Islandia se encuentra en una situación de emergencia tras registrar más de 550 terremotos en los últimos tres días, que han elevado la probabilidad de una erupción volcánica en la península de Reykjanes, al suroeste del país.
Las autoridades han ordenado la evacuación preventiva de la ciudad de Gindavík, a 50 kilómetros de la capital, Reikiavik, y han advertido a la población de los riesgos de la contaminación por gases volcánicos.
Según la Oficina Meteorológica de Islandia (OMI), la actividad sísmica se debe al desplazamiento de una gran cantidad de magma en un área que se extiende desde Sundhnjúkagígar, en el norte, hacia Gindavík, en el sur. Los científicos estiman que el magma podría llegar a la superficie y provocar una erupción basáltica efusiva, que produciría un flujo lento de lava por varios kilómetros, con pocas emisiones de ceniza.
Los signos que se observan actualmente son similares a los que precedieron a la primera erupción del volcán Fagradalsfjall, que tuvo lugar en marzo de este año. Esa erupción, que duró varios meses, generó fuentes y ríos de lava, que atrajeron a miles de visitantes, sin causar mayores daños ni interrupciones en el tráfico aéreo.
La OMI ha informado que la erupción podría ocurrir en cuestión de días o incluso horas, y que se está monitoreando de cerca la situación. También ha recomendado a los habitantes de la zona que mantengan las ventanas cerradas, que eviten acercarse al área de la posible erupción y que sigan las instrucciones de las autoridades. Asimismo, ha señalado que la erupción no supondría una amenaza para la vida humana ni para la infraestructura, siempre y cuando se respeten las medidas de seguridad.