Tiene sentido interrogarse, una vez concluida la elección primaria con más perjuicios que juicios. Por lo general, en una democracia, corrompida, fallida y desconectada, las derrotas, inescrupulosamente pretenden revertirlas en triunfo, porque donde hay clientela, algo queda. Por supuesto, que no todos los llamados a sufragar concurrieron a la convocatoria, por lo demás inédita, caracterizada por el civismo que extrañamente respeto al régimen al que ahora pretende emborronar. Todo indica, que participaron más de dos millones de personas, reflejando una ganadora y en consecuencia derrotados, comenzando con los partidos políticos, a quien el pueblo les retiro su confianza por no enmendar la plana, observándose un excesivo protagonismo sin duda castigado. Si bien, es un derecho aspirar a cualquier cargo de elección popular, no menos cierto es que, de lo que se trata es de estar en sintonía con las realidades del pais, las aspiraciones y necesidades y no para satisfacer personalismo que mucho daño le han hecho al país.
A nuestro juicio, el mensaje recibido es hacia la construcción de un nuevo liderazgo ante uno agotado, desconectado, en la Venezuela de su peor crisis, por la falta de responsabilidad que en su momento no asumieron, despreciando al ciudadano como lo define la Constitución de la República. Hubo también un mensaje a las organizaciones políticas, promotoras de la democracia, pero conducidas por autocracias, irrespetado a sus propios militantes. El mensaje es, para la recuperación de esos partidos, mediante métodos democráticos y si algo hay que revisar con tranquilidad, es toda la legislación electoral existente.
En aquel sentido, después de la alta votación de la ciudadana María Corina Machado, ocupa un segundo lugar el ciudadano Carlos Prosperi con 112.523 votos, para terminar con la estratégica malcriadez, de desconocer los resultados que es harina de otro costal. Respondamos entonces a la interrogante de este Picapedrero ¿Y ahora que en Lara?
Como es conocido, la candidatura de Prosperi fue apoyada por el ciudadano Henry Falcón, reelecto alcalde de Barquisimeto y por igual gobernador del estado, que corrobora un liderazgo ya histórico, que por abusar del mismo, ahora se le desconoce, siendo en consecuencia, el gran derrotado en Lara, mediante el cambalache de su potencial electoral a Prosperi a cambio de su respaldo, a la elección de gobernador ¡cálculo errado! Porque se puede mantener una clientela para llenar espacios y dar la sensación de poder de convocatoria, pero el ciudadano, como colectivo, no olvida las andanzas de Henry Falcón, quien tiene entre otras menudencias tiene expediente abierto por hechos de corrupciones en la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia y no por denuncias nuestras, sino por figurines de la entonces «Mesa de la Unidad Democrática» larenses (MUD) de los cuales después, los tenía en la cartera. En ese corre y corre recordemos, cómo sería traicionado en sus reiteradas aspiraciones a la gobernación en 2016, donde obtuvo el respetable voto de 323.231, es decir el 40.37% de los electores ¿qué pasó? que para el momento se prefirió a un colega suyo de procedencia chavista, como hoy Prosperi, que es cuña del mismo palo, para decir con El Quijote <>
¿Cómo y porqué, se pudo esfumar en sólo 7 años aquella confianza, para haberle aportado poco o nada a su socio? El último boletín de la Comisión de Primarias dio 112.523 votos a Prosperi, un 4.61% en el país y en Lara «4.532» sufragios que no alcanzan para una concejalia, con lo cual cabe preguntarse ¿Se mantendrá el acuerdo Falcón – Prosperi, a pesar del velorio, dónde viudas desconsoladas ahora, no quieren saber nada de nada del impróspero candidato?
Vistas así las cosas ¿se va a insistir en jugar con un ¡pueblo arrecho!? Se oyen candidaturas, a las posiciones próximas a elegirse ¡Por favor a bañarse y absténganse las cebras!
Jorge Ramos Guerra
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