Para conmemorar el Día Internacional del Café, sintiendo que no hay nada que celebrar, a no ser el sacrificio de las humildes familias que logran hacer llegar a nuestro paladar la maravillosa infusión que llamamos café, hago un paréntesis en las remembranzas sobre el 25° ANIVERSARIO de lo que he denominado “UNA LUCHA ÉPICA;” de las acciones realizadas por los caficultores durante el año 1998 en la defensa de sus más elementales…
“DERECHOS HUMANOS, CONSTITUCIONALES Y LEGALES.”
El café no es simplemente una bebida, es un elemento que congrega personas, ha servido de incentivo a grandes revoluciones, como la Revolución Francesa, la norteamericana y la cubana, es confidente y cómplice de tórridos romances, enlaza comunidades y se dice que, hasta Simón Bolívar, “EL LIBERTADOR,” fue caficultor. Por ello y mucho debemos conmemorar el Día Internacional del Café.
Casi todos amamos el café y pareciera que esa fuera una justificación suficiente para celebrar el Día Internacional del Café; sin embargo, en esta historia de amor hay algunas otras razones.
El café, además de referirse a un mundo lleno de pasión, tradición y cultura, reúne a muchos países que año tras año disponen su tierra para cultivar los mejores granos.
En honor a ellos y a todas las personas que se hacen parte de su ritual, la Organización Internacional del Café (ICO por sus siglas en inglés), decidió crear un día para conmemorar a este grano y bebida milenaria.
El Día Internacional del Café comenzó su historia en el 2015, exactamente el primero de octubre de aquel año. Desde ese momento, los 77 miembros pertenecientes a la Organización Internacional del Café celebran su día.
A ellos se les unen decenas de asociaciones cafeteras en todo el mundo con el mismo fin: disfrutar la pasión, el amor, el cariño, tradición y cultura alrededor del café.
Asimismo, la ICO, ha creado diferentes campañas en este día con el objetivo de apoyar diferentes causas del café.
En el 2018 la temática fue acerca de las “Mujeres en el Café” y en el 2020, de los estragos causados por la pandemia.
El café se cultiva en más de 50 países alrededor del llamado “cinturón del café” en zonas que tienen la combinación perfecta de altitud, suelo y clima.
Quizás nunca hayan pensado de dónde viene el café, pero su origen puede dar mucha información sobre el aroma y el sabor de cada tipo de grano
Existen tres grandes regiones donde se cultiva todo el café que se consume en el mundo y cada una ofrece diferentes notas y matices. El café de África posee unas características totalmente diferentes al café que se cultiva en Latinoamérica o Asia.
El Día Internacional del Café, además de conmemorar la importancia de su cultivo a los amantes de una buena taza, conocedores y expertos, tiene también como principio apoyar a los millones de caficultores cuyo sustento depende del cultivo.
Este día debería ser un momento de agradecimiento y apoyo para quienes ponen todo su empeño y trabajo a disposición de una bebida milenaria que hoy día es casi tan consumida como el agua.
Los países con mayor producción de café en Latinoamérica son Brasil, Honduras, México y Perú, además de Colombia que se encuentra en el segundo lugar (en el año 2020). A estos territorios se le suman Vietnam, Indonesia, Etiopía, India y Uganda.
¡Somos muchos los amantes del café! Por ello, celebrar alrededor de este grano une nuestras culturas y potencia nuestras tradiciones.
Los granos de café son en realidad las semillas de las cerezas del cafeto. Las cerezas no son comestibles, aunque se dice que en Perú, están haciendo un Mouse con los desechos de la pulpa de café, para combatir la desnutrición infantil, puesto que es rico en proteínas.
Cada variedad de cafeto tiene un sabor único y distintivo. Existen más de 120 variedades, pero la mayor parte del café que bebemos proviene del café Arábica o Robusta, o una mezcla de ambos.
Los granos de café arábica fueron los primeros en cultivarse. Al ser una planta delicada, necesita cultivarse en regiones montañosas con lluvias moderadas y temperaturas constantes. Este cafeto es más complicado de cultivar. Es más suave, más dulce, con un sabor más intenso. Con matices afrutados y menos cafeína.
El café Robusta, como su nombre indica, es más robusto en muchos aspectos. La planta se cultiva y produce frutos a menor altitud, es más resistente a las variaciones climáticas y a las enfermedades. Por eso, su recolección es más fácil. Es más fuerte, con gusto un poco amargo y con matices de frutos secos. Da mejor crema en el expreso y tiene más cafeína y antioxidantes.
Venezuela es un país caficultor por excelencia, de hecho, tenemos nuestro propio día que se celebra el 24 de junio de cada año; sin embargo, sabemos que esta pasión que sentimos por el café, la compartimos con muchos otros territorios.
Todos los 24 de abril, los venezolanos conmemoramos rindiendo homenaje a las humildes familias que con su trabajo, esfuerzo, tesón, perseverancia, valentía y esperanzas se dedican a producir el grano de café, la tradicional bebida convertida en cultura, ya que más allá de haber pertenecido a una clase social prospera, auto-sustentable y auto-suficiente, cuando llevamos al estandarte patrio a la cúspide del mundo al ser reconocido el café producido por la Finca Covalonga, de los Valles de Aragua, como “ELMEJOR CAFÉ DEL MUNDO”, y éramos el segundo país exportador de la apetecida semilla que cambió al mundo (Como la define Mark Pendergrast, en su magna obra) y, de la capacidad de la naturaleza para producir café en esta “Tierra de Gracia”, está suficientemente demostrada la voluntad del caficultor criollo, al haber logrado sobrevivir a la Guerra de Independencia, a las Guerras Federales, a asaltantes e incendiarios de pueblos y sabanas como lo fue Ezequiel Zamora, a oprobiosas dictaduras y a políticas agrícolas inclementes; a enfermedades endémicas, parasitosis, desnutrición, lumbalgias, accidentes cerebro-vasculares y cardio-vasculares y hasta suicidios, ingiriendo herbicidas o ahorcándose, situación tomada por algunos caficultores al no poder honrar sus deudas, y así lo describen partes médicos, desde hace más de 23 años, médicos que y publicaciones de prensa que han descrito a la situación de los caficultores venezolanos como:
“UN PROBLEMA DE SALUD PÚBLICA.”
Supongo que no tenemos nada que celebrar, cuando se informa que los precios fijados para el productor, no cubren los costos de producción discutidos el año pasado, se toman decisiones sin tomar en cuenta la hiperestaflación que destruye al aparato productivo del país y se obvia que…
“No existe sistema productivo que haya logrado trabajar a pérdidas.”“Conmemoremos con una taza humeante de café y una oración por nuestros caficultores.”
Maximiliano Pérez Apóstol