¿Qué pasó en Tubrica, que los larenses no podamos saber? ¿Qué tempestuoso silencio se desborda en el río Morere de Carora? Merecen respuestas, no tanto en cuanto, al abono de un total de «245 millones de dólares,» por el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (BANDES) a la empresa especializada, en la fabricación de tuberías de plásticos, para pozos que alimentan sistemas de riego desde 1985, contándose entre las diez primeras de exportación del país.
El planteamiento del pleito, hoy jurídico, político y ético se corresponden, que en el seguimiento al préstamo en cuestión (75 millones de $ adelantados) a la misma, no respondía a elementales exigencias que encendieron las alarmas, en el respectivo expediente administrativo, que nos remite a otra interrogante ¿porque se llegó a ello? y en consecuencia, vamos al primer elemento: Lo jurídico, una demanda de la entidad bancaria a Tubrica… «por cumplimiento de contrato conjuntamente con solicitud de medida cautelar de prohibición de enajenar y gravar contra la sociedad mercantil Tuberías Rígidas de P.V.C., C.A. (TUBRICA), conformada por sus accionistas Inversiones El Paují, C.A». Considerando como «una afectación al patrimonio del Estado venezolano, que compromete el erario público de la nación» además de «culposo en grado gravísimo, considerado como intencional y doloso para defraudar al BANDES» para lo cual, se acordó la designación de un Junta Administradora de la empresa con facultades por encima a las, de sus propietarios con el agravante — no estúpido — sino delatador de flagrancia, al recurrirse al Registro Mercantil Primero del estado Lara, a los fines de la designación de una nueva junta administrativa para «vender activos en el exterior» a pesar de la prohibición, que motivara la intervención de la Fiscalía General de la República, con el apresamiento y fuga de implicados en otros delitos, por el tribunal 9 de Flagrancia por «retraso u omisión intencional de funciones establecidas en el art. 69 de la Ley Orgánica contra la delincuencia organizada y financiamiento al terrorismo» …
Un segundo componente, sería de orden político y tiene naturaleza precisamente, en la institucionalización de la corrupción en los altos niveles de empresas del Estado (PDVSA, BANDES) y por la vía del Sistema Judicial ( Registro Mercantil Primero del estado Lara)
El tercer fundamento es de orden ético, que pareciera ser el guion de una serie de NETFLIX, para adentrarse en las conexiones y por supuesto, las complicidades políticas que pudiera existir, porque se trata de millones de dólares, entre tirios y troyanos, remitiéndome a un viejo decir que recordaba mi madre «Entre cielo y tierra no hay nada oculto»
De allí, que el caso Tubrica, va más allá de lo que a la fecha se conoce. Sus consecuencias impredecibles, sin saberse, quienes deben estar cómo zamuros en mortecina. Lo cierto es que, comentando la grave situación escuche decir: — eso no le interesa al pueblo… «deja quieto al que está quieto”… le echas a perder el juego a la oposición…ayudas al régimen…. ¡Okey! ¿Pero, qué de los trabajadores de Tubrica y los millones de dólares irrecuperables, seguro a buen resguardo? Concluyamos “por ahora” parafraseando a Carlos Andrés Pérez digamos ¡llueve y no escampa!
Jorge Ramos Guerra
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