Desde el viernes 8 de diciembre, distintos presidentes y Jefes de Estado han llegado a Argentina para lo que será la investidura de Javier Milei como presidente de ese país, quien el pasado mes de noviembre venció a Sergio Massa en las urnas, obteniendo un 56% de los votos.
El ultraderechista asumirá la presidencia desde este domingo 10 de diciembre cuando se lleve a cabo la ceremonia a las 11: 00 am hora Argentina, con crédito abierto, pero no ilimitado, para una cirugía mayor que saque a la economía de su letargo tras años de inflación y fuertes regulaciones. A los 53 años sucederá el peronista Alberto Fernández y se convertirá en el primer economista en la historia del país sudamericano en ocupar el sillón de la presidencia, a la cual llegó con apenas dos años de militancia política y por fuera de las dos coaliciones que dominaron la escena de las últimas décadas.
Los primeros en llegar a Argentina fueron el expresidente brasileño Jair Bolsonaro (2019-2023) y el actual mandatario de Paraguay, Santiago Peña. Así como el vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, el máximo órgano legislativo de China, Wu Weihua; quien es el enviado del presidente Xi Jinping y el rey Felipe VI de España, quien arribó en horas de la mañana de este sábado, acompañado por el secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo, Juan Fernández Trigo.
Algunos de los que estarán presentes son: Chile, Gabriel Boric; Ecuador, Daniel Noboa; Paraguay, Santiago Peña; y Uruguay, Luis Lacalle Pou, y el primer ministro de Hungría, el ultranacionalista Viktor Orbán. Asimismo, según medios locales, está confirmada la llegada del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, y los cancilleres de Perú, Javier González-Olaechea; y Brasil, Mauro Vieira.
En la toma de posesión estarán ausentes los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y de Colombia, Gustavo Petro. Mientras que los representantes de Nicaragua, Venezuela, Cuba e Irán, a quienes el liberal tacha de dictadores, no han sido invitados.
Con la motosierra como símbolo y un manual ultraliberal, Milei tiene cuatro años para cumplir sus promesas de convertirse en un punto y aparte de lo que ha llamado la “decadencia populista” y hacer a Argentina “grande otra vez”, como el eslogan de su admirado expresidente estadounidense Donald Trump.
Milei avisó a los argentinos que postergaba su proyecto de dolarizar la economía pero que ejecutará un fuerte e inevitable ajuste que ponga las cuentas fiscales en orden y termine con los desequilibrios macroeconómicos. Señaló que el mayor peso recaerá sobre las espaldas de la “casta política”, aunque el perjuicio será generalizado.