Hamas lanzó miles de cohetes y envió a decenas de combatientes a poblaciones israelíes cerca de la Franja de Gaza en un sorpresivo ataque matutino durante una importante festividad judía este sábado, en el que mató a decenas de personas y causó estupor en el país. Israel dijo que estaba en guerra con Hamás y lanzó incursiones aéreas a Gaza, jurando cobrar un “precio sin precedentes”.
Varias horas después del comienzo de la incursión, combatientes de Hamas mantenían enfrentamientos en varias localidades israelís. El servicio de rescate israelí dijo que al menos 70 personas murieron y cientos resultaron heridas, en el ataque más letal que sufre Israel en muchos años. Un número no determinado de soldados y civiles israelíes fueron capturados y llevados a Gaza, según confirmó un vocero militar israelí.
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La represalia israelí cobró al menos 198 vidas y dejó unos 1.610 heridos, dijo el ministerio de Salud palestino en Gaza.
La fuerza, complejidad y sincronización del ataque causaron estupor en los israelíes, con las imágenes de Hamas llevando soldados y civiles capturados a Gaza en motos, y desfilando con lo que parecían ser vehículos militares israelíes. Videos en redes sociales mostraron lo que parecía ser un soldado israelí muerto arrastrado por las calles de Gaza y pisoteado por palestinos furiosos que gritaban “Dios es grande”.
Un vocero militar israelí confirmó que Hamas llevó a soldados y civiles israelíes como rehenes a Gaza.
El asalto amenazaba con escalar a un conflicto más amplio, como ha sucedido en enfrentamientos anteriores entre Hamas e Israel, que han provocado muerte y destrucción generalizada en la Franja de Gaza y disparos de cohetes israelíes durante días.
“Estamos en guerra”, dijo el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en un discurso televisado en que declaró la movilización militar masiva. “No una ‘operación’, no un ‘asalto’, sino en guerra”.
“El enemigo pagará un precio sin precedentes”, dijo, y añadió que Israel “responderá con fuego de una magnitud que el enemigo no ha conocido”.
Por su parte, el furtivo jefe del ala militar de Hamas, Mohammed Deif, dijo que el ataque era en respuesta al bloqueo de Gaza, las incursiones israelíes a ciudades de Cisjordania durante el último año, la violencia en Al Aqsa —el sitio sagrado de Jerusalén que los judíos llaman el Monte del Templo—, los ataques crecientes de colonos judíos a palestinos y el crecimiento de los asentamientos. El ataque matutino, dijo, fue apenas el comienzo de lo que llamó “Operación tormenta Al-Aqsa”.
“Basta ya”, dijo Deif, quien no aparece en público, en un mensaje grabado, al llamar a los palestinos de Jerusalén oriental y el norte de Israel a sumarse a la lucha. “Hoy el pueblo recupera su revolución”.
Horas después, en una reunión con altos cargos de seguridad, Netanyahu dijo que la principal prioridad era “limpiar la zona” de infiltrados y, después, “cobrar un precio enorme al enemigo» y proteger otras zonas para que ningún otro grupo insurgente se una a la guerra.
La grave invasión coincide con el Simjat Torá, un día normalmente festivo en el que los judíos completan el ciclo anual de lectura de su libro sagrado, la Torá, y revivió el doloroso recuerdo de la Guerra de Yom Kippur de 1973, casi 50 años después. Entonces, los enemigos de Israel lanzaron un ataque sorpresa en el día más sagrado del calendario judío.