“Mantén la firmeza de la torre, cuya cúspide no tiembla ni por tormenta ni por vientos”
Dante
Fueron estos los hombres a quienes el destino allanó el camino e iluminó sus horizontes otorgándoles el privilegio de ser los mejores. Aunque pasen los siglos serán los únicos labradores del territorio del espíritu, cuyos campos literarios jamás dejarán de conservarse pletóricos de frutos…
Con sus toques y cuadros idílicos, la guerra, como el amor, el odio y el pesar tienen cabida en las magníficas obras de Homero, Dante, Cervantes y Goethe, son ellos los que han podido llegar aún más allá del mismo sufrimiento y modo de sentir del ser humano. Su cualidad principal radica en el tono que emplean en sus obras escritas, el uso del contraste del dolor y la desesperación del hombre y sus batallas libradas. La fuerza portentosa de su capacidad es la que los hace descollar por sobre todos los demás poetas. Dante Alighieri suaviza con su pluma espléndidamente el horror de los acontecimientos y luchas del corazón del hombre, como también lo hizo Homero. Cada uno de ellos demuestra en sus obras la sencillez asombrosa que acertadamente forjaron en las comparaciones que aunque a veces se vean un tanto vulgares, se encumbran siempre hacia el pináculo de la poesía.
No en vano después de tanto tiempo siguen sus obras figurando como las mejores en el mundo de la Literatura Universal: De Homero “la Ilíada”, de Dante “La Divina Comedia”, de Cervantes “El Quijote” y de Goethe “El Fausto” Sus libros son verdaderos tesoros de la Literatura. Cada uno de ellos en su estilo personal y único triunfaron al llevar a sus escritos la epopeya del hombre simbolizado en el afán desmesurado de querer conocerlo, saberlo y hacerlo todo, aún en contra de su felicidad y de su alma. Allí radican las pasiones y luchas temerosas del ser humano, sus amores, sus temores, sus amarguras, sus deseos, sus ilusiones, sus derrotas y hasta sus pírricas victorias…
El amor en cada uno de ellos jugó papel importantísimo: De Homero Penélope representa el mito de la mujer que espera para siempre, es ejemplo de la fidelidad matrimonial. Beatriz es la mujer que llevó al paraíso la “Divina Comedia” de Dante, idealizada en su obra como portadora de la felicidad. “Dulcinea” resulta de la fantasía irrefrenable de “Don Quijote” quien supo jugar siempre con los niveles narrativos. La raíz del Quijote nació de la raíz de otros libros. Allí vuelca el escritor su amor imposible y su concepto de que “Amar sin esperanza es preferible a la carencia de un amor”.
“El Fausto” de Goethe todo lo escudriñó con ansia viva, acudió a las artes más sensuales y convincentes para seducir a Margarita. Ni escrúpulo ni duda tuvo hasta lograrlo. Aconsejado por Mefistófeles (el diablo) acudió a las artes de la astucia y la seducción y todo tipo de placeres a cambio de su alma. Una vez hechizada la dulce Margarita, Fausto logró escalar los cielos del placer sin importar el daño que ocasionara a su amada. Vivió su amor y sensualidad a todo gusto, pero luego llegaron los remordimientos y gran sufrimiento. Destruida por el arrepentimiento y la vergüenza de haber salido embarazada, es la tragedia que lleva a la muchacha a la locura, a la muerte de su hijo, de su madre y de su hermano. Fausto vendió su alma al diablo logrando saciar sus instintos aunque su alma perdiera la paz…
“Solo hay dos legados duraderos que podemos esperar dar a nuestros hijos. Uno de ellos son las raíces, el otro las alas”
Wolfgang Goethe
Amanda Niño P.