El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sumó fuerzas el miércoles con un importante rival político para crear un gabinete de guerra que supervise la lucha para vengar el ataque del fin de semana perpetrado por militantes de Hamás, que desencadenó la guerra que ha cobrado al menos 2.400 vidas en ambos bandos hasta el momento.
En la aislada Franja de Gaza, gobernada por Hamás, el sufrimiento palestino aumentaba a medida que los bombardeos israelíes demolían barrios y la única central eléctrica se quedaba sin combustible.
El nuevo gabinete establece un cierto grado de unidad tras años de amargas divisiones políticas, y mientras parece cada vez más probable que el ejército israelí lanzará una ofensiva terrestre en Gaza.
El gobierno israelí está sometido a una intensa presión pública para derrocar a Hamas después de que sus militantes cruzaran la valla fronteriza el sábado y masacraran a cientos de israelíes en sus casas, en las calles y en un festival de música al aire libre.
En un discurso televisado el miércoles por la noche, Netanyahu afirmó que entre las víctimas había niños y niñas que fueron atados y que tenían disparos en la cabeza, personas quemadas vivas, mujeres violadas y soldados decapitados.
Los señalamientos del primer ministro no pudieron confirmarse de forma independiente, y las autoridades no ofrecieron detalles.
Netanyahu prometió «aplastar y destruir” a Hamas. “Todo miembro de Hamas es hombre muerto”, aseveró en su discurso.
Los combatientes de Gaza tienen como rehenes a unas 150 personas que fueron tomadas de Israel —soldados, hombres, mujeres, niños y ancianos—, y han disparado miles de cohetes contra Israel en los últimos cinco días.
El gabinete, que se centrará únicamente en cuestiones de guerra, estará encabezado por Netanyahu, Benny Gantz —un alto cargo de la oposición y exministro de Defensa— y el actual ministro de Defensa, Yoav Gallant.
Sin embargo, las divisiones políticas de Israel persisten. El principal líder de la oposición del país, Yair Lapid, fue invitado a formar parte del gabinete, pero no respondió de momento a la oferta. Al parecer, el resto de los actuales socios de gobierno de Netanyahu, un conjunto de partidos de extrema derecha y ultraortodoxos, permanecerían en sus puestos para ocuparse de cuestiones no bélicas.
Los bombardeos de Israel contra Gaza han arrasado manzanas enteras y han dejado un número desconocido de cadáveres bajo los escombros. Una ofensiva terrestre en Gaza, cuyos 2,3 millones de habitantes viven hacinados en una diminuta franja costera, provocaría probablemente más bajas entre los combatientes de ambos bandos.
El número de muertos en Gaza ascendió a 1.200 a primera hora del jueves, según el Ministerio de Salud palestino, incluidas 51 personas muertas en lo que el ejército israelí calificó de ataque a gran escala antes del amanecer.
En tanto, el ejército israelí reportó que más de 1.200 personas, entre ellas 189 soldados, han muerto en Israel, una cifra asombrosa que no se veía desde la guerra de 1973 con Egipto y Siria, la cual duró semanas.
Hamas lanzó el miércoles una andanada de cohetes contra la ciudad israelí de Ascalón.
La ONU informó a última hora del miércoles que el número de desplazados por los bombardeos de Israel se había disparado un 30% en 24 horas, hasta 339.000, dos tercios de los cuales se hacinaban en escuelas de la ONU. Otros buscaron refugio en los cada vez menos numerosos barrios seguros de la franja de tierra de sólo 40 kilómetros (25 millas) de longitud, encajada entre Israel, Egipto y el mar Mediterráneo.
Al caer la noche, los palestinos quedaron sumidos en total oscuridad en amplias zonas de Ciudad de Gaza y en otros lugares, después de que la única central eléctrica del territorio se quedara sin combustible y fuera apagada el miércoles. Sólo algunas luces de generadores privados seguían brillando.
Israel ha impedido desde el lunes la entrada de alimentos, agua, combustible y medicinas en el territorio. El único paso fronterizo que quedaba desde Egipto fue cerrado el martes tras los bombardeos israelíes en las inmediaciones.
El mayor hospital de la Franja de Gaza, Al-Shifa, sólo dispone de combustible suficiente para mantener el suministro eléctrico durante tres días, según Matthias Kannes, funcionario de Médicos Sin Fronteras en Gaza. La organización declaró que los dos hospitales que gestiona en Gaza se estaban quedando sin material quirúrgico, antibióticos, combustible y otros suministros. “En tres días se han agotado las reservas de emergencia para tres semanas”, declaró Kannes.
Ghassan Abu Sitta, cirujano reconstructor en Al-Shifa, dijo que tenía 50 pacientes esperando para pasar por el quirófano mientras se trata a los heridos más graves.
“Ya estamos por encima de la capacidad del sistema para hacer frente a la situación”, señaló. Al sistema de salud “le queda el resto de la semana antes de colapsar, no sólo por el diesel. Todos los suministros escasean”.
La Media Luna Roja Palestina indicó que a los generadores de otros hospitales se les agotará el combustible en cinco días. Los edificios residenciales, incapaces de almacenar mucho diesel, probablemente se quedarán a oscuras antes.
Egipto y grupos internacionales han estado pidiendo corredores humanitarios para hacer llegar la ayuda a Gaza. El miércoles había camiones cargados de combustible y alimentos en el lado egipcio del paso fronterizo de Rafah, pero no pudieron entrar en Gaza, dijo un funcionario de seguridad egipcio, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con la prensa.
En el campamento de refugiados Jabalia de Gaza, trabajadores de rescate y civiles llevaron a un hombre cubierto de sangre y hollín hacia las ambulancias después de que los ataques derribaron edificios. Las calles quedaron cubiertas de metal, pedazos de hormigón y una gruesa capa de polvo.
Equipos médicos y rescatistas batallaban para ingresar en otras zonas donde los caminos también quedaron destrozados, incluido el distrito al-Karama de Gaza, donde un “gran número” de personas murieron o resultaron heridas, de acuerdo con el Ministerio del Interior gestionado por Hamas. Los ataques han matado a por lo menos cuatro paramédicos de la Media Luna Roja, señaló la organización.
El riesgo de que la guerra se extienda se hizo evidente el miércoles, luego de que el grupo guerrillero libanés Hezbollah lanzó misiles antitanque contra un puesto militar israelí y afirmó haber matado y herido soldados.
Las fuerzas armadas israelíes confirmaron el ataque, pero no comentaron sobre posibles víctimas. El ejército israelí atacó la zona del sur de Líbano donde Hezbollah lanzó sus misiles.
El presidente estadounidense Joe Biden pidió el martes a otros países y grupos armados que no se involucren en la guerra. Estados Unidos ya está enviando municiones y equipo militar a Israel y ha desplegado un grupo de ataque con portaaviones en el mar Mediterráneo oriental como medida disuasoria.
Mientras tanto, en Cisjordania, los colonos israelíes atacaron un poblado al sur de la ciudad de Nablus, donde balearon a palestinos, causando la muerte de tres, de acuerdo con el ministro de salud del territorio. Más de una veintena de palestinos han muerto en combates en Cisjordania desde el fin de semana.
Israel ha movilizado 360.000 reservistas, apostado más fuerzas cerca de Gaza y evacuado a decenas de miles de residentes de comunidades aledañas.
Derrocar a Hamas, que ha gobernado Gaza desde 2007, probablemente requerirá enfrentamientos terrestres prolongados y volver a ocupar Gaza, al menos temporalmente. Incluso con eso, Hamas tiene un largo historial de operar como una insurgencia subterránea en zonas controladas por Israel.
Hamas dijo que lanzó su ataque el sábado porque el sufrimiento de los palestinos se había vuelto intolerable bajo la interminable ocupación militar israelí y los crecientes asentamientos en Cisjordania y un bloqueo de 16 años en Gaza.