«Amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas y con toda tu alma, con toda tu mente y con todo tu corazón»
Mateo 22:37.
En esta epístola, podrán apreciar la dualidad perversa del síndrome Stephen Candie, con posturas no excluyentes sino confirmatorias de su efecto maligno.
¿Qué es el síndrome de Stephen Candie?.- Es el síndrome que sufren o padecen los trabajadores que idolatran a su patrón a quien consideran su amo y asumen roles patéticos de felices esclavos voluntarios en holocausto a su señor, adorándolo y además de justificarlo, toman para sí la tarea de resguardarle sus privilegios, haciéndole mejor defensa que aquella que de sí mismo haría el propio Jefe, al punto de justificarlo en todo lo que hace así sea injusto, ilegal, contrario a la moral y violatorio de los derechos humanos, igual se lo congracian y cuales focas lo aplauden y celebran las maldades y crueldades en que incurra su amo patrón. Los “Stephen Candie” son en su modo de comportarse crueles y déspotas con los otros trabajadores que no gozan del favor del amo, negándole sus derechos, por lo que se dan a la tarea de excluirlos y apartarlos de cualquier gracia o beneficio que pudiera brindarles su venerado esclavista.
Los “Stephen Candie” son espías y traicioneros compañeros en contra de los demás trabajadores. Por efecto de este síndrome, quienes lo padecen se arrastran literalmente a los pies de su ídolo el jefe y se sienten incorporados a la familia del patrón al punto de imaginar ser de su estirpe y llevar el patronímico de éste – porque lo adoptan mentalmente – y en exclusión de los demás trabajadores cuidan de que nadie les quite lo que ellos juzgan como únicos merecedores, pero en un exagerado masoquismo también les gusta “disfrutar” de los malos tratos y de los caprichos perversos del amo, justificándolo a ultranza en todo momento. Los “Stephen Candie” asumen que son del mismo estatus que su Jefe al que veneran y se comportan pedantes y jactanciosos con autoridad humillante que se arrogan o la sienten delegada, pero en todo caso la usan en contra de sus compañeros de trabajo, considerándose sobrados y mirando con altivez y enfermo orgullo.
En tal sentido los trabajadores “Stephen Candie” creyéndose ellos que son también el propio amo, se le equiparan, imitando o superando la personalidad y el comportamiento malévolo del dueño, tomando con el conveniente consentimiento de aquel, decisiones en perjuicio del grupo o del talento humano de la empresa y andan con ínfulas de superioridad y se creen mejores que los demás al estar tan cerca del poder. El “Stephen Candie” dice : Yo estoy junto a mi amo y soy su otro ego, por lo que me posesiono, hago y digo lo que me viene en gana con la venia del patrón que me lo permite, autoriza y consiente y nada hará en mi contra si decides acusarme porque él se hará de la vista gorda. Ustedes no tienen mis prerrogativas porque yo también me creo el amo o el jefe, a quien adoro en negación de mi propio yo.
Los “Stephen Candie” al ver a su jefe, les pasa lo que a los perros cuando ven a sus amos, se mean y mueven la cola, saltan y se llenan de gozo porque ha llegado alguien más grande que ellos, que es su adoración y le deben servilismo casi genético, además de maligna lealtad, a la vez que el desprecio para aquellos trabajadores que tengan la desafiante aspiración de tener algo que a su criterio no merezcan, por lo que literalmente les gruñen y les enseñan los dientes, cuales canes con amor egoísta. Y se expresan así: “mi jefe es mi amo y es solo mío, mío. Si me pega y me desprecia yo lo justifico, pero ustedes no tendrán derechos, beneficios ni gracias, ni nada de lo que quieren si yo no lo consiento, así no lo tenga yo”. Los “Stephen Candie” siempre están saboteando las aspiraciones de los demás trabajadores y sus justas reivindicaciones, y obstaculizan las defensas que ellos quieren hacer cuando sienten que son vulnerados sus derechos y cuales Judas encubiertos sirven de espías cuando el patrón necesita hacer alguna perversión. Son los trabajadores que niegan su propia clase y piensan obsesivamente en que su amo el patrón esté alegre, disfrutando y bien servido en la comodidad de sus aposentos, a la vez que ruegan esté alimentado y comido en todos los aspectos, añorando que su patrón deguste sus exquisiteces, así ellos estén pelando bolas. Alienados adorando a su patrón, se creen superiores a los de su misma condición. Como si les hubieran lavado el cerebro.
Son pues los “Stephen Candie” los propios chupamedias y lame suelas, que en la institución se han venido desenvolviendo como los monos voladores jalabolas del coronel narcisista psicópata Séptimo Masquer o Julio Vásquez, para que este tenga puerta franca y patente de corso en la comisión de las corrupciones, extorsiones y venta ilícita de títulos valores estafa.
El pez rémora una aproximación ilustrativa.- ¿Qué hace el pez rémora? Las rémoras se pegan a peces grandes para protegerse y obtener alimento. Son comedoras oportunistas que se alimentan con los sobrantes de la presa que consume su huésped. Este tipo de relación se da entre el pez rémora y el tiburón. El pez rémora obtiene alimento de los restos de comida que escapan de la boca del tiburón cuando ataca a una presa. En tal caso podríamos decir, que el tiburón es el patrón, jefe o amo; que la presa es el trabajador asalariado doblegado y maltratado y el pez rémora es el trabajador que idolatra al jefe y que sufre del síndrome “Stephen Candie”. Y en el caso de Harry en la institución, es indigno su arrastramiento y veneración a Julio Vásquez y a Chuchín solo para obtener restos y migajas, una embaucadora sonrisita de aprobación y una leve palmada de sosiego, como al perro que el amo le dice “muy bien”, siéntese, échese, parece en dos patas, deme la mano, de una vuelta, ahora ladre bajito…
El efecto en la institución de la sustitución de jefes.- Harry es un “Stephen Candie” y está experimentando un duelo psicológico, por la destitución de su amo Julio o Séptimo Masquer; por lo que sufre entre otras emociones: de ansiedad, miedo, culpa, confusión, negación, depresión, tristeza, shock. Y seguramente este duelo le dure más o menos un año, tiempo suficiente para que también se vaya por la propia voluntad salvo otra eventualidad, a quien ha acogido como un segundo amo y se trata de Chuchín en quien siempre se ha refugiado el esclavo espía. Pero particularmente el miedo extrañamente “ambiguo” como un sui generis trastorno desafiante y la culpa que sufre Harry se deben a que sabe que tiene rabo de paja, que ha cometido diversidad de delitos por acción y por omisión, obedeciendo a su corrupto amo Julio y al mayordomo Chuchín, y siente que el largo brazo de la ley le pondrá los ganchos en el momento menos esperado. Y paradójicamente quiere ser reconocido como autor de esos delitos pero no castigado, que se le dé figuración a su criminalidad pero que no se le penalice. En una especie de jactancia y de caché del criminal que quiere ser tomado en cuenta, pero ojo que no lo agarren porque sería una osadía y falta de respeto de la justicia. ¡Se habrá visto! . En una especie de “sí, yo fui”, ajá ¿y qué?”. Entre tanto, mientras la larva de la criminalidad se mantenga en la persona de Chuchín, Julio Vásquez el psicópata por encima del coronel entrante seguirá dando órdenes y continuará con su negocio de extorsiones y venta ilícita de títulos valores, porque toda la maquinaria seguirá funcionado ya que ha sido una ingenuidad ratificar en su cargo a Chuchín por complacer al coronel Malaparte.
La presencia psicológica del amo Julio Vásquez.- En general los monos voladores jalabolas o la tropa de los necios entre los que se cuenta Harry, están de duelo y en confusión porque destituyeron por corrupto y otros delitos al amo Julio Vásquez el coronel psicópata. Pero como un cordón umbilical sin cortar o mejor dicho como una cadena con grilletes mentales los monos voladores jalabolas siguen sufriendo lo que siempre han padecido, el síndrome de Stephen Candie por el cual idolatran a su amo el coronel Julio y aún se mantienen en conexión psicológica con él, que además les seguirá dando instrucciones a los que se quedan y no hayan sido exterminados. Es que Julio Vásquez no se ha muerto, sino que ya no tiene las riendas legítimas de la institución, pero con toda certeza se las ingenia para mantenerse en la cresta de la ola mientras su amante Chuchín siga siendo el mayordomo.
Harry el falso cristiano y bravucón anda cazando pleitos para darse palestra y obtener una importancia que no tiene pero que grita merecer.– Nadie se había tomado la molestia de mirar a Harry por su poca e insignificante importancia, pero él insiste en que lo tomen en cuenta. Este Stephen Candie está dando golpes en el aire manoteando y buscando temerariamente escenarios para ser visibilizado y que si bien su nombre no despuntaba en la mente de nadie como para ser merecedor de persecución por parte de la justicia, ahora en un sentido de culpa exacerbado, grita que lo imputen pero que no lo castiguen y no lo dejen por fuera entre los responsables del desmadre y decaimiento del nombre y prestigio de la institución. Y a confesión de parte, relevo de pruebas. En el caso de Harry parece que tiene un daño cerebral producto tal vez de algún golpe en la cabeza en la infancia y por el cual quiere por vanidad de delincuente en modo enfermizo que reconozcan su participación como autor de los crímenes institucionales. Porque estos son crímenes para él elitistas y quiere figurar porque eso le da pompa en su magullado cerebro. Por eso asume la defensa de su amo Julio y de su compinche Chuchín vociferando que “con mi amo Julio y mi capataz Chuchín no se metan”. Porque en la concepción de algunas mentes criminales es un fracaso no ser reconocido como una lacra social, porque no logra el caché que le daría igualarse al pran mayor en este caso con su amo Julio. Aunque cobardemente por no ser elitista, sino injusto y falso, propio de un hombre vulgar de poca monta y de baja ralea, criminalmente si se atreve a acusar falsamente a inocentes sin reconocer que lo hace por el sentido de importancia del cual carece y del que se cree merecedor y que nadie le atribuye. Siendo así dice Harry; sino me respetan ni me reconocen como a alguien “importante” entonces miento y los hago ir a la cárcel a esos hombres, inventándoles delitos que no cometieron. Esta es la doble postura en Harry del síndrome Stephen Candie, con un único propósito, cual es darse palestra y hacerse visibilizar porque es un oscuro personaje que nadie toma en cuenta.
Harry el esclavo, un hombre injusto y problemático.- Porque tiene una percepción enferma de sí mismo en una inocultable necesidad de ser reconocido, dice Harry: “mírenme yo estoy aquí, soy el espía esclavo de mi amo Julio Vásquez y siento que debo sacrificarme por él en holocausto a su magnificencia”, porque soy vanidoso y me siento grande con un uniforme, pues eso me da importancia y estoy desesperado porque sepan que también me causa insana excitación psicológica estando al lado del poder que emana de mi amo Julio. Harry está torpemente insistiendo en que lo tomen en cuenta como reo de corrupción y extorsión, por la ejecución continuada de delitos dentro de la institución de manos del caporal Chuchín y de su amo Julio Vásquez. Porque estos han sido los únicos momentos en que me he sentido alguien sin serlo realmente, dice Harry.
Sumando delitos contra la administración de justicia.- Este “Stephen Harry Candie” tiene una bella familia y que Dios la bendiga, pero está fuera de sí, descontrolado, amenazante, grosero y con un afloramiento de una personalidad que ocultaba como nadie hubiera pensado bajo los efímeros disfraces que la culpa y la desesperación le están proveyendo e insiste en lanzar agónicamente golpes a ciegas, al aire y a lo loco, a ver a quien le atina para buscar alguna justificación, como las denuncias falsas que ha hecho ante la fiscalía y que han privado de su libertad a indefensas personas a quienes él les ha inventado delitos, que además son delitos contra la administración de justicia, pues a sabiendas que son inocentes nada hace para que sean absueltos de tan infamantes crímenes. Pero Harry sufrirá el efecto bumerang, el karma o la justicia de Dios. Definitivamente Harry es un mediocre profesional de esos que abundan en la institución, hombres incultos con títulos universitarios de dudosa legitimidad, viendo enemigos donde no los hay, e invadido por el temor grita “yo no fui” y nadie lo había señalado. Pero morbosa y ambiguamente ese grito de “yo no fui” es también suplicando ser visibilizado. “Véanme por favor dice Harry”.
Harry el esclavo espía de Julio mintiéndole a Dios.- Harry no solo es un timador de hombres sino que estila presentarse como “un elegido de Dios” y el muy chabacano está convencido que engaña a Dios. Porque una cosa es lo que dice y otra cosa es lo que hace. Es malévolo e insidioso en contra de sus prójimos los también hijos de Dios. Pero es que Harry se cree haber acaparado para sí el estatus de exclusividad como hijo de Dios y los demás son unos ignorantes desfavorecidos a quienes puede ensuciar y desprestigiar según él con la autorización de Dios. Nada más recuerden al fraile Tomás de Torquemada el inquisidor.
Harry siervo de Julio, luego siervo del mal.- No puedes Harry decir que amas a Dios sino amas a tu prójimo y haces maldad en contra de tu prójimo y dices infamias y mentiras en contra de tu prójimo. Como en la vida espiritual Harry se comporta tal cual siervo de satanás representado en la tierra por su amo Julio a quien venera como a su Dios personal. Y en esa tóxica relación va en contra de los demás trabajadores porque según sus fantasmagorías mentales nadie es mejor que Harry, quien tiene una necesidad de afecto y reconocimiento descabellados en su poquedad y miserable concepción de sí al saberse una insignificante persona que busca adulación y reconocimiento como los que obtiene su amo Julio. Por eso Harry es adulante al poder y más perjudicial que su propio amo. No en vano dice la Biblia que por sus frutos los conoceréis, en Mateo 7:15-20. Harry es semejante a quienes se suben a los púlpitos para que los escuchen decir construcciones verbales artificiosas y falsos mensajes del cielo, solo con el objeto de sentirse grandes y admirados, pero nadie sabe lo que esconde el corazón malévolo de Harry cual ángel satánico, que es un timador que le gusta hacer trampas, solo agradándose a sí mismo cual narcisista, una de las características introspeccionadas de la personalidad de su amo Julio.
Los anhelos de cambios de los institucionalistas y los vapores de corrupción no disipados.- La gente que ama y le duele la institución, a todo evento aspira que los sustitutos sepan calibrar el espíritu de decencia y honestidad administrativa que le urge a la empresa, pues la permanencia aún “incomprensible” de algunos peligrosos y mañosos monos voladores del amo Julio Vásquez “afean la foto de inicio” y expelen olor de putrefacción y de asco por ser delincuentes conocidos. Los principios, los valores y la eticidad reclaman que sean también prontamente expulsados o se les de cese a sus comisiones de servicios, o se les soliciten pero sin recule como el caso de Chuchín, sus cartas de renuncias sin miramientos, pues no se puede seguir tolerando tanta inmundicia. La vida y la República lo reclamarán en su debido momento. La persistencia de Chuchín, es la continuación de su amo Julio el coronel psicópata y con él de mayordomo no se vislumbra ningún giro de 180 grados. En fatal hora intervino el coronel Malaparte para que ratificaran a Chuchín. Dios quiera y el nuevo timonel extirpe las raíces del cáncer y acabe con las larvas malditas que dejó Séptimo Masquer que revolotean amenazantes en la otrora prestigiosa empresa.
No fanfarronees.- Desde luego los nombres que aquí se mencionan son ficticios para proteger a los inocentes. De modo que si no es contigo que te resbale, no quieras dártelas de criminal de élite.
«No mentirás, ni dirás falsos testimonios».
Octavo mandamiento de la ley de Dios
Crisanto Gregorio León