búsqueda de oportunidades. Este 2024 no solo será un año de cambios, también será un año de reencuentros.
En este año, cada uno de nosotros tiene un rol esencial. La ciudadanía no es un concepto pasivo, es una práctica diaria. La democracia se nutre de nuestras acciones cotidianas, de nuestras decisiones informadas y de nuestro compromiso con valores cívicos. Hagamos ciudadanía en cada espacio posible, desde nuestras comunidades hasta las instancias más amplias de la sociedad. La fuerza de la democracia radica en su ejercicio constante, no solo en las urnas, sino en el respeto mutuo, en la tolerancia a las ideas divergentes y en la participación activa en la construcción de un futuro mejor.
Recordemos que este es un esfuerzo colectivo. Todos somos esenciales, y cada pequeña contribución cuenta. En este año nuevo, renovemos nuestro compromiso con Venezuela. Juntos, como un solo equipo, podremos alcanzar nuestras metas y labrar un futuro lleno de oportunidades y bienestar para todos. Que el 2024 nos encuentre más unidos y fuertes que nunca.
Stalin González