El ritual comienza con la espera de la colada de la mágica infusión; la ebullición del negro brebaje hace propagar el aroma inconfundible que nos anuncia la ventura de poder degustar al mejor café del mundo… “el café venezolano”. Sorbo a sorbo se incentiva el intelecto y caemos en la meditación sobre lo cotidiano; comenzamos a quitar espacio al futuro y vamos desgastándolo a medida que se suman los tics tac en nuestro reloj.
Recordando a Andrés Eloy Blanco y a su Andina Loca, tomo palabras de su poema eterno y las adaptó a la actual situación del país:
“SUBIDA, BAJADA, Y BRINCO” …
Presumo que es realmente inaceptable, que los gobernantes del país que ha tenido los mayores ingresos monetarios, provenientes de la actividad petrolera, durante un periodo de más de 10 años, no hayan tenido la prevención de conservar los recursos necesarios para enfrentar una contingencia financiera.
Supongo incongruente qué, repartiendo “nuestro dinero” en otros países se haya utilizado a un sistema que ha sido atacado continuamente, como lo es el capitalismo, en pro del extremo contrario, el socialismo o comunismo, para que “ahora”, la inexorabilidad de la realidad nos demuestre que los recursos financieros que pertenecían al pueblo y que debían haberse utilizado para solventar necesidades prioritarias para las comunidades, fueron despilfarrados y/o sustraídos corruptamente, sin tener ningún escrúpulo y mucho menos de control.
Es humanitario socorrer al vecino en tiempos de dificultades; pero, no debe ser aceptable el desproteger a nuestras familias, a nuestros padres, a nuestros hijos, para beneficiar a extraños.
Es falso que Venezuela alguna vez fue una potencia, con carencias de algunos bienes éramos un país en vías de desarrollo. Nunca apoyaré a un Estado que obtenga su sostén a través de las dádivas, presumo que es un Estado malhechor, de poblaciones serviles.
“NO SE DEBE DAR EL PEZ, NECESARIO ES ENSEÑAR A PESCAR”.
Por tener la autoridad y los recursos suficientes, el Estado debe cumplir con su responsabilidad dotando a la población con infraestructuras viales, educativas, de salud, de esparcimiento, etc., evitando recurrir a impuestos irracionales para mantener el aparato burocrático y seguir fomentando la corrupción, o alimentando el voraz apetito monetario de un sector al cual se privilegie.
“La leyenda de Robín Hood tiene su origen en la lucha en contra de los recaudadores de impuestos de un eternizado Rey”.
Supongo que no se debe apoyar a un Estado que regale los medios con los cuales, los venezolanos que están en la miseria podrían superar ese grado de pobreza extrema, caracterizado por el hambre, la desnutrición y por enfermedades ya combatidas.
Estamos culminando un año que no ha sido bueno, ni en productividad, ni en calidad de lo producido, obligatoriamente, debemos prepararnos para el próximo. Los venezolanos hemos demostrado que nos crecemos en las dificultades, hemos sobrevivido a oprobiosas situaciones; a la falta de combustibles: gasoil, gasolina y gas; a grandes escasez de alimentos y de productos de primera necesidad; a la hiperestanflación que destruyó el sistema de financiamiento del país; a la ausencia de insumos y de repuestos necesarios para la producción y dar mantenimiento a maquinarias y equipos; a las sustitución de maquinarias y equipos de primera calidad por marcas que, a veces, ni siquiera dan garantía; a la destrucción de infraestructuras públicas, como hospitales, escuelas, liceos, universidades y vialidad; a los continuos y constantes cortes y fallas de energía eléctrica, que destruye los aparatos indispensables para activar el sistema productivo y los electrodomésticos de humildes hogares.
Considero que, como miembro de la “Red de Instituciones Larenses,” al referirme al suministro eléctrico, tengo el deber de hacer un inciso especial:
El problema de la electricidad en nuestra región se ha tornado insoportable y nadie se responsabiliza de los daños colaterales ocasionados, sobre todo a niños y ancianos.
¿Alguien llevará una estadística de cuántos de ellos se han quedado encerrados en un ascensor y el pánico que les ocasiona; cuántos enfermos que necesitan la electricidad para sobrevivir, como es el caso de los que sufren enfermedades pulmonares y necesitan la asistencia de un nebulizador, etc., etc.?
¿Cuántos ancianos o discapacitados han tenido que subir ocho, diez y más pisos por un corte de energía eléctrica que le impide utilizar los ascensores, cuántos de ellos han tenido que escalar esas alturas con garrafones de agua, porque no les llega el vital líquido por tubería y no pueden utilizar el ascensor?
¿Se habrá calculado cuántas horas hombres laborables se habrán perdido en una nación que le urge producir con productividad?
Así como estos son unos pocos ejemplos de lo que cotidianamente sufre el ciudadano venezolano, también es de no olvidar que, días atrás, en un acto político se fue la energía eléctrica y el máximo funcionario de la institución que suministra el servicio eléctrico en el estado Lara fue destituido de sus funciones. ¿Privilegios y tratos crueles?
¡COSAS VEREDES… SANCHO!
Dejemos de creer en fantasías propias de los corazones adolescentes y utilicemos el cerebro capaz de la mayoría de los adultos. Más que de política es un asunto de lógica y de razón…
Tengo confianza en que una vez más los venezolanos saldremos fortalecidos de esta experiencia.
Maximiliano Pérez Apóstol
