Gracias al ejercicio práctico que tenían en la guitarra popular, Alirio Diaz y Rodrigo Riera se ponen a la vanguardia en apenas cinco años, afirma el doctor Alejandro Bruzual, quien se graduó de guitarrista ejecutante y obtuvo su doctorado en la Universidad de Pittsburg, de Pensilvania, Estados Unidos, en la especialidad de Literatura y Cultura Latinoamericana, fue fundador y presidente hasta el año pasado de la Sociedad de Musicología Venezolana,y lleva más de treinta años escribiendo sobre la guitarra clásica y los guitarristas más prestigiosos.
Dos de sus 8 libros publicados son estudios biográficos de los afamados artistas torrenses Alirio Díaz y Rodrigo Riera.
El de Alirio Díaz es Guitarra de tierra profunda y el de Rodrigo Riera, La parábola de la tierra.
Al ser entrevistado para El Impulso, revela que aunque Riera le llevaba 54 días de diferencia a su coterráneo Díaz, porque ambos nacieron en 1.923, se vinieron a conocer en 1.939; es decir, a los 16 años, y desde entonces se admiraron y mantuvieron una amistad entrañable, habiendo compartido escenarios en diversas partes.
–Háblenos de la época en que nacieron…
–Era una época muy rural y más para Alirio que venia de un caserío, La Candelaria. Era un momento muy difícil para el país, porque era la época de transición de la Venezuela paupérrima del siglo 19 a la Venezuela petrolera. En ese momento, sobre todo el interior, sufría los rigores de la pobreza.
Alirio era pastor de cabras y de chivos. Haber salido de los estratos más bajos de la sociedad y haber llegado a los más grandes escenarios, indudablemente, es una proeza porque en medio tenía una dificultad muy grande. Una de las cualidades que caracteriza al maestro es el deseo de estudiar porque en La Candelaria apenas se podía aprender hasta segundo grado. Fue un deseo constante el que lo llevó a Carora: el de superación.
Gracias a la protección del maestro “Chío “ Zubillaga, quien se preocupó también por Rodrigo Riera, pudo alcanzar sus altos ideales.
–Y superar la pobreza…
–La cosa económica es más que todo un impedimento. Rodrigo Riera se va a Barquisimeto para dedicarse a la música popular. Tenía que trabajar para poder sobrevivir. Su objetivo era vivir de la guitarra. El del maestro Alirio tenía un impulso hacia la educación muy grande. A los 16 años sacó la primaria y quería seguir el bachillerato porque ansiaba llegar a la universidad para ser historiador. El maestro “Chío” observó que su talento era musical y eso es demostrable en sus cartas en las que dice que Venezuela puede tener una figura relevante, y Alirio Dìaz le da la razón. Se va a Trujillo, y en las cartas que le envía “Chío,” le dice que, así sea pasando hambre, era importante que se formara con el maestro Laudelino Mejías, quien le enseña saxofón. Ahí está la clave de Alirio Dìaz, la contención, para lograr objetivos altos. La clave que transforma al niño pastor en un extraordinario guitarrista.
Rodrigo pasa por la música popular, por los trìos, se va por la composición y tiene en Alirio Díaz uno de sus grandes intérpretes.
–Cuando en 1.945 llegan Alirio Díaz y Rodrigo Riera a Caracas tenían 22 años. ¿No era una edad muy vieja para estudiar música en esa época?
–No en esa época, sino que siempre se ha considerado que la música debe ser una formación muy temprana. Creo y está demostrarlo que ambos fueron niños prodigios. Poseían la capacidad técnica y la comprensión musical muy temprana, pero no tenían cómo expresarla. Un especialista italiano decía que no se explicaba cómo Alirio Díaz había llegado a ser tan genial habiendo estudiado tarde, pero que él lo entendía por el inicio que había tenido en la práctica popular.
No es que ellos comenzaron cuando estuvieron en la Escuela Superior, sino que tenían un aprendizaje en lo popular y eso se explica porque la guitarra en Venezuela es poderosa. El ejercicio popular los preparó para que cuando llegaron al conservatorio no tuvieran que empezar de cero.
Cuando ellos llegan a Caracas, en cinco años nada más con el maestro Raúl Borges, se ponen a la vanguardia de la guitarra.
Tan pronto se va a Europa, al maestro Alirio Díaz se le abren los más importantes teatros y se hace alumno de Andrés Segovia como después lo fue Rodrigo Riera.
–Usted habla de Borges, pero también tuvieron ellos como maestros a Juan Bautista Plaza y Sojo.
–Ahí hay una diferencia. El único maestro de guitarra que tuvieron fue Raúl Borges. Sojo es la figura más importante de la historia musical de Venezuela. Ellos se pusieron al lado de las figuras fundamentales que transformaron la música en Venezuela. Cada uno de esos maestros cumple un rol distinto: Borges los lleva por la guitarra; Sojo por la armonización musical y Plaza por la historia.
–¿Las becas que recibieron del Ministerio de Educación eran muy pequeñas?
–Eran absolutamente miserables, pero estaban muy necesitados ambos. Esas becas tardaron un año en hacerse efectivas. Al maestro Alirio se la dieron en el 50 y al maestro Riera en el 51. Al año se la quitaron a Alirio y pasó un tiempo para que se la renovaran.
Pero, estaban tan necesitados que ellos tuvieron que juntarse con Guillermo Morón para compartir un mínimo apartamento en Madrid, porque carecían de dinero. El maestro Alirio Díaz estuvo muy agradecido de esa beca porque le abrió las puertas de Europa al permitirle una mayor formación en sus contactos con museos, grandes conciertos y hacer amistad con otros músicos e intelectuales.
–¿Era Andrés Segovia el guitarrista más importante?
–No tanto como el más importante, sino que logró sacar a la guitarra del cuarto oscuro en que estaba en el siglo 19 cuando sólo era para los guitarristas. La llevó a los grandes conservatorios, a los grandes escenarios, a los grandes públicos. Alirio es su alumno en 1.951 y Riera, en 1.954. Es el encuentro con un gran concertista de muchísimo prestigio, que les va a ayudar a abrir puertas. Hacer una carrera significa muchos inconvenientes para conseguir teatros y casas disqueras.