Para algunos venezolanos, la privatización de los servicios públicos se torna en el camino más seguro para que mejoren, pues más allá de ser un asunto ideológico es un tema de calidad de vida.
Para José María de Viana, ingeniero civil y expresidente de Hidrocapital, «los servicios son un enorme desafío para el Estado moderno». Así lo expresó en una entrevista con el periodista Román Lozinski.
Comentó que los venezolanos están dispuestos a hacer los respectivos pagos para notar mejoras en la prestación de ciertos servicios, como se ha evidenciado en el área de las telecomunicaciones principalmente en estados como Zulia y Táchira.
Pero, en el caso de la electricidad, esto es algo que aún no se logra. «La Electricidad de Caracas tenía una buena calidad de servicio. Pero el gobierno decidió que fuera ‘un monopolio estatal’ y comenzó a fallar», recordó.
Con el agua las deficiencias vienen desde antes que otros servicios.
«El tema depende mucho de la disposición al pago. Es muy fácil transferir progresivamente al sector privado las telecomunicaciones. En el caso de la energía eléctrica, por segmentos se va transmitiendo la generación», explicó el ingeniero.
Sin embargo, la deficiencias de los servicios públicos son amplias. El experto considera que es la decisión de optar por la privatización debe estudiarse muy bien.
Internet por fibra, la mejor opción para algunos estados
El gobierno entregó 100 licencias a proveedores de Internet en el país y se comenzó a prestar el servicio de fibra óptica por el que los venezolanos pueden pagar, al menos, 40 dólares al mes.
En las zonas vulnerables por la mala calidad de otros servicios esto también es posible. En algunas ciudades como Maracaibo, aunque la escasez de agua es amplia y la electricidad es deficiente, el Internet que tienen es eficiente.
En el caso de San Cristóbal, estado Táchira, un 68% de las viviendas también cuentan con esta opción, según lo explicó De Viana.
En lo que respecta al servicio del agua hay muchos ejemplos en América Latina de cómo funcionaría con privatización, por ejemplo, los acueductos de Chile que se manejan con gestión privada.
«La calidad de vida de las personas depende proporcionalmente de los servicios públicos», afirmó
Otros servicios no serían tan sencillos de privatizar, por ejemplo, el Metro de Caracas, aunque este ha dependido de empresas
«Hacer las cosas bien y sin prisa» es el inicio para una mejora en los servicios públicos de acuerdo al ingeniero. Opina que el proceso de privatización debe venir por la resolución de algunos asuntos por parte del Estado, en algunos casos.
Seguidamente, se invitaría a los prestadores de servicio para las respectivas pruebas que podrían durar unos 3 años.
Agregó el expresidente de Hidrocapital que esto es un trabajo mancomunado entre el sector privado y el Estado para realizar los respectivos contratos.
Además, apuntó, debe existir una reforma en el marco jurídico para que las posibilidades de inversión privada que requieren los servicios públicos pueda darse.