El partido entre Brasil y Argentina por las eliminatorias rumbo a la Copa Mundial de 2026 se vio afectado por incidentes violentos en las gradas del estadio Maracaná.
Los hechos se produjeron en la previa del encuentro, cuando algunos aficionados se enfrentaron entre sí y con la policía, lanzando objetos y provocando destrozos.
Al menos un espectador tuvo que ser sacado del estadio tras acabar sangrando por una herida en el rostro. La policía de Río informó que arrestaron a ocho personas por los disturbios.
La violencia en las gradas provocó que el equipo argentino, con su capitán Messi a la cabeza, se retirara del campo y aguardara en el vestuario hasta que recibió garantías de que la situación se había calmado.
“Era la manera de que se tranquilice todo”, dijo Messi sobre la decisión de irse al vestuario. “Había jugadores que tenían familias ahí. Uno piensa en la familia, no sabe bien qué está pasando y está más pendiente de eso que de jugar un partido. Llegado a ese punto, es secundario”.
La tensión se trasladó al terreno de juego, donde el árbitro chileno Piero Maza mostró tres tarjetas amarillas a Brasil en la primera media hora.
El partido fue muy disputado y con pocas ocasiones de gol, hasta que a los 63 minutos, Nicolás Otamendi se elevó para conectar un cabezazo que le dio la victoria a Argentina por 1-0. El defensor aprovechó un tiro de esquina de Giovani Lo Celso y superó al portero brasileño Ederson.