A más de dos semanas de la supuesta “toma” del Centro Penitenciario de Aragua, más conocido como Tocorón, ¿por qué el gobierno no dice la verdad de lo que ocurrió antes, durante y después del denominado operativo Cacique Guaicaipuro, en el cual, según la información oficial, participaron 11 mil funcionarios militares y policiales?
Esa pregunta está acompañada de otras que se hacen especialistas en criminología y, en general, la propia población, que todavía no cree en lo que dicen los más altos representantes del gobierno, plantea el doctor Miguel Soto, abogado constitucionalista y docente universitario, quien hace hincapié en la opacidad informativa oficial.
Un gobierno serio, responsable y competente no puede ocultarle nada a la nación, sobre todo en un asunto que pone entredicho su capacidad investigativa para esclarecer debidamente una situación sumamente grave como es la de no saber lo que ocurre en una instalación sobre la que debe ejercer el mayor control de seguridad, acota. Es gravísimo lo que ha pasado.
No es de extrañar, dice, que la presencia de criminales del Tren de Aragua en Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Brasil, por citar los ramales de la megabanda más extendida de Venezuela, cause alarma, preocupación y temor entre sus habitantes y, por supuesto, acrecienta la xenofobia hacia los venezolanos que honesta y responsablemente trabajan en esos países.
Existe, continúa, una versión entre los especialistas en la materia penal de que la supuesta “toma” se produjo como producto de la presión ejercida por gobiernos regionales, entre los cuales cabe mencionar la alcaldesa de Bogotá, que exigieron al Ejecutivo de Venezuela actuar contra los cabecillas y demás delincuentes que se habían ido de nuestro país a cometer los más diversos delitos, desde sicariatos hasta el tráfico de personas, en Latinoamérica.
Tocorón no solo era el más llamativo resort de la delincuencia venezolana, sino el cuartel general del Tren de Aragua, porque, de acuerdo con los entendidos, esa megabanda tiene realmente un ejército conformado por aproximadamente 4 mil individuos, provistos de armas de alta potencia y dispuestos a cometer cualquier tipo de delito porque, además, han desarrollado estrategias para ocultarse con facilidad tras cometer sus fechorías.
¿Cómo es posible que nadie le haya dicho a Maduro lo que ocurría en Tocorón? La pregunta surge porque en ningún momento de sus alocuciones se refirió concretamente al Tren de Aragua, ni a su principal cabecilla, ni a lo que venía ocurriendo desde que el Niño Guerrero se convirtió en el hombre fuerte de esa cárcel.
Duración
¿Cuántas horas duró el operativo? ¿Dos horas como dijo Nicolás Maduro en cadena de radio y televisión? ¿O fueron ocho horas como había dicho el ministro Remigio Ceballos, quien fue el que comandó a los once mil funcionarios?
Por otra parte, las intervenciones a las cárceles, generalmente, superan los dos meses y no se ha dado explicación de por qué esta duró tan poco.
Además, el Observatorio Venezolano de Prisiones ha dado a conocer que dado el tiempo que Tocorón estuvo bajo el control de la delincuencia y, particularmente como sede de la organización criminal Tren de Aragua, no hubo “toma,” sino una entrega pactada entre el principal pran, alias Niño Guerrero, y el gobierno.
Porque hay un detalle que han señalado especialistas en criminología, como el docente universitario Luis Izquiel y el propio Observatorio Venezolano de Prisiones, que el Niño Guerrero tenía diez años como el principal pran de Tocorón y durante todo ese tiempo convirtió esa cárcel en su reinado delictivo, no sólo para Venezuela sino para por lo menos otros cinco países de Latinoamérica.
Hallazgos
Ante los hechos conocidos no hay explicación de que todo lo que ocurrió en Tocorón, no se sabe desde cuando, lo supieran quienes estaban obligados a saberlo y evitar que eso ocurriera, comenta el doctor Soto y seguidamente pregunta:
¿Ni Maduro, ni Delcy Rodríguez, ni Ceballos, ni el Ministerio Penitenciario, ni el Ministerio de la Defensa, ni la gobernación de Aragua, ni Iris Valera, que estuvo aproximadamente diez años al frente del principal organismo penitenciario del país, fueron enterados de que la cárcel de Tocorón era un resort cuando hasta la televisión extranjera había divulgado información, en que sobresalían piscina, campos deportivos, gallera, zoológico, parque infantil, banco, locales comerciales y hasta una discoteca, así como anuncios por radio en los que se invitaban a las rumbas de fin de semana en esa cárcel?
¿Qué hacían los cuerpos de inteligencia y contrainteligencia que no se dieron cuenta que funcionarios militares, obligatoriamente encargados del control de la cárcel, permitieron lo que es considerado por el propio gobierno como “irregularidades” en Tocorón? ¿Cómo es que entre los hallazgos figuraran potentes armas de fuego, granadas, y una enorme cantidad de proyectiles que no fueron usados contra la supuesta toma? ¿Por qué no han dicho que dentro de Tocorón habían motos y vehículos, presuntamente utilizados por los delincuentes para entrar y salir sin dificultad alguna?
El propio Maduro afirmó que dentro del penal vivían, irregularmente, doscientas mujeres con sus respectivos hijos. Entonces, ¿cómo es que se construyeran viviendas y no se diera cuenta el gobierno que a ese penal introdujeron bloques, cemento, láminas de cinc y demás materiales para hacer un poblado?
¿Cómo se hizo una piscina si para construirla tenían que haberla hecho especialistas en ese tipo de obra?
¿Y si construyeron un campo de béisbol, utilizando materiales específicos para el terreno, no se percataron las autoridades que en ese lugar habían equipos de peloteros que jugaban y espectadores que presenciaban los partidos?
¿Dónde estaban las autoridades cuando se construyó la discoteca Tokio y se hacían rumbas como si todo eso fuese normal, no sólo para los presos y familiares, sino para el público en general?
Del túnel pareció asombrarse el gobierno. Pero, ¿es que una obra de esa naturaleza se construye de la noche a la mañana, sin hacer ruido, sin extraer piedras y tierras, y sin personal experto en perforación del subsuelo?, como bien lo preguntara la doctora Blanca Rosa Mármol, exmagistrada del Tribunal Supremo de Justicia y especialista en materia penal.
¿Qué le impide al gobierno hablar sobre la existencia de equipo para minar bicoy y cómo llegó a esa cárcel? ¿Tendrán que preguntarle a Joselit Ramírez, quien era el jefe de la Superintendencia Nacional de Criptomonedas (Sunacrip) si él estaba enterado de que en Tocorón había ese tipo de operaciones?
¿Y de las motos y automóviles que entraban y salían del penal nadie de los funcionarios se dio cuenta?
Fuga
Los pimeros en caer presos, como responsables de lo que había en Tocorón, fueron, según información oficial, Rigoberto Jesús Fernández Colina y Ezequiel Antonio Pérez Rivero, director y subdirector del penal, respectivamente, y cinco custodios.
Y esta semana, 50 funcionarios de la Guardia Nacional fueron detenidos porque presuntamente habían avisado del operativo a los pranes y éstos, sigilosamente, se fugaron; y, les dio el tiempo suficiente, para llevarse hasta el último dólar que tenían atesorado, asi como las armas que les permitiera defenderse si se presentaba un enfrentamiento.
Pero, quedan en el aire algunos detalles, sin confirmar, como que el principal pran tenía ingresos de tres millones de dólares al año, como resultado de sus actividades. ¿Cómo este sujeto podía desde la cárcel dirigir a sus anchas una megabanda sin que las autoridades se dieran cuenta?
¿Cuándo salieron de la cárcel el Niño Guerrero y sus secuaces? Esa misma pregunta se la han hecho los especialistas en materia criminalística como el doctor Luis Izquiel, porque se ignora en el momento que lo hicieron.
Recaptura
A medida que pasan los días y no hay información sobre lo que se ha hecho para darle tranquilidad a la población, porque nadie sabe de los fugados, quienes pueden estar en cualquier parte del país, surgen más preguntas, manifiesta el doctor Soto. ¿Cuántos reclusos había en Tocorón? El Observatorio Venezolano de Prisiones llegó a estimar en unos 5.000 los que habían en ese penal.
Pero, si por ejemplo había 5.000 presos, ¿cuántos fueron los que encontraron los funcionarios del operativo? Supuestamente, unos centenares.
Y desde entonces sólo unos pocos de los fugados han sido recapturados. Pero, el misterio mayor sigue siendo el Niño Guerrero y sus secuaces. ¿Cómo es que en los carteles que publicó el gobierno aparecen unas fotos viejas de los dos principales buscados y se ofrece una recompensa sin monto preciso de dinero?
¿Les dio tiempo a los principales cabecillas de fugarse hacia otros países? ¿O todavía se encuentran en Venezuela?, sigue preguntando el doctor Soto. ¿Será posible que los recapturen? Todo esto parece una novela de misterios y suspensos. Y por eso es que el gobierno debe dar respuestas, porque, indudablemente, está quedando muy mal no sólo ante toda la población venezolana sino ante el mundo.
Porque si el gobierno reconoce que la corrupción arropó al sistema penal y éste es un fracaso, naturalmente, también han fracasado las autoridades que establecieron ese sistema, el cual en vez de buscar el modo de reinsertar a los delincuentes al trabajo, lo que les permitió fue especializarse mucho mejor en el crimen y colocar a Venezuela en el peor espejo para el mundo.