La celebración este 5 de octubre del Día Nacional de la salsa en Venezuela es propicia para indagar y reflexionar sobre este sintético género musical.
Música nacida en la ciudad norteamericana de Nueva York bajo el influjo de artistas migrantes de la cuenca del Caribe, entre estos el puertorriqueño Eddie Palmieri su principal artífice.
La definición del fenómeno salsa fue un hecho casual y no preconcebido en el año 1965 en la ciudad de Caracas. Ocurrió cuando el locutor Fidias Danilo Escalona buscaba un nombre para su nuevo programa de música tropical que lanzaría por Radiodifusora Venezuela.
Durante un almuerzo pidió salsa de tomate para los espaguetis y alguien le dijo que esa podría ser su identificación. Dicho y hecho pues de inmediato lo aprueba para aparecer el espacio La Horta de la salsa y el bembé.
Es decir, que la denominación de ese movimiento artístico, en desarrollo en Nueva York, tuvo una génesis gastronómica de manera fortuita en Caracas.
Pero sin duda, el padre de esta música es Eddie Palmieri quien tras un prolongado proceso de investigación gesta el nuevo género y lanza el pionero tema Azúcar, el himno de la salsa.
Es el caso del músico dominicano Jhonny Pacheco también se atribuye su paternidad. Mientras que Ricardo Ray cuando le preguntaban sobre esta nueva música respondía que lo que interpretaban era sabroso o con sabor en referencia a la salsa de tomate.
Hacia 1965 en Nueva York definitivamente irrumpe el nuevo género musical de la salsa. Entonces se realiza un fastuoso concierto, que reunió a lo más granado de los músicos migrantes de la cuenca del Caribe que habían migrado a la Gran Manzana.
Cuando esa música emerge en Nueva York no tenía nombre bautismal sucediendo lo contrario con otras manifestaciones como el fox, boogaloo, chachachá, pachanga. Indagando en los orígenes etimológicos y semánticos del término ocurre que la alusión a la salsa pudo ser otra.
Así pues, el movimiento musical cubano no se duerme en los laureles y seguía con atención lo que se generaba en Nueva York. En paralelo gestan un nuevo ritmo tropical bailable inspirado en el son al que llaman “songo”.
El songo es la forma como en Cuba han denominado a la salsa cuya raíz también es el son con influencia del jazz y el soul a lo que se le ha llamado también timba. Es en el año 1970 cuando formalmente pasa a llamarse songo cuando aparece la orquesta de los Van Van dirigida por Juan Fornell.
Es un ritmo en la línea de la salsa clásica o neoyorquina de la década de 1960 sin altos ni bajos en su ejecución aunque percibimos un solapado sonido de la percusión y nada más. Se apega a los límites establecidos y esquemas tradicionales del género que impuso el movimiento original de EE. UU.
Por eso creemos que la salsa que irrumpe en Nueva York se podría llamar songo con mayor asiento caribeño y africano, pero detrás de la salsa está la poderosa maquinaria de la industria cultural por medio del disco y otros medios de comunicación con el suficiente poder económico para imponerse.
La salsa es un producto comercial y de consumo, expresión de la cultura de masas. Ésta fue concebida con la brevedad de cuatro o cinco minutos ideal para la radio. Medio que la catapultó de inmediato, como ocurre en Barquisimeto por Radio Cristal con el programa «Fin de semana musical”, animado por Francisco Antonio Estrella.
Muy diferente a las tradicionales descargas de hasta 16 y 18 minutos, entre éstas las de Bienvenido Julio Gutiérrez y Sar All Stars con su tema Ahí na más.
Una síntesis de los ritmos caribeños en que se fusionaron principalmente los de Cuba y Estados Unidos.
Un género musical hecho principalmente por puertorriqueños migrantes cuyo escenario es la ciudad estadounidense de Nueva York en lo que constituye una exitosa experiencia de mestizaje y globalización cultural.
El fenómeno es registrado en Venezuela con la celebración este 5 de octubre del Día Nacional de la Salsa.
Freddy Torrealba Z.
Twitter:@freddytorreal11