Vine de no sé dónde, nadie lo sabe, ni para qué a un lugar llamado tierra, un pequeño punto en el cosmos, un lugar formado por átomos y por lo tanto finito, no perdurable, un lugar poblado con seres como yo llamados humanos, con límites muy variados de vida, de tiempo, con conceptos de razonamiento e in inteligencia, de amor, de odio y miles de conceptos más, mundo donde todo es dual, relativo, con libre albedrío donde nada es real, todo es solo una ilusión, todo tiende al caos, a la destrucción, al conflicto y a la muerte.
Ningún ser terrenal es igual a otro, bajo ningún concepto, cada uno de nosotros es un mundo aparte de los demás, totalmente diferente.
Este ser que llamamos humano es un mundo dentro de otro mundo llamado Tierra, mundo del que nada conoce pero que lo acoge (nadie sabe para qué) por un espacio de tiempo limitado que se llama vida, en donde impera el dolor, el sufrimiento, el hambre, la miseria, la injusticia y la muerte, lugar en donde más del 98 % de los humanos vive el caos y la zozobra, siempre tratando de sobrevivir.
En mi concepto este es un mundo negativo en todo y por todo, es un mundo de expiación (muchos tratan de explicar el por qué, pero no han podido lograrlo), nada absolutamente nada ha cambiado desde que se conoce la existencia del hombre sobre la tierra, se habla mucho de la llamada evolución (¿perfeccionamiento, progreso, superación)?
Como era de esperarse en un mundo imperfecto, sólido, finito en el tiempo y mundo de expiación, con más hambre, más miseria, contaminación, guerras, calamidades y pare de contar; a esto se agrega la pobreza extrema, ya que la riqueza del mundo está acumulada en 750 familias que se han convertido en los dueños del mundo, en semidioses y son los que controlan todo, deciden todo, quién muere y quién vive. Si vinimos a un mundo de expiación se supone que todos deberíamos estar en las mismas condiciones, la verdad es que solo unos cuantos vivos la pasan increíble, mientras que la mayoría sufre como condenados las penurias de haber venido a sufrir.
No me siento en lo personal satisfecho y mucho menos agradecido ni la razón de por qué debo dar gracias por el dolor, por el hambre y sufrimiento de millones de seres humanos en el mundo, por qué debo agradecer el estatus de cosas que se imponen, la corrupción, el chantaje, las dictaduras, la ley del más fuerte y poderoso, el asedio y asesinato para robar las propiedades de otros, por qué unos tienen que morir para que otros vivan como reyes y señores del mundo. De hecho no estoy contento ni descontento, estoy muy confundido. No he aprendido nada positivo, los momentos de alegría son efímeros, eso que llaman amor también muere, además de que hay muchos tipos de amor.
Otro invento del “hombre evolucionado” es la palabra felicidad, concepto falso, negativo y muy mal utilizado. ¿Quién puede ser feliz con lo que ocurre dentro de las familias, los gobiernos, las naciones, en las aguas, en el aire, en el espacio y en lo desconocido? El mundo de los vivos y poderosos te venden las palabras de su conveniencia, lo mismo hacen las religiones y políticos que no se muestran a sí mismos lo que realmente son ni cómo disfrutan de sus riquezas, que no muestran sus engaños, solo sus fachadas, a esto se suman las autollamadas sectas, hermandades, iglesias, semidioses elegidos, salvadores y otros nombres. Uno se pregunta ¿quién los nombró, quien los invistió de poderes, vienen a salvarnos de quién?
Sigo insatisfecho de oír lo que oigo, de ver lo que veo, de tener que estar presente en este mundo y seguir soportando tanta vergüenza, tanta maldad, tanta mentira, tanta porquería…
Artículo escrito por mi esposo Hugo F. Victoria C. diez meses antes de morir…
Descansa en paz querido esposo, padre y abuelo.
Amanda Niño