¡FELIZ NAVIDAD!
Programada la publicación del artículo para el domingo 24 de diciembre, me pareció pertinente terminar de publicar este trabajo sobre el origen de la hallaca, plato navideño tradicional en las mesas venezolanas. Seguro estoy que, con gran dolor, faltará en las mesas de muchos coterráneos a quienes la desesperada situación económica impuesta por el desfasado y fracasado socialismo, comunismo y/o populismo, que los destruye, al igual que en años anteriores, representada por la oscuridad aplicada inclementemente con cortes de electricidad y el desastre en los servicios públicos, falta de combustibles, el deterioro de la infraestructura pública, y la destrucción del salario, no les permitirá elaborarlas; otros tantos ni siquiera tendrán la voluntad de hacerlas porque el sentimiento que los embarga al ver a sus familias desmembradas por la diáspora infame que ha absorbido parte de sus integrantes y a consecuentes amigos, que han emigrado en busca de un mejor bienestar social, tratando de sobrevivir y/o para enviarle alimentos, medicinas y dinero a quienes se han quedado en la otrora “Tierra de Gracia”.
Viene…
Galleoto Cei escribe:
[al maíz] “lo ponen en remojo de un día para otro y lo muelen en ciertas piedras, hechas como se ve en el margen, un poco curvas, dándole encima con otra piedra, que se tiene en las dos manos; pónese una india en cuclillas o arrodillada, por un costado de la piedra, poniéndole encima en su lado cóncavo un puñado del grano y un poco de agua y con la piedra a dos manos lo va moliendo, hasta que lo hace masa, después hacen unas panelitas como pastillas de jabón y las envuelven en hojas del mismo maíz o de caña y poniéndolas a cocer en una vasija grande de tierra, donde caben muchas, dándole a cada indio una o dos y algunas veces las guardan tanto que se vuelven ácidas…(…) y a esta clase de pan llaman aiaccas”.
En ese sentido es importante citar al artículo publicado en la Revista Historia de la Universidad de Los Andes Nro. 17, año 2004 por Enrique Obediente Sosa, de la Escuela de Letras:
“Cei escribe la voz que designa el plato indígena con <i>: “aiaccas”, y no con <gli>, combinación italiana equivalente al ldígrafo español <ll>, con lo cual ahora estamos seguros de que la pronunciación y, por consiguiente, la correcta grafía es con <y> (hayaca) y no con <ll>, como muchos se empeñan sin que haya ningún fundamento que la respalde.”
Esta primitiva hallaca es semejante al “tamal” de mayas, aztecas y otros centroamericanos y la “humita” de los incas. La hallaca que observa Galeotto Cei viene envuelta en hojas del propio maíz o de caña. No se refiere a la caña de azúcar que todavía no había llegado a América, sino a la “caña de indias” autóctona de Sudamérica, que tiene una hoja grande, algo parecida a la del plátano.
El plátano no es traído a América por los conquistadores hasta 1517 aproximadamente; llega a Santo Domingo y de allí lo van trasladando poco a poco a toda la cuenca del Caribe. Los indios no conocían el plátano, en todo caso utilizaban también una especie parecida llamada “bijao” que, si es autóctono de América, pero no da fruto comestible.
Esa primitiva hallaca mencionada por Cei es algo más humilde que sus idénticos hermanos “tamal” y “humita” ya que a diferencia de estos está compuesta de puro maíz, mientras que los otros llevan carnes de rana, roedores, iguana, caracoles, venados u otros animales autóctonos.
Las carnes y los otros ricos manjares son añadidos a la hallaca cuando los conquistadores, colonos y criollos enriquecen aquella primitiva y pobre hallaca de sólo maíz con carnes de cerdo, gallina y res y aceitunas, alcaparras y otros ingredientes traídos de Europa.
Con todas esas evidencias documentales, derivadas de documentos emanados de los registros recopilados por la Academia Venezolana de la Historia, y del British Museum de Londres, entidades de vasta solvencia histórica, queda evidenciado:
1.-Para el momento de la conquista ya existía en Venezuela un pastel análogo al tamal, la humita y los otros pasteles de maíz americanos, que en la parte occidental de Venezuela recibía el nombre de “hallaca”
2.-Para los primeros años de la conquista ya los conquistadores estaban comiendo hallacas.
3.-La forma original de su escritura era “hayaca” y el sonido era más hacia “iaca” que a “llaca”.
4.- Quedan suficientemente descartadas las versiones tanto del origen del alimento, como de su nombre que han circulado en los últimos años.
Agradecemos a nuestro buen amigo y maestro, nuestro expresidente de la Academia de Historia del Estado Carabobo, don Luis Cubillán Fonseca, por la colaboración prestada para la elaboración de esta investigación.
Dios es eterno, y este año, una vez más, debemos celebrar el cumpleaños del niño que, siendo Dios e hijo de Dios, se encarnó para salvarnos del pecado original y traernos paz, armonía y esperanza…
En oración silente, celebremos la bienaventuranza de la Sagrada Virgen María y en compañía de San José abramos al niño Dios las puertas de nuestros hogares con la máxima de San Antonio de Padua…
“Dios no permitiría males en el mundo si de ellos no sacará grandes bienes”.
¡FELIZ NAVIDAD!
“Porque en la fe está la verdadera vida«
Maximiliano Pérez Apóstol