#OPINIÓN Sin peines ni casquillo #2Nov

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Las recientes primarias han confirmado un gran éxito político de María Corina Machado al posicionarse sin ambages en rechazo absoluto a todo lo que representa una farsa que se quiere disfrazar de “revolución

El 22 de octubre fue un golpe fulminante al celosamente custodiado mito de hegemonía popular creado por el régimen. Demostró que el “traje del Emperador” no existe; y que el tema de las sanciones le importa un bledo al común de la gente en Venezuela.

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El rechazo al despotismo fue a todos los niveles – de Catia a Petare y en toda la provincia; y se multiplicará la mamadera de gallo ante cualquier nuevo libreto que puedan inventar, incluso un referendo. 

La satrapía ha sacado su principal entelequia “jurídica” para “suspender” un evento entre particulares, extraoficial, voluntario y sin efecto legal alguno: Pero están chillando cual maridos cornudos ante un hecho públicamente consumado y con efectos irreversibles. La necia sentencia es fanfarronada o preludio a nuevos zarpazos de bestias entrampadas. 

Por ahora es hazmerreír de la comunidad jurídica mundial.

María Corina ahora tiene el reto de mantener aglutinado – y aumentar hasta 2024 – un amplio universo de ciudadanos que – por lo que sea – anhela extinguir a la dictadura; porque es indispensable una aplastante mayoría nacional para sobreponer a la maquinaria ventajista, abusiva, tramposa e inescrupulosa montada por el régimen. 

Jamás habrá total unidad o unanimidad pues siempre aparecen extemporáneos que – por lo que sea – se presentan como alternativas. Pero sí es posible aglutinar votos alrededor de una candidatura viable que simbolice el rechazo total a la dictadura, sin medias tintas, y que la economía del voto haga el resto. 

La palabra clave está en la viabilidad y por eso la tiranía se dice irreductible las inhabilitaciones; y los inhabilitados hacen bien en no referirse al tema, pues la solución no está en sus manos. Son otros los elementos los que tendrán que dar esa batalla.

Ante semejante panorama se impone el precepto de que quien menos errores comete triunfa; y una forma de lograrlo es escoger muy bien las batallas y no distraer la discusión en temas secundarios o inoportunos, ya sean jurídicos, económicos o ideológicos. 

Cada cosa tiene su momento y hay muchos puntos que será más lógico dirimir después, en democracia, una vez que la dictadura desaparezca. 

Por ahora lo esencial parece ser seguir aglutinando, sumando apoyos y cosechando el descontento popular bajo la batuta de la valiente y emblemática María Corina: Sin dibujo libre, comer casquillo o pisar peines.

Casquillo: En Venezuela comer casquillo es creer los cuentos o amenazas de un provocador. Pisar un peine es caer en una trampa tras haber sido provocado

Antonio A. Herrera-Vaillant

[email protected]

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