Desde lo alto de la montaña por donde caminan nuestros hermanos luchando contra el viento y el frío, desde lo profundo de la selva, cruzando caminos pantanosos enfrentando tigres, caimanes y mercenarios infernales, desde las aguas de ríos turbulentos que se tragan niños, ancianos y mujeres embarazadas, desde el dolor abierto por la patria perdida, surge el grito y la oración de esperanza, hoy es el día.
Hoy no hay agua salada que inunde el corazón de naufragios y tormentos, hoy la esperanza es una bandera que ondeará exitosa sobre las tumbas y los recuerdos de tiempos encrespados, hoy seremos la paz en tropa disciplinada y valiente que enfrenta al futuro con la luz infatigable de los presentimientos de bondad.
Hoy es el día que la mirada recorrerá la lista de sufrimientos en las calles, de las inmensas colas antigua para comprar un kilo de harina de maíz y las colas actuales para echar gasolina daña motores, una mirada hacia el asesinato de estudiantes ante los ojos aterrados de sus madres y la tortura espantosa que reciben hoy los presos políticos en los infiernos amurallados de cemente que son las cárceles del régimen.
Hoy es el día cuando pondremos al miedo en una bolsa plástica para echarla en el camión de desperdicios, sacudiremos nuestra sensibilidad con la emoción de un nuevo camino a recorrer, donde la vida hecha mujer valiente y hombre alentado por la dignidad, serán vanguardia definitiva y contundente contra los espasmos de maldad que sacuden el pecho vulnerable de unos autócratas que condenaron a la miseria a millones de compatriotas, bajo el inmenso toldo de una bandera roja tejida con hilos de sangre ciudadana.
Hoy caminaremos lo que haga falta para llegar temprano a la boleta de votación y allí estampar el signo de libertad sobre el nombre que nuestra ilusión decida, siempre confiando que todos los nombres serán uno solo que en magnificencia de campanas melódicas será el nombre que encabezará la gran marcha triunfante, pacífica, constitucional, unitaria, solidaria y amorosa que llegará a la meta presidencial para cambiar el rumbo de tragedia que sufrimos por un rumbo nuevo de progreso, fraternidad y alegría popular.
Hoy es el día, que nadie con alma buena se quede en sus casa y piense que su voto no hará falta, porque en esta gran suma que es Venezuela cada voluntad es necesaria para empujar en colectivo hacia la recuperación de la democracia, ahora ajada y mancillada por el oprobio y urgida de un esfuerzo integral donde cada uno de nosotros debe portar la hermandad como arma de liberación para que nuevamente tengamos un país honorable que sea ejemplo mundial de paz, trabajo y superación.
Jorge Euclides Ramírez