En primer lugar, debo hacer una aproximación a lo que podría ser y representar el concepto de masas, desde la connotación de aglomeración de personas. En ese contexto, masas es un conjunto de individuos que se reúnen o se agrupan en un lugar específico o comparten un interés, una identidad o una característica común. Pueden ser pequeños grupos o multitudes y pueden organizarse como audiencias, congregaciones, manifestaciones, eventos deportivos, seguidores en redes sociales o cualquier otra situación en la que un número significativo de personas se une por una razón específica.
Definido el término masas, analicemos ahora la rama de la ciencia que las estudia. La psicología de masas explora el comportamiento colectivo de los individuos en sociedad. Desde la antigua Roma hasta la era de las redes sociales, la comprensión de cómo las masas piensan, sienten y actúan en política ha sido crucial para los líderes y estrategas políticos. Sin hacer un sesudo análisis, intentaré explorar cual ha sido la influencia de esta área de las ciencias del comportamiento en la política, destacando la forma en que los dirigentes políticos han utilizado este conocimiento para sus propios fines y los desafíos que esto plantea en una sociedad democrática.
Gustave Le Bon, uno de los pioneros en el estudio de la psicología de masas, argumentó que las personas, cuando se unen en grupos, tienden a comportarse de manera diferente a como lo harían individualmente. Las multitudes son propensas a la sugestión, la emoción y la simplificación de ideas, lo que puede llevar a la irracionalidad y a la toma de decisiones impulsivas. En el ámbito político, esta dinámica puede ser especialmente relevante.
Los dirigentes políticos a lo largo de la historia han utilizado estrategias retóricas basadas en la influencia sobre las multitudes para movilizar a sus seguidores. Adolf Hitler, por ejemplo, empleó discursos apelando a emociones y prejuicios para consolidar el apoyo de las masas en la Alemania nazi. También, figuras como Martin Luther King Jr. recurrieron a esa estrategia para movilizar a la población en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos.
La era de la comunicación digital ha proporcionado a los políticos nuevas herramientas para influir en grandes sectores. Las redes sociales, en particular, han demostrado ser un medio efectivo para la movilización de seguidores y la difusión de mensajes políticos. Campañas exitosas como la de Barack Obama en 2008 y la de Donald Trump en 2016 utilizaron estrategias de psicología de masas para llegar a un público amplio y generar apoyos entusiastas. Plataformas como Facebook, Twitter e Instagram proporcionan herramientas poderosas para llegar a millones de personas en tiempo real. La segmentación de audiencia, la personalización de mensajes y la capacidad de generar virales han transformado la política en una actividad altamente influenciada por estas estrategias.
Centrándonos en nuestro país, Hugo Chávez utilizó sus habilidades para aplicar estrategias de psicología de masas en su desempeño político. Carismático orador, capaz de conectarse emocionalmente con la gente, utilizó una narrativa de lucha contra las élites venezolanas, pero también contra las estadounidenses. Controló de manera férrea los medios de comunicación estatales para difundir su propaganda sin medida. Aplicó las llamadas «misiones» en las áreas de educación, salud y alimentación para recuperar el apoyo popular perdido. A través de su encendido discurso populista, pretendió simplificar los problemas, ofreciendo soluciones sencillas a los grandes problemas del país, esta estrategia enamoró a las mayorías, pero polarizó a la sociedad venezolana y arruinó la economía del país.
La revolución digital también ha dado lugar a preocupaciones. La difusión de noticias falsas, la burbuja de filtro que expone a las personas solo a puntos de vista afines y la creación de comunidades en línea radicalizadas, son ejemplos de los riesgos que la psicología de masas en línea puede representar para la democracia. Es esencial encontrar un equilibrio entre el uso efectivo de estas herramientas y la preservación de la integridad del debate público.
La psicología de masas continúa siendo una herramienta influyente en la política, especialmente en la era de la comunicación digital. Los líderes políticos deben estudiar y aplicar esta herramienta para movilizar a sus seguidores, pero también deben asumir la responsabilidad de utilizar este conocimiento de manera ética. La democracia se fortalece cuando el debate político es informado y respetuoso, y la sociedad debe ser consciente de los desafíos que esta rama de la psicología plantea para garantizar un proceso político justo y equitativo.
Noel Álvarez
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE