Café negro, fuerte, caliente, sin azúcar y en cantidad suficiente…
No debemos olvidar la campaña publicitaria en donde se nos garantizó el derecho de propiedad, y a la libertad. “Presumo” qué la confianza otorgada por un sector de la población, no puede haber sido ganada con una “aparente” manipulación, menos aún que de la potestad suficiente como para arremeter en contra del sector productivo, más débil… “Los productores de alimentos”.
Los hechos hacen sospechar que el sector honesto y trabajador ha sido encaminado a tan sólo tener, como remuneración, lo estrictamente necesario para satisfacer sus más elementales necesidades, cualquier excedente en su ingreso, el mínimo ahorro, podría ser considerado como el resultado del sistema depredador, oligarca, y capitalista.
No es fácil lograr la consolidación de un sistema de producción que garantice la soberanía alimentaria. El sector primario, los verdaderos campesinos, a quiénes felicito, después de haber sido pioneros, colonos en zonas inhóspitas y de lograr la posesión de la tierra, a quienes el Código Civil les reconoce la propiedad y el derecho de sus bienes, así como también a aquellos que adquirieron este derecho con el pago de un justo precio; a la mayoría de aquellos que han tenido que luchar contra la naturaleza, el mal tiempo, enfermedades y epidemias propias, y de sus animales; fracturas óseas y deterioro de la salud como consecuencia de la inclemencia del trabajo efectuado por años, después de haber dominado plagas, malas hierbas, depredadores de dos y de cuatro patas, expropiaciones, confiscaciones, invasiones, saqueos, robos, secuestros e intentos de homicidio, aquellos que vencieron la carencia de infraestructuras; vialidad, electricidad, vivienda y, han tenido que sobreponerse al secuestro físico de sus seres más queridos, en lugar de dárseles un reconocimiento por su valor, tesón y perseverancia… por haber ofrendado su vida al amor por el campo y la producción de alimentos, “presuntamente”, en las alcabalas se les expropian los bienes de producción de su propiedad, y no se les garantiza la seguridad social.
¿IRRESPETO?
Los ancestros de los habitantes de esta gran tribu llamada Venezuela, nos enseñaban, normas de conducta (a veces tomadas del manual Carreño). Nunca olvidaré las palabras de mi padre (Epifanio Pérez Pérez), de mis maestros y profesores; especialmente de aquel abogado, juez, que me enseñó “Formación Moral y Cívica”, el doctor Pablo Chiossone.
Todos ellos insistentemente pregonaron que la formación ética y moral del ciudadano realmente se efectuaba en el seno del hogar. He allí, la importancia de solidez de la familia, de la integración del hogar bajo principios reales de decencia, integridad, verdadera solidaridad, desprendimiento cristiano, valoración de las pequeñas cosas y de los detalles, goce y respeto mutuo… ¡De la verdadera valoración de la amistad!
De mi padre aprendí qué, un buen negocio comienza con un apretón de manos. Cuando una persona rehúye la mirada, oculta y/o tiene temor de algo. Que existen personas que pasan por las universidades, pero qué, las universidades jamás han pasado por ellos…
Nunca me ha gustado herir susceptibilidades pero, a veces la verdad expresada es quien comete la acción; me refiero a qué, un sector de los caficultores, a quienes realmente, de una u otra forma, nos duele la situación en la cual se extermina la producción cafetalera nacional y por ende a más de ochenta y cinco mil familias productoras, y a su entorno; ocasionando la destrucción de los seres vivos que dependen de la preservación de las zonas en las cuales se realizan las labores del cultivo del café, venimos denunciando desde hace más de veinticuatro años, la situación que atraviesa el abastecimiento de café a la población.
“Presuntamente”, es la demostración del error de la manipulación de quienes llevan años aseverando que en Venezuela existe una producción excedentaria de café, tras el logro de las licencias de exportación, para tener jugosas ganancias con el manejo las divisas, en un mercado que ha marcado negativamente al ingreso de las humildes familias productoras y beneficiado incuantificablemente a muy pocos comercializadores; quienes se han nutrido del hambre y de la miseria de los caficultores.
Este había sido pre determinado como el año máximo en caficultura venezolana, así fue anunciado por los representantes del Ejecutivo Nacional, a quienes compete la responsabilidad de la ejecución de miles de millones de bolívares, destinados a la ayuda de los humildes productores.
¿Qué ha pasado? ¿Quiénes son los responsables del desastre? ¿Quiénes realizan la supervisión, el control, e informan sobre la idoneidad de la ejecución de los Planes? “Presuntamente”, hubo una erogación de Bs. F. 20.000.000.000,00 para la comercialización de café en los Estados Unidos. Sobre la ejecución de esas erogaciones hemos pedido, a los organismos a quienes compete qué, por Notitia Criminis, se investigue su destino. ¿Quién es el responsable del despelote?
“Perdónenme” pero, creo que no puede haber triunfo sobre el daño causado; sobre el dolor de los demás. “Presumo” que es fácil “rescatar” los bienes de quienes han dedicado su existencia en la consolidación de un patrimonio familiar, para repartirlo entre quienes, aún mereciéndolos, no han hecho esfuerzo alguno por tenerlos.
Si el principal objetivo de un gobierno debe ser la felicidad del pueblo…
¿Por qué no se reconocen los Derechos Humanos Constitucionales y legales de los más humildes productores agrícolas, los caficultores? “presuntamente”, violados por la falta de cumplimiento de lo expresamente acordado en Acta de Junta Nacional del Café, del 16 y 17 de junio de 2.004, ratificada en Junta Nacional de julio de 2004 y en sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, en su Sala Constitucional, en el expediente 05-0367, referente al ajuste por inflación de sus ingresos, a través del valor del quintal de café?
Maximiliano Pérez Apóstol