Leonel Martínez tiene 60 años, pero no se rinde. Su pasión por el tiro deportivo lo ha llevado a competir en los más altos niveles, y a conseguir un logro que pocos pueden igualar: clasificarse para unos Juegos Olímpicos después de 40 años de su primera participación.
Su historia es una lección de perseverancia, de disciplina, de fe. Una historia que inspira a otros atletas, y también a quienes no lo son.
Todo comenzó en 1983, cuando ganó la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Caracas, en la prueba mixta de foso. Al año siguiente, debutó en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984, con solo 20 años.
Desde entonces, no volvió a pisar el escenario olímpico. Pero nunca dejó de entrenar, de competir, de soñar.
Cuatro décadas después, su sueño se hizo realidad. En los Juegos Panamericanos 2023, obtuvo otra medalla de plata, esta vez en la final masculina de foso. Con ella, se aseguró una cuota olímpica para Venezuela, y el Comité Olímpico Venezolano ya confirmó que lo incluirá en el equipo nacional de tiro para París 2024.
Así, Leonel Martínez volverá a unos Juegos Olímpicos de París 2024 con 60 años, y con la ilusión intacta.
Su espera de 40 años entre dos participaciones olímpicas sería la segunda mayor de la historia, solo superada por el jinete japonés Hoketsu Hiroshi, que esperó 44 años entre Tokio 1964 y Beijing 2008.
El venezolano es un ejemplo de que nunca es tarde para cumplir los sueños, y de que la edad no es un obstáculo para el deporte. Es un tirador que espera 40 años para volver a unos Juegos Olímpicos, y que está dispuesto a darlo todo por su país.
«La edad es solo un número», esa es la consigna que utilizó el Comité Olímpico Venezolano para resaltar la labor de Martínez.