Un lamento, desconsuelo, angustia, nostalgia, calma subterránea más un elevado pensamiento constituyen el eje temático del libro Epígonos, rubricado por el poeta barquisimetano Rafael Aguilar, publicado por FUNDACULTURA y CONAC en 1998.
El hilo inspirador de esta obra es el pensador y poeta austriaco de origen judío Karl Kraus (1874 – 1936), un crítico de la civilización y teórico del lenguaje. A éste nuestro poeta mayor, Rafael Cadenas, dedica especial atención en su ensayo En torno al lenguaje.
Estos poemas nos rememoran a los pensadores orientales por su brevedad y forjamiento de los mismos a manera de sentencia. Es como si el poeta hiciera de fotógrafo registrando en un flash el instante para siempre. La lacónica poesía, cuyo pionero en nuestro hemisferio fue el norteamericano Ezra Pound, que Aguilar domina diestramente.
Epígonos contagia un espíritu de serenidad como en un viaje por el infinito Universo con sus permanentes incógnitas y misterios por conocer y despejar. Es parte de las sensaciones que nos ha transmitido su grata y rápida lectura acompañado de unas copas de buen ron Diplomático.
Una forma de asumir la existencia utilizando la sutiliza de la escritura a la que Gabriel García Márquez define como una actividad científica. Un trazar el poema con las pruebas del ejercicio de una agudeza de pensamiento para regocijo del espíritu humano. Una ventana abierta a la reflexión en un transitar permanente por caminos donde la roca se reitera para saborear el reposo, meditación y a la vez levitación.
Esta obra de Rafael Aguilar evidencia un conocimiento y manejo de las imágenes literarias cuando éste le canta a la mujer en el poema IX: “Un amanecer la encontré con el Sol metido entre las manos”. Igualmente el misterioso silencio que a todos arropa “Es extraño el silencio, se rompe con sólo observar / Cuanto más profundo más embriaga. También la Tierra profanada por algunos hombres dejándonos un reguero de cadáveres cuando acuciante y desesperado dice: “El tiempo va pasando y la Tierra queda / con una herida profunda / que se va llenando de huesos.
Estamos ante un poeta guiado en sus creaciones por la lucidez de pensamiento, certero manejo del lenguaje en prosa y, sobre todo, la sensibilidad de un ser humano dotado de los recursos imprescindibles para acometer la escritura literaria. La poesía como forma de comunicación y regocijo entre los hombres.
En estos 26 poemas de Epígonos, Rafael Aguilar se desliza por los parajes de la meditación para elevarse como solitario bardo y pensador. El vate dedicado también a la docencia, dramaturgia, actuación, títeres y silencioso trabajo cultural.
Freddy Torrealba Z.
Twitter: @freddytorreal11