La paz, ese anhelado estado de armonía que permite el desarrollo y el progreso social, encuentra su fundamento en la capacidad de ser tolerantes con aquellos que piensan y viven de manera diferente a nosotros. La tolerancia va más allá de aceptar pasivamente las diferencias: implica activamente respetar y comprender puntos de vista que pueden distar considerablemente de los nuestros. También se manifiesta en ser tolerantes con aquellos que han sido criados en entornos distintos, han recibido educación diferente y han desarrollado visiones del mundo únicas.
En la diversidad de religiones y posturas políticas, la tolerancia desempeña un papel crucial. Al reconocer y respetar la variedad de creencias y opiniones, creamos un espacio donde el diálogo puede florecer. La tolerancia no implica renunciar a nuestras convicciones, sino cultivar un ambiente donde la convivencia pacífica sea posible a pesar de nuestras diferencias.
Un ejemplo tangible de lo que la tolerancia puede lograr se encuentra en la creación de coaliciones políticas. Estos espacios reúnen a diversas corrientes de pensamiento, todas guiadas por un denominador común: los valores y el civismo, que atienden a una necesidad. A pesar de las divergencias ideológicas, la tolerancia permitió la construcción de un frente unido con el objetivo común.
Gracias a la tolerancia podemos construir una sociedad más justa, donde intercambiar ideas sea el camino para alcanzar soluciones más efectivas. La intolerancia genera división y enfrentamiento, mientras que la tolerancia anima a la sana convivencia, permitiendo a las personas expresar sus opiniones sin temor a ser perseguidos ni criminalizados.
Durante años, se han difundido acciones y discursos impregnados de valores negativos que han provocado una marcada división entre los venezolanos, y es necesario que esta tendencia se detenga. En lugar de perpetuar la confrontación, nuestra nación necesita promover el encuentro.
Esta llamada no implica tolerar el mal o las injusticias, sino más bien, respetar las opiniones y creencias de los demás. Se trata de reconocer la diversidad de nuestro país y trabajar juntos para construir soluciones que beneficien a toda la sociedad, aun en medio de nuestras diferencias.
Es crucial que, en todos los ámbitos de la vida, apostemos por la tolerancia y el respeto hacia la diversidad. Solo así podremos avanzar hacia un futuro donde la convivencia pacífica y el intercambio de ideas sean la norma. La tolerancia no solo es un regalo que nos hacemos mutuamente, sino una inversión en la construcción de un país más compasivo y unificado.
En este momento histórico que vivimos en Venezuela, necesitamos más que nunca de valores como la tolerancia, para alcanzar un futuro más inclusivo, democrático y próspero.
Stalin González