En su acostumbrado mensaje dominical, este 12 de noviembre el Papa Francisco invitó a renunciar al tiempo delante de la pantalla del teléfono para mirar la luz en los ojos de los demás, en el propio corazón, en la mirada de Dios hacia nosotros.
La diferencia entre la sabiduría y la necedad centra la alocución del Papa antes del Ángelus de este domingo. Ante los fieles y peregrinos presentes en una Plaza de San Pedro sumergida en un gris otoñal, Francisco habla de la preparación y el cuidado de la vida interior, que implica abandonar las apariencias, mirarnos a nosotros mismos y detenernos a escuchar el corazón, atender los pensamientos y los sentimientos, reseña Vatican News.
“Nos miramos a nosotros mismos y vemos que nuestra vida corre el mismo riesgo: hoy estamos muy atentos a las apariencias, lo que nos importa es cuidar bien nuestra imagen y dar una buena impresión ante los demás. Pero Jesús dice que la sabiduría de la vida está en otra dimensión: en cuidar lo que no se ve, pero que es más importante, porque está dentro de nosotros. Es el cuidado de la vida interior”.
Francisco explica que el cuidado de la vida interior implica detenerse a escuchar al corazón, atender los pensamientos y sentimientos.
“La vida interior no se improvisa, no es una cuestión de un momento, de vez en cuando, de una vez para siempre; hay que prepararla dedicando un poco de tiempo cada día, con constancia, como se hace para cada cosa importante”.
Como siempre, el Papa concluye el Ángelus con una invitación a reflexionar, esta vez, para saber cómo está el aceite de nuestras almas, si lo alimentamos y conservamos, o si distraídos en la cotidianidad de la vida “intentando ahorrar algo”, “pensando en una casa o en un coche nuevo o en proyectos concretos”, no estamos dedicando tiempo “al corazón, a la oración, al servicio a los demás, al Señor que es la meta de la vida”. Y así, el Pontífice encomendó a la Virgen a que nos ayude a custodiar el aceite de la vida interior, reseña el medio oficial de la Santa Sede.