La representación de la muerte anda desatada por todo el mundo, su ADN es sintético y tiene por nombre Fentanilo. La Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) indica que bastan dos miligramos de ese opioide para acabar con la vida de una persona. El fentanilo posee un componente similar a la heroína, pero mucho más recio: de 20 a 50 veces más potente que la heroína y de 50 a 100 veces más potente que la morfina. Por tal razón el 81 % de las muertes por sobredosis en la ciudad de Nueva York son provocadas por el fentanilo, según cifras que expuso el Departamento de Salud de la ciudad, al mismo tiempo que advertía “que las muertes por sobredosis crecieron en un 12 % en 2022 con respecto al año anterior”. Según datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., más de 93.000 personas murieron por sobredosis de drogas el año pasado en Estados Unidos.
En su recorrido el fentanilo va dejando figuras que antes eran seres humanos normales y ahora están reducidas a zombies, porque esa es la forma que asumen las víctimas desde que son atrapadas por las redes que distribuyen esas pócimas fatales. Llegó como un preanestésico, siendo un analgésico de elevada energía empaquetado como medicamento opioide que, “al igual que la morfina y otras drogas opioides como la heroína, se une a los receptores opioides que se encuentran en ciertas áreas del cerebro que regulan o controlan el dolor y también se puede unir al área del cerebro que regula y controla las emociones. De allí el carácter placentero, adictivo, relajante que tienen algunas personas”. Así lo define el Dr. Luis Madrid, quien fue consultado para un reportaje publicado en el portal La Patilla por la periodista Analid Rojas.
El galeno entrevistado por la redactora Analid Rojas ejerce, por más de dos décadas, como profesor de la Cátedra de Semiología Psiquiátrica y Psicopatología de la Universidad Central de Venezuela. Para él, “esta droga es demasiado complicada, tomando en cuenta que genera una adicción que deriva en tolerancia y abstinencia que supera con creces los impactos de otras drogas”. Es así como las víctimas se reducen a entes flotando en espacios públicos como si se tratara de una mismísima escena de ciencia ficción. Es el trecho que va desde la felicidad extrema, a sensaciones de alegría, que abren camino a la adicción en personas con depresión, terminando en un estado de aletargamiento, sedación y tranquilización, todo ese cuadro deja ver que, de punta a punta, el fentanilo potencia la adicción en las personas con trastornos de ansiedad.
El especialista advierte en el relato ofrecido a la comunicadora Analid Rojas que, “cuando el individuo necesita mayores dosis para generar dicho estado, va entrando a lo que llamamos: la ventana de toxicidad y la ventana de letalidad; escalando rápidamente hacia la dosis que puede inducir la mortalidad”. Esa fase puede ser la antesala a la muerte, ya que “el fentanilo también puede producir un estado de coma, es decir, el individuo queda inconsciente, en un estado de sueño profundo, lo que llamamos un cuadro oniroide, estar soñando o estar absolutamente desconectado de la realidad; por lo cual el individuo siente una suerte de placer. Es un estado de duermevela, estar dormido y despierto simultáneamente”. Es un alivio transitorio pero mortal, sentencia el Dr. Luis Rojas.
Lo preocupante es que, así como se vislumbran cambios en uso de las fuentes de energía para hacer viable la transición de recursos fósiles a los renovables en medio del debate sobre el recalentamiento global, también se produce, en simultáneo, un escarceo para verificar “la transición de las drogas tradicionales a las sintéticas”, lo que provoca un giro en las operaciones de las organizaciones criminales que se acoplan a estas variaciones que demandan planes modernizadores en infraestructura que estén en condiciones y capacidad de producir sustancias ilícitas a gran escala. Para tales efectos el Cártel de Sinaloa compite con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), remozando sus centros de producción con máquinas tableteadoras empleadas para fabricar pastillas de fentanilo que ulteriormente son despachadas y distribuidas en Estados Unidos (EE.UU.).
Esas máquinas son de fabricación china, desde donde son trasladadas hacia México y, por los datos a la mano, estableciéndose también en los laboratorios que funcionan en Colombia y Venezuela. La ventaja que ofrecen esas máquinas está en diluir los sólidos con los aditivos y los dispositivos que permiten comprimir y darle forma a las tabletas de forma redonda, las cuales pueden ser de uso farmacéutico, vitamínico, homeopático o suplemento alimenticio. El experto en la materia, el químico Jorge Cárdenas, ofrece una versión recogida por el periodista Joel Cano (portal Infobae), indicando que “el modelo varía según el producto y la velocidad con la que trabajan. Algunas pueden producir hasta 10 mil piezas si el polvo utilizado es de fácil compresión”. Cárdenas ventila un dato alarmante: “Por un kilo de fentanilo se pueden obtener cerca de medio millón de pastillas”.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) confirmó que el ejército mexicano pudo decomisar decenas de esas máquinas tableteadoras ubicadas en Baja California y Sinaloa, fortín del famoso Cártel del Pacífico. En esos centros fueron incautados 619 kilos de fentanilo, más de 3 millones 760 mil tabletas de la droga, 229 kilos de metanfetamina y 8 de heroína. Mientras que “en la oficina del Fiscal General de Nueva York, el 23 de septiembre de 2016, Eric Scheiderman, anunció que las autoridades del estado de Nueva York han realizado una redada récord de drogas, incautando 33 kilogramos de heroína y 2 kilogramos de fentanilo. Según la oficina del fiscal general, se trata de la mayor incautación en los 46 años de historia del Grupo de Trabajo contra el Crimen Organizado de Nueva York”. En Venezuela, “a principios de septiembre de este año, el gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, reveló que se había llevado a cabo la primera incautación de fentanilo en Venezuela, en San Antonio del Táchira habían detenido a un hombre con 45 porciones de la letal droga”. Así lo reseña en su excelente reportaje la periodista Analid Rojas.
Es previsible que, así como por las rutas disponibles los cárteles ponen a circular la cocaína y la marihuana con destino a África y hacia Europa, lo mismo pretendan hacer con esta droga sintética. Las autoridades de Hispanoamérica deben estar alerta ante esta seria amenaza. Ya se sabe sus efectos letales. Es la propia muerte rondando por el mundo.
Antonio Ledezma
@AlcaldeLedezma