A: “Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte Palacios y Blanco”.
In Memoriam…
Viernes 17 de diciembre de 1830…
Una de la tarde con tres minutos y cincuenta y cinco segundos.
El primer documento publicado de Bolívar fue la “Memoria dirigida a los ciudadanos de Nueva Granada por un caraqueño” (14 de diciembre de 1812) y publicado en la imprenta de Diego Espinoza de los Monteros (Cartagena) en 1813.
La primera recopilación se realizó (en vida de Bolívar y con su cooperación) en Caracas en 1826 con el título de “Colección de Documentos relativos a la vida pública del Libertador de Colombia y del Perú, Simón Bolívar, para servir a la Historia de la Independencia de Sur América” en 21 tomos, impresos en el taller de Devisme Hermanos. Dicha Obra fue llevada a cabo por Cristóbal Mendoza y Francisco Javier Yanes.
La prensa, favorable o contraria a Bolívar, publicó infinidad de artículos durante los años de vida del Libertador.
La primera biografía de Simón Bolívar, fue escrita por su tutor Simón Rodríguez con el título de “El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de la causa social”, impresa en Arequipa (Perú) poco antes de su muerte (1830).
No soy político, menos historiador, más que un análisis político o histórico, se trata de una devoción por el ser humano más grande del cual he tenido conocimiento, he intento no caer en deformaciones historiográficas.
Debido a su arraigo en la cultura popular venezolana la vida del “Libertador”, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte Palacios y Blanco, ha sido objeto de aberrantes manipulaciones de parte de algunos politiqueros o de seudo-historiadores, que se han auto denominado estadistas, ideólogos y/o historiadores. Algunos de ellos se han aferrado a la ideología marxista y la han pregonado obviando, tal vez intencionalmente, los conceptos irracionales emitidos por aquel comunista que presuntamente no supo nunca el significado de la palabra trabajo pero que, para ganarse algunos “DÓLARES AMERICANOS”, con tinta indecorosa y haciéndose eco, especialmente, de las apreciaciones de Ducoudray, escribió sobre Bolívar describiéndolo como: cobarde y traidor, manipulador político, cruel y rapaz, inconstante y con ínfulas monárquicas.
A este respecto, el mismísimo Libertador, desde Popayán, el 6 de diciembre de 1829, en carta a Antonio Leocadio Guzmán, por demás representativo de lo antes mencionado ya había escrito:
“Con mi nombre se quiere en Colombia hacer el bien y el mal y muchos lo invocan como texto de sus disparates”.
Fuente: http://losteques.ucab.edu.ve/
¡COLOMBIANOS!
Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía.
He trabajado con desinterés abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento.
Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro á otra gloria que a la consolidación de Colombia; todos deben trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos, obedeciendo al actual Gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando sus espadas en defensa de las garantías sociales.
¡COLOMBIANOS!
Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria…
¡Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión,
yo bajaré tranquilo al sepulcro!
Simón Bolívar.
Hacienda de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830.
Fuente: www.museobolivariano.org.co
POR EL MÁS GRANDE SER HUMANO QUE HE CONOCIDO…
POR EL PADRE DE LA PATRIA…
POR EL “LIBERTADOR” …
SIMÓN JOSÉ ANTONIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD BOLÍVAR PONTE PALACIOS Y BLANCO…
GUARDEMOS UN MINUTO DE SILENCIO. Hoy 17 de diciembre, a la una de la tarde con tres minutos y cincuenta y cinco segundos.
Maximiliano Pérez Apóstol