#OPINIÓN Asocrica moderniza la ganadería venezolana #8Oct

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La Asociación de Criadores de ganado Raza Carora realizó sus últimas jornadas científicas en Barquisimeto. Llevan el nombre del  doctor Franco María Cerutti, a  quien esta asociación le tiene deuda eterna por haber sido su guía y mentor. Este año se celebró en homenaje al ingeniero Cromel Rivas, quien con su espíritu solidario y su gran talento profesional se convirtió en motor de la cría de la raza Carora en el oriente del país.

Por qué hacer estas jornadas científicas, escuchemos la posición del Presidente de la Asociación Mario José Oropeza: Cada cita anual de quienes participamos en estas jornadas científicas es un paso más que damos hacia un futuro lleno de dudas pero que nosotros poblamos de esperanzas porque somos gente de trabajo y gente de fe.

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Podemos nosotros, los criadores de ganado Carora y todo el equipo humano involucrado en nuestra tarea, calcar el título de un pequeño libro de Thomas Carlyle: “Trabaja y Confía” y colocarlo como emblema de nuestro esfuerzo cotidiano, porque simplemente nosotros, por encima de los factores económicos contenidos en toda actividad productiva, amamos el trabajo y  no andamos con una calculadora en la cabeza sino atados a la pasión vital de entregarnos a las faenas cotidianas como misión trascendental que motoriza nuestra existencia.

Por eso cada vez que celebramos estas jornadas estamos derrotando al pesimismo, a la muerte, a los malos presagios, al miedo y juntos alzamos el trofeo de la vida, del optimismo y lo más importante, de la fe y confianza en nosotros mismos.

Nos llevaría horas enumerar los motivos por los cuales no debiéramos realizar estas jornadas, tendríamos a nuestra mano opiniones expertas de analistas políticos, de economistas, de sociólogos y así de una amplia gama de profesionales con enjundiosos argumentos que indicarían lo riesgoso y poco atractivo de hacer un evento como este en momentos donde la crisis nacional ha tomado el escenario de todo lo  conocido y percolado hasta lo profundo de la psiquis colectiva. Pero aquí estamos, demostrando al país, a nuestras familias y a nosotros mismos que estamos vivos, que estamos trabajando, que estamos produciendo, que creemos en un futuro mejor y que todos los días convertimos esta esperanza en un escudo mágico de sentimientos positivos para derrotar los malos augurios que como tempestad tenebrosa se abaten contra nuestra patria.

Para acompañar estas palabras con una reflexión profunda sobre los aportes de Asocrica a la ganadería venezolana, toca centrar la mirada en el nuevo arquetipo del ganadero  venezolano: La visión mayoritaria, o estándar para ponerlo en términos gerenciales, que tenemos los venezolanos sobre el manejo de fincas ganaderas está asociada a las explotaciones extensivas donde el hombre basas su eficiencia en el uso de destrezas, conocimientos y habilidades en el doble sentido de sacarle provecho económico a sus reses y al mismo tiempo de luchar contra una naturaleza silvestre y algunas veces peligrosa.

Según esta perspectiva un buen ganadero debe ser un buen jinete, saber enlazar novillos al galope, ser cazador de tiro acertado para eliminar culebras, tigres y cualquier otro predador que amenace el rebaño. Además  ser experto en nudos, tener mano suave para el ordeño, conocer cuando curar casqueras con creolina y cuando aplicar sangre de sábila para las heridas, en fin, quienes vivimos en ciudades imaginamos el oficio ganadero como una fuerte lucha contra factores ambientales donde la reciedumbre física es el factor medular del éxito.

Y dentro de esta visión de los ambientes ganaderos el miedo a las garrapatas es automático, sencillamente porque la inmensa mayoría de venezolanos no imaginamos una vaca que no tenga estos parásitos, bichitos que pensamos son un componente obligado de nuestra ruralidad, al igual que los árboles, los pájaros y las leyendas de espantos y aparecidos.

Pero resulta que toda esta información que tenemos registrada en nuestros archivos sobre los sistemas de producción ganadera, en algunos casos es absolutamente inexacta, totalmente superada, radicalmente antigua y fuera de la realidad presente. Por lo menos para el caso de los  socios de Asocrica, productores de leche que fundamentan su éxito como ganaderos en base al manejo de un programa informático.  Si señores, ni el caballo, ni los lazos, ni el chimo para sacar gusanos, ni nada por el estilo, lo más importante para los socios de Asocrica es saber manejar una computadora.

De esta manera los ganaderos socios de Asocrica han roto el estereotipo clásico del ganadero en Venezuela y representan el mejor ejemplo de adaptación a los cambios tecnológicos, con el compromiso nacionalista de seguir produciendo en Venezuela la leche que necesita el pueblo. Todo este esfuerzo descansa sobre un trabajo infatigable de su directiva nacional, de sus núcleos ubicados en las diferentes cuencas ganaderas del país y de la sistematización de información que se hace en la Gerencia General, a cargo del licenciado Julio Cesar Álvarez. Sigan adelante y que Dios los proteja.

Jorge Euclides Ramírez

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