El líder del Tren de Aragua, identificado como Héctor Rusthenford Guerrero Flores, apodado El Niño Guerrero, ganaba más de 3 millones de dólares al año solo por la extorsión interna en el Centro Penitenciario de Tocorón, en el estado Aragua.
El director ejecutivo de InSight Crime, Jeremy McDermott, explicó que los ingresos del líder criminal provenían de distintas fuentes, entre ellos “las vacunas” que cobraba a la banda a los demás reclusos, información ratificada por la periodista Ronna Rísquez en su libro “Tren de Aragua”, donde detalla las otras fuentes de ingresos de esta megabanda.
En una entrevista para el Toque de Diana en La Romántica 88.9 FM, McDermott señaló que Tocorón se convirtió desde hace años en el centro de operaciones del Tren de Aragua, cuyas operaciones de extorsión, secuestro, sicariato, robos, y trata de personas han llegado hasta siete países de América Latina como Perú, Chile, Ecuador y Colombia.
Explicó que el centro penitenciario era una especie de fortaleza para este grupo delictivo porque les permitía tener una capacidad de acción sin ser molestados, además de ser un lugar para reclutar y entrenar a nuevos miembros.
McDermott dijo que si bien la toma de Tocorón por parte de los funcionarios gubernamentales debilita al Tren de Aragua, el Niño Guerrero, del que se desconoce su paradero, tiene bastiones en otros lugares del país para establecer la dirección de la banda criminal.
El experto cree que el operativo que se llevó a cabo en el centro penitenciario de Tocorón, es una estrategia de la administración de Nicolás Maduro para mostrarse fuerte contra el crimen, de cara a las elecciones de 2024.
Al igual que Observatorio Venezolano de Prisiones, McDermott consideró que los líderes delincuenciales fueron avisados con antelación y se marcharon mucho antes de que se ejecutara la operación en Tocorón, que contó con el despliegue de más de 11.000 funcionarios militares y policiales.
Añadió que probablemente no hubo órdenes por parte de pranes del penal para resistir la intervención de las autoridades, lo que representó una toma anunciada.
Aunque el Ministerio de Interior, Justicia y Paz calificó la operación como un éxito total, del penal escaparon al menos entre 400 y 500 reclusos, incluyendo al Niño Guerrero y a sus más allegados, lugartenientes y luceros.