El Libertado, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco expresó:
“La suerte de Venezuela, no me es indiferente, ni aun después de muerto”.
Razón por la que, recurriendo a los límites del país, manifestó contundentemente, que la frontera oriental venezolana se extendía hasta el río Esequibo. A pesar que el Reino Unido de Gran Bretaña, había adquirido la Guayana Británica en 1814, mediante un Tratado con Holanda, no estuvo definida la frontera occidental del territorio, y hasta hoy en día, los británicos y guyaneses continúan defendiendo una posición llena de vacíos, afirmando que el territorio Esequibo les pertenece, pero por supuesto, sin mencionar los apresuramientos, manipulaciones y falsedades que se han ido cometiendo en contra de Venezuela desde el siglo XIX hasta hoy, en el que el Gobierno de Guyana ha venido actuando mediante el uso de un poder estructural situacional ilegítimo, que por esencia le pertenece a Venezuela, esperando que vengan terceros actores y den la cara para resolver sus problemas.
El presidente de Guyana, Irfaan Ali, en su visita a la región, realizada en el mes de octubre del 2023, aseguró que no cederá ni una pulgada de territorio:
“Que nadie cometa ni un solo error. El Esequibo es nuestro, cada centímetro cuadrado”.
Ante esta coyuntura, en el que las tensiones negociables se han ido incrementando con las medidas y acciones que el Estado venezolano anunció, sin llegar aún a la materialización respectiva, es obvio que las presiones actuales sobre el asunto, conllevan a la conformación de nuevas variables y realidades que obligan a la concepción de un modelo de actuación diferente, ajustado de forma y de fondo a las realidades geopolíticas, al igual que complejo manejo de las relaciones internacionales que se mantienen aún en el marco de una extraña política exterior venezolana, y a los eventos que se enlazan con la muy delicada situación sociopolítica y socioeconómica del país.
Venezuela debe sopesar el escenario más idóneo, sin olvidar que si las actuaciones de Guyana en el Esequibo luego de la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, en el que todo cuanto ha pretendido realizar no le genera peso jurídico y legítimo alguno en materia de soberanía, también ello es aplicable para el país, sin embargo, un poco de su propia medicina es lo que provoca darle, de manera que el Estado guyanés saboree las amargas implicaciones que turbiamente ha generado con su irresponsable, cínica e imprudente actuación contra la Nación venezolana, al haberle dado la espalda al citado Acuerdo de Ginebra de 1966, demandando al país ante la Corte Internacional de Justicia y otros organismos, mientras otorga abiertamente licitaciones ilegales a empresas transnacionales, con las que ha explorado, explotado y comercializado lo que no es suyo, sustentos que deben obligar a la prudente pero contundente ejecución de las medidas adoptadas, especialmente con las empresas transnacionales que operan ilícitamente tanto en mar como en tierra del Territorio en disputa, indistintamente de la bandera que representan, sumatoria de factores que abren las puertas para consolidar, hoy más que nunca, la frase que supuestamente fue acuñada por Andrés Eloy Blanco a quien se atribuye que dijo (Palabras más, palabras menos):
“El sol que brilla sobre Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo”.
Fuente: curadas.com – C/A (r) Dr. José Chachati Ata.
Sin ser político y menos un analista internacional, podría recordar la historia plasmada hasta en las llamadas películas vaqueras filmadas en los estudios de Hollywood, cuando sus films narran como la nación más poderosa del mundo, los Estados Unidos de América, impusieron su soberanía en el territorio de Texas…
El gobierno federal Yanqui apoyó a los colonos que fueron a habitar aquellos inhóspitos territorios y tuvieron que enfrentarse a las huestes mexicanas y a los indios que defendían su territorio, pero la posesión de aquella región quedó demarcada por la presencia de quienes arriesgaron sus vidas en pos de un mejor bienestar social y económico.
La presencia física de los seres humanos determina la posesión del bien, supongo que esto, hasta el Código Civil venezolano lo determina.
¡Ya basta de errores!
Y sin ser experto en la materia presumo que…
¡Es lo que han venido haciendo guayaneses ante la indiferencia venezolana!
¿Cómo pararlo? Usted ¿qué opina?
Maximiliano Pérez Apóstol