#OPINIÓN Guyana Esequiba, la herencia de los errores de Chávez #1Dic

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La disputa limítrofe de Venezuela con Guyana es otra evidencia de la injerencia nefasta del tutelaje  de Cuba en Venezuela. Por causas de afinidad ideológica y política la dictadura cubana siempre se ha opuesto a la reclamación venezolana del Esequibo, postura que, desde luego, impuso al chavismo atrasado y dogmático el fallecido tirano Fidel Castro.

Ello se expresó públicamente por primera vez  el 20 de febrero de 2004 durante una visita del entonces presidente Hugo Chávez a la capital de Guyana, Georgetown. En ese momento éste buscaba aliados en su delirante sed de liderazgo  internacional apuntalada en la millonaria chequera del próspero negocio petrolero.  

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En  esa oportunidad Chávez dijo: “El asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países” Entonces, por razones de conveniencia de política internacional, a partir de 2004, dio un viraje radical para congraciarse con el gobierno de turno en el vecino país. En ese momento el mismo era  dominado por el Partido Progresista Popular de tendencia socialista respaldado por la tiranía de la Habana. Aunque la alianza entre Cuba y Guyana data de los tiempos de la guerra de Angola en la primera mitad de la década de 1970. 

Recordemos que en aquella oportunidad el jurista Hermann Escarrá cuestionó esta conciliadora conducta del entonces primer mandatario nacional. Una conducta influida por los intereses ideológicos y geopolíticos de Cuba que ahora nos da la espalda y se cuadra con Guyana en aras de mejores beneficios.

Entre tanto Guyana ha permitido exploraciones  a empresas del petróleo norteamericanas y chinas. El caso es que extrañamente Chávez engavetó  el problema y guardó silencio ante la presencia de transnacionales en la zona  en reclamación. Todo bajo la determinante influencia  de la dictadura estalinista de  la isla caribeña. 

Así pues en 2015 vuelve en el marco de unas elecciones parlamentarias y un régimen con la popularidad en el suelo. Además cuando Nicolás Maduro se refiere al tema no menciona a las transnacionales  chinas, el apoyo de Cuba a Guyana ni tampoco la etapa comprendida a partir de 2004. 

Lo de Guyana es un asunto prioritario de Estado que sin duda reclama unidad nacional y el concurso de los conocedores de la materia. Es un problema que va más allá de los intereses circunstanciales de un gobierno de turno que no puede ser dejado en manos de improvisados de la diplomacia y politiqueros irresponsables. 

En el camino por recorrer en lo sucesivo se asoman para el régimen unos resultados electorales no favorables al igual que la sentencia adversa de la Corte Penal Internacional sobre crímenes de lesa humanidad. Hechos que colocan en pico de zamuro las elecciones presidenciales de 2024. Se trata de agarrarse desesperadamente de algún palo para sobrevivir.

Por lo que llama la atención que el actual régimen levante las banderas de la reclamación del Esquibo en momentos electorales cuando su popularidad está por el suelo. Por ende, hay que estar alerta con estos arranques de patrioterismo en momentos cuando necesita votos para seguir respirando en el poder. 

Lo de Guyana es otra evidencia de la falta de presencia gubernamental por parte de Venezuela en la zona que ha conllevado a su abandono. Ocurre que sus moradores para sacar la cédula de identidad deben cubrir largos trayectos. Es ahora cuando Venezuela acomete la construcción de una pista de aterrizaje aérea.

Precisemos que en la historia latinoamericana a las tiranías de cualquier signo ideológico siempre les ha caído del cielo este tipo de conflictos para levantar vuelo. Al respecto recordemos la invasión en abril de 1982 a las islas Malvinas por la dictadura argentina, encabezada por el general Leopoldo Fortunato Galtieri. Es cuando unos tiritos con el vecino sacan del apuro de la falta de popularidad al peor de los gobiernos.  

No obstante, los derechos de Venezuela sobre el territorio esequibo son avalados por una tradición histórica y jurídica que data desde los tiempos de la Capitanía General en 1777. Su despojo fue obra del colonialismo inglés, estadounidense y holandés. Visto así, la soberanía e integridad territorial del país no admiten duda ni discusión alguna. Se trata de derechos irrenunciables no sujetos a ninguna consulta ociosa o negociación. En ese sentido somos irreductibles en su defensa, pero alerta ante la pretensión del régimen de utilizarlo a favor de sus intenciones de perpetuarse en el poder. Un asunto más de sobrevivencia que de soberanía.

La posición prepotente, cerrada, agresiva, armada y desconocedora de los derechos de Venezuela, por parte del gobierno de Guyana, requiere una respuesta: contundente, firme, unida, coherente, clara, oportuna pero sin manipulaciones politiqueras que le restan licitud y fuerzas a la reclamación en curso.   

Freddy Torrealba Z.

Twitter: @freddytorreal11

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