#OPINIÓN Los Diarios de la Zía Nona: Rastros de la Salsa -1- (Parte XXVI) #11Sep

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A lo salseros del mundo, a Magoo con su tumbao añejo, a mis hermanos Charlie y Nelinho, a mi hija Danny (Pichi) a mi nieto JJ (Jacobo)…

El día que estés llorando y tu alma se encuentre triste, 

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si bailas salsa mi hermano, olvidarás que lo fuiste”- (Yo soy)

Yuri Buenaventura.

 “Se ven las caras, pero nunca el corazón”- (Plástico) 

Que tenga sabor, que tenga mendó”- (Buscando Guayaba)

 “Dando la espalda no se van los problemas, 

…ni la impaciencia resuelve los sufrimientos”- (Amor y control) 

 “Tú y yo con un pedazo de razón, y compartiendo el mismo corazón, 

que tenemos partido en dos”– (Día a día) 

Rubén Blades

Uno no es lo que quiere, sino lo que puede ser”- (Payaso) 

Andy Montañés 

 “La primera noche que te vi, yo sabías que eras para mí. 

Jamás otros besos preferí, porque siempre estás en mí”- (Mujer divina) 

Joe Cuba

 “Hay que vivir el momento, ¿qué nos importa el pasado? 

¿No ves que al pasar el tiempo todito queda olvidado?”- (Mi desengaño)

Roberto Roena

  • ¡En el Coso es la Cosa!

Que recuerde, la salsa entró a mi mundo como una sonda intravenosa, como entra la sangre a las arterias, para fluir y dar vida. Rondaba el año 1974 y en el Caribe, la salsa estaba en pleno auge. Casi toda la juventud del país celebraba de igual manera la venida de Las estrellas de Fania, tanto como la asombrosa evolución de la música moderna en manos de los Beatles o los Rolling Stones

No es coincidencia que, aunque los ritmos de éstos estilos musicales iban por distintas vías, se sacudían paralelas, y pronto se ligarían en casamiento ejemplar con los estilos anglosajones. Para la década de los 70-80 los jóvenes han sido y son mayoría en los países en vías de desarrollo latinoamericanos y del Caribe. Y en países desarrollados como EE.UU., los latinos son la principal minoría con unos 30 millones de alientos potencialmente salseros. 

Los latinoamericanos, pude comprobar en el tiempo, somos flexibles con la integración de estilos melódicos foráneos, y ello ocurre, tanto en intérpretes y músicos, como en audiencias, a diferencia de los estadounidenses, localidad menos dispuesta a salirse del status quo anglosajón del blues, pop, rock, jazz, swing, cool (o west cost jazz), Bebop & hard bop.

Con todo eso sucediendo, otros fenómenos sociales con gustos propios se sumaron a la mixtura como el fenómeno cultural hippie del peace & love. Y su simbología facilitó la vuelta al día en 80 mundos. Que las ofensivas de las potencias militares fueran rodeadas por un movimiento de marihuaneros pacíficos. Ni Verne, ni Nostradamus hubieran profetizado algo así. Aunque nunca pudieron con el oficio armamentista el más costoso de todos los gastos de una potencia mundial. 

Total, que un día de esos donde Travolta bailaba en las discotecas música disco acicalado de lentejuelas, pantalones campana y zapatos yeyé bien lustrados llegó la noticia que se tamizó en los medios informativos ajenos a las redes sociales que ahora disponemos.  

¿Cómo así? Preguntó mi primo Magoo, (o el Arsenio Rodríguez en dominio salsero) al que le teníamos un chalequeo por el asunto de que era miope y no distinguía bien, y pa´colmo de males no usaba anteojos de corrección. Pero lo que le faltaba de vista lo compensaba con el oído depurado, lo que lo hizo un categórico entusiasta del movimiento salsero al punto que agenda un programa de música afrocaribeña en streaming La Hora Latina www.mitocadisco.com (todos los sábados-5 p.m.) Pura cabilla. Invito a disfrutarlo. Diseñado para la salsa-manía de la gran carpa universal… 

Indagando recién por pura curiosidad, encontré una definición contundente del significado de la expresión salsa dada por el patriarca de la Fania el maestro Johnny Pacheco (Pachica diría siempre presente Carlos Morales), el mismo quisqueyano que interpretó como hijo adoptivo de la música cubana alcanzando de forma espontánea sus raíces africanas. El mismo que aprendió los secretos de la flauta en la propia naturaleza de la charanga cubana. 

Por eso no puedo quejarme, -expresó alguna vez- creo haber tenido los mejores maestros posibles: aprendí el vibrato de Arcaño, la picardía de Fajardo y el estilo de Richard Egües; de ahí salió el sello de Pacheco. Reconozco que la raíz de esta música es cubana, y debo decir que acá en Nueva York se enriqueció pues había gente de varias partes, y traíamos música de todos lados, y tratamos de meterla en una misma clave. Las influencias eran vastas, y por eso hay diversidad en el ritmo y en la melodía. Y esa fusión solo se podía lograr en Nueva York donde todo está mezclado. Además, como uno busca los músicos por talento y no por nacionalidad, la confluencia de diversos ritmos era inevitable. Creo que, al final, todo eso es lo que distingue a la salsa: no es un ritmo, ni una melodía, ni siquiera una moda: la salsa fue -y es todavía- un movimiento musical caribeño. Y prohíbo que muera.

Fue cuando puse en auto a Magoo con el asunto del Nuevo Circo. Me vio con los ojos tan abiertos que pensé que le volvía la visión periférica. El concierto estaba pautado para ser realizado en la plaza de lidia Nuevo Circo de Caracas. Donde taumaturgos de la tauromaquia, los hermanos Girón (César y Curro), brillaron en su momento en la lidia mundial hasta que eso de matar toros acabó con el atroz show. Recuerdo a Magoo en las ferias de San Sebastián gritarle al matador ¡por qué no banderilleas un tigre…cara´e verga! La gente reía, pero Magoo no, ni yo tampoco… 

Averiguamos dónde revendían las entradas y con tiempo hicimos un grupo para asistir al concierto más o menos dispuestos y lo mejor formados posibles. Porque a esos conciertos asistía el lumpen de las barriadas donde la puñalada puede ser trapera y una bala, una matanza sonora y no la Sonora Matancera. Nadie negaba que ir a esos eventos era un riesgo y hasta una insensatez en un terruño con tanto malandro diluido con gente corriente. Y los bandidos sintiéndose los amos de la cumbiamba. Por otro lado, la mescolanza malandra era multirracial y de mixtas pluralidades de niches: mulato, zambo, patizambo, tentempié y salto-atrás, todos con sus concernientes cabellos crespos sellados como castigo de mito satánico. En la capital caraqueña los malucos encrespados no iban a gusto a otros arrabales a menos que fuera por represalia porque podían morir en el lance.

  • De la Casa al Coso

Luego de sopesar todos los riesgos, decidimos echarle pichón a la Cosa del Coso. Total, en el Coso es la Cosa. Y de la Casa al Coso era como de ir desde Petare a la Pastora o algo así, diría el amigo Ilan Chester quien amó la música latina y por eso fue un éxito junto a otros como Yordano y Evio Di Marzo, Colina, Spiteri, Rimeris, y Alberto Slezynger del famoso grupo Daiquiri. Todos triunfantes en su momento. Era junio y el calor hacía su gala de reestreno en un sueño de verano.

El día jueves 7 de junio de 1974 llega “La Noche de la Salsa”. Fania All Stars (Las Estrellas de Fania) por primera vez se presentan en el Nuevo Circo de Caracas y por Venezuela acompañan, Las Estrellas Venezolanas dirigida por Porfirio (Porfi) Jiménez con tres vocalistas: Freddy Coco Ortega, Carlín Rodríguez y Chico Salas. Asistieron 13 mil personas. Entre ellas, los ocho del batey

Llegamos tempranito para evitar el bululú, pero el bululú tenía semanas hirviendo en los barrios caraqueños y en buena parte de las urbes mejor acomodadas económicamente y propensas al sabor melífero y tentador de la salsa-manía. Desde la decisión de ir, los ocho del batey fuimos: Magoo y su hermano Carlitos, su esposa Dilia Elena, una flaca atlética, sensible, y hermosa, el capitán Carías, un nativo biólogo tipo Costeau, y su esposa Titina Santaella, un primor de catira ojos añil como gotas de manantial de Los Roques y un rabo no apto para cardíacos, y los últimos dos Fede Gascue y yo.

La gente de piel clara era tan rara que cuasi albinos, no hubo forma de pasar bajo la mesa. Marchamos con cara de yo no fui mientras una ola niche nos empujaba a la entrada. A las esposas sabrá dios cuántos diablos les agarraron el trasero, (sin ton ni son, y como pan sobao) y los machos alfa pasamos a cobardes alfa del sobresalto si acaso daba por protestar. Nadie lo hizo. Y los pálidos talantes de Dilia y Titina eran testimonio mudo de una despierta pesadilla del Infierno en la Calle 13, con muchos Freddy(s) Krueger niches en el Coso del Nuevo Circo, limítrofes a la Sala Ríos Reyna, y a los colosos del conjunto residencial Parque Central. Los Empire States caraqueños.

El sudor era por el calor, casi almizcle, y el olor a barrio e inopia mezclado en la pituitaria, fue dejándonos a su merced. La grima pasó a otro plano ante la resistencia del mas apto. Estábamos tan atemorizados y sudados que no había nada más que sudar, solo el miedo a un punzón corrido, o una bala perdida. Nuestros tickets permitían la zona de arenas con sillas grises de metal plegables. Las mismas que salen a lucir en bretes entre aficionados desmedidos o matones buscando víctimas por puro mitigar los excesos de sustancias ilegales. No por suerte apareció Magoo en primera plana retratado con una reseña que expresaba Festival de estimulantes en el Nuevo Circo en la primera presentación magnánima en la capital venezolana de las Estrellas de Fania en su gira triunfal por Sudamérica y el Caribe”. A nadie extrañó el rótulo y menos la cara de arrebatados de los partícipes que eran la mayoría. 99,99 % niches y sus derivaciones en paroxismo y 0,01 %, nosotros aterrados, pero antes muertos que, bañados en sangre, nos pusimos negroides del puro pánico.  

Orábamos que principiara el concierto antes que algo peor sucediera. Tal vez el son salsero cambiaría un poco la locura de la plaza de toros con gente corneada entre sí. Al ver de lo que somos capaces todos los otros animales aparecían decentes ante las bestias humanas. Los rasgos simiescos y el swing mono-rizado al son de Bemba Colorá, hablaba de la casta curiosa que los antecedió sin cambios evolutivos contrastantes, a vuelo de buen cubero, con los simios precursores. 

Para el instante nada nos convencía que no era un craso error ir al show con lo que sabíamos de antemano. Pero pensar en los reyes de la salsa inclinaba la balanza a favor del lance. Al final, la vida es un riesgo perenne, y para morirse solo faltaba estar vivo. Y el show sería histórico como en efecto sucedió, a final de cuentas. Lo que pagó con creces todos los pánicos del proceso antes que el sabor y virtuosismo de los reyes acallara a la gente que extasiada no salía del pasmo por los soneros mayores y la calidad de arreglos musicales. Un hito inolvidable para quienes presenciamos aquél festín de talento en un solo envión. Nada se iguala a un show en vivo repleto de superhéroes. 

Igual salimos muertos, después de presenciar todo lo que pasó en las arenas a solo metros de la tarima, codo a codo con vecinos montados en su respetiva silla que a dura pena resistía todos los meneos forzosos por el enorme sabor de la inmortal banda del movimiento salsero. Reconozco que me conmovió la plenitud del majestuoso sonido del grupo perfeccionado por dioses del olimpo. Emociona recordar esos minutos y pone la piel de gallina, repetirlos. De pronto un mutis sepulcral se instauró en las arenas, cuando una conga al fondo dio el pase al padrino de la salsa y animador Jerry Masucci y entonces, son montuno, guaguancó, y charanga, instalaron las fieras en el batey.

  • Quítate Tú Pa’ Ponerme Yo y Ponte Duro Bongó

Como era de esperar, la desorganización imperaba. Nos abrimos paso hasta la tercera fila de sillas plegables frente a la tarima. A empujones amigables invadimos las ocho sillas besando la plataforma de las estrellas. Luego el rumor empezó a acelerarse ante la presentación de los músicos. Para los fans eran como superhéroes provenidos de otra galaxia.

Salidos de una fumarada de utilería, los integrantes de la banda fueron presentados uno a uno mientras surgían vaporosos de la cámara de humo. El primero fue Héctor Lavoe (Héctor Pérez) vestido con smoking de corte inglés a cuadros verdes y corbatín, y el silencio se convirtió en escándalo. Cuando el héroe de un “Periódico de Ayer” y “Calle Luna-Calle Sol”, salió a escena, la retirada acabó… y todos los presentes juntos como un solo rumbero pasamos a lo sobrenatural. Luego surgió el salón de la Liga de la Justicia salsera: a la cabeza Johnny Pacheco con su tumbao añejo y su palo prieto como llamaba a su flauta de caoba y clavijas de plata 925, a similitud de la primera flauta prieta que le consiguió Fajardo

Cada uno fue tomando lugar e instrumento, mientras atrás se atendía la melodía de quítate tú pa´ ponerme yo -y- ponte duro bongo. Entonces vimos desfilar a los soneros: Justo Betancourt, Pete Conde Rodríguez, Rubén Blades, Santos Colón, Ismael Miranda, Adalberto Santiago, Ismael Quintana, Bobby Cruz, Héctor Lavoe, Cheo Feliciano…luego percusión: Ray Barreto, Roberto Roena, Nicky Marrero, Chepito Arias…teclados: Pappo Lucca, Eddie Palmieri y Larry Harlow… vientos: Barry Rogers, Perico Ortiz, Bomberito Zarzuela, Lou Khan, Chocolate, y para cerrar con broche de oro…en las cuerdas: Yomo Toro y Carlos Santana. Un trabuco tipo Dream Team. Único.

Al tiempo que escribo estas líneas, voy notando la magnitud de estos héroes irremplazables, pero sin perder de vista el pase franco a las generaciones nuevas de la salsa donde grandes fusiones y excelentes músicos de avance crecen en países inimaginables años atrás y hablamos de muchos países, por encima conseguimos 15 europeos y uno asiático: Japón (Orquesta de la Luz), Francia (Ocho-y-medio), Inglaterra (Alex Wilson), Italia (Ivan Venot y Tony Velardi), Dinamarca (Grupo Danson), Islandia (Thomas Einarsson), Holanda (Masalsa), Suecia (La Liga Habanera), Alemania (Mi Solar), Irlanda (Baila An Salsa), Bélgica (30 de Febrero), Suiza (Picason), España (Tik Tara), Hungría (Barrio Latino), Grecia (Tierra Brava), Ucrania (Dislocados), todos de una calidad que nadie objetaría ni por un momento. La salsa trasciende fronteras, o dicho de mejor manera, la salsa no tiene límites, ni quien la detenga. La salsa viene a velocidad de la luz, atravesando naciones.

  • El show y la descarga mortal 

Una vez finalizada la presentación, como diríamos en criollo, comenzó el joropo. La marea de niches enloquecidos y sus sudores emanaban una suerte de nube o vapor humeante que salpicó a tutilimundi y olía a ranchito. Pero con la deshidratación y enajenamiento general, nadie olía nada, y solo era gritar y cantar y cuidarse las espaldas. Perdí de vista a Magoo, pero él me perdió de vista mucho antes. Y como nada hedía no pude olfatear su estampa perdida en la demencia morenamente malandra. Si oí feliz, cuando Santana tocó el solo de guitarra Samba pa ti que hizo olvidar por un minuto que flotábamos en una balsa sobre cocodrilos, buscando guayabas. Y lloré de lo emoción.

Cada canción venía con un sustico novedoso que los niches ideaban sin aviso ni protesto y sacaban bajo la manga como nigromantes de la magia negra y del hampa. Por eso hay gente que cree que los salseros son agentes del demonio con azúcar para endulzar a los distraídos y confundir las almas puras. Pero en ese instante pude pensar, lo que no hay derecho a decir. 

La cosa empeoró cuando el malo Willie sacó el trombón como quien saca un 9 mm y Héctor cantó todo tiene su final, lo que hizo pensar hasta aquí llegamos. Se oyeron disparos al aire. Pero ningún policía se metió en el avispero de abejas africanas. Y guapos y apoyados los niches sacaron los fucos y se formó la de Caín. Por suerte no hubo interfectos, sí lesionados, pero no de bala solo de excesos de tóxico y peleas entre sí. Lo increíble que los músicos no oyeron las ráfagas y supongo creyeron, eran fogueos. Menos mal porque si se hubieran ido los músicos, nos linchan a todos con fuego a discreción y a nosotros por metiches en tiroteo niche, y por ir a buscar lo que no se nos ha perdido. Estábamos convencidos que los primeros en huir serían los policías y pacos corrompidos.   

Ya finalizando varias horas de concierto y cercano el cierre, todo había salido demasiado bien para ser cierto. Pero poco dura la alegría en la casa del pobre. Zas, justo a un lado de Federico y yo, cayó un cuerpo que creímos muerto de hircismo intenso. El cuerpo inmóvil, nadie quiso ir a verificar no vaya a ser sospechoso de crimen o jibaro de tóxico. La risa de nervios no ayudó a salir de la crisis que duró días, luego del fastuoso y estresante concierto, por demás mágico, inesperado y verdaderamente espectacular. Nada de ese calibre puede, ni imitarse ni repetirse. Sólo vivirse.       

  • Notas del Autor

*El Nuevo Circo de Caracas es una plaza de toros ubicada en el Municipio Libertador, en la zona oeste de la ciudad de Caracas, Venezuela. Aunque en su interior ya no se realizan corridas de toros, propósito para el cual esta edificación fue diseñada y construida, sus instalaciones han sido recuperadas con la finalidad de preservar el patrimonio cultural de la ciudad. Dentro de los planes de expansión del Metro de Caracas, en 2001 parte de los terrenos de esta estructura taurina pasaron a formar parte del área de construcción de la nueva estación Nuevo Circo, finalmente inaugurada en julio de 2006. Hasta 1998 se encontraba justo al frente el Terminal de Pasajeros de la ciudad de Caracas, el Terminal de Nuevo Circo.

El 1 de marzo de 1936 varias figuras de la izquierda venezolana se congregaron en el Nuevo Circo de Caracas en el primer mitin unido de la izquierda tras la muerte del dictador Gómez. En la actualidad las instalaciones del Nuevo Circo acogen a varios colectivos culturales y artísticos que le han dado una nueva vida al escenario. La práctica taurina fue erradicada, en concordancia con los nuevos tiempos que dignifican la vida de los animales. /CP el 26 de enero de 1919 fue inaugurado por el dictador Juan Vicente Gómez, quien gozaba de una gran afición taurina. La historia registra actos de inauguración entre los días 23 al 26 de febrero de 1919, pero es el 26 la fecha en la que se dio entrada general al público. En un artículo publicado en la edición de ese día de la revista caraqueña Arte y Crítica, se señala que el edificio servirá para plaza de toros, circo ecuestre, acrobatismo y variedades. Asimismo, tendrá salones de patinaje, de natación, de baile, de cinematógrafo, de audiciones musicales, como conciertos y recitales; de conferencias, escenarios para compañías líricas y de verso. Se calcula que costará, por lo menos, un millón de bolívares (citado por El Nuevo Diario 26/01/1917).

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