Es un reto especial escribir para publicar este día de los Santos Inocentes pues hay que escoger entre hacerlo en serio o en chanza. Pero en este Macondo venezolano donde nada es verdad ni mentira sino todo según el color del cristal con que se mira, las oportunidades para la guasa se multiplican, crecen, florecen y tienen toda una profusa generación.
El tema del día es: ¿qué hará el gran tribunal del régimen con la candidatura de la valiente María Corina Machado? Ya esta “contraloría” – que no conoce el nombre ni paradero de Tareck Al Aissami o de Alex Saab – les envió los papeles de la presunta “inhabilitación” de la candidata fundamental de la oposición democrática.
Solo cabe especular cuál será la prestidigitación por la cual aquel supuesto ente procedió a juzgar la situación de una señora que en su vida manejó fondos públicos, amén de entender qué les pareció tan grave como para violar la constitución inhabilitándola para ejercer cargos oficiales sin haber sido jamás juzgada – y menos condenada – por un poder judicial “ democrático”.
Contiene uno la respiración para ver las maromas leguleyas que con atrevida procacidad serán capaces de fabricar para justificar el fin de una tragicomedia que por lustros han sostenido algunos de los principales corifeos de esto que llaman gobierno.
Porque salga sapo o salga rana tendrán que hacer verdaderas cabriolas para desdecir lo que tan intensamente han sostenido algunos. Más aún para retratarse por toda la posteridad si osan confirmar semejante disparate.
Tomando en cuenta la extensa trayectoria de cinismo desvergonzado que se ha presenciado en todo este tiempo, nada es de extrañar que el esperado fallo salga en este día de los Santos Inocentes, para poder seguir confundiendo a los pocos incautos que siguen creyendo en una “revolución bolivariana”.
Sea cual fuere el resultado, hay que apreciar la dificultad que tienen ellos en apearse de un tigre cabreado por décadas de burlas, irrespeto, vejámenes, oprobio, abusos y pura insania.
Pero tarde o temprano tendrán que bajarse, y cuando eso ocurra solo los más culpables enfrentarán las peores consecuencias de la justicia por tanta maldad y destrucción.
Porque la gran mayoría de este noble pueblo venezolano es generosa, conciliadora y poco rencorosa; y donde muchos – aterrados por la mala conciencia – se desgañitan vaticinando un baño de sangre revanchista por parte de la oposición, lo más probable es que las cosas se quedarán de ese tamaño, o se limitarán a un posible chaparrón de bien ganadas rechiflas o patadas por el rabo. ¡Feliz Año Nuevo!
Antonio A. Herrera-Vaillant