Es necesario pensar de manera distinta a lo que ha sido tradicional en las últimas décadas, para poder establecer un precio justo y rentable en el rubro café, criterio que sostiene el director ejecutivo de Fedeagro, Pedro Vicente Pérez.
Considera el dirigente gremial que en el caso venezolano la situación es más extrema, alta inflación (la mayor del mundo) crédito bancario inexistente, falta de combustible; déficit de servicios y lo más grave una caída vertiginosa en el consumo del café ante la merma del poder adquisitivo de la población.
Esta situación se ha visto aún más complicada con la nueva política de los supermercados de incrementar su ganancia hasta un 50% sobre el precio de fábrica.
Ante este escenario los actores de la cadena del café tienen diferencias y están buscando una solución, a través de un solo camino u opción, cuando en otros países se utilizan diferentes mecanismos y herramientas más novedosas de agronegocios donde las partes juegan a ganar – ganar.
Cuando hacemos referencia a pensar al margen de la caja, pretendemos aportar otras alternativas para llegar a un acuerdo. No se puede continuar con el tema de que el Estado imponga un precio. Estamos rodeados de los dos países, no solo más productores de café, si no los más eficientes y de menor costo, como son Brasil y Colombia.
En Fedeagro hemos analizado alternativas para llegar a conformar un método de formación de precios para el café, que no solo beneficié a los actores de la cadena del negocio, si no al consumidor.
Para ello hay que entender que, dentro de la cadena de valor el mayor problema que existe es que el 95% de la comercialización del café verde es a través de intermediarios, eso no ocurre en ningún país del mundo.
Entre ellas:
Que el precio del café verde sea un porcentaje del precio de venta de la industria al comercio, un esquema muy similar al de la caña de azúcar.
Una banda de precios fluctuantes por tipos de calidad, en la cual la banda varíe según diversas variables, como el precio internacional, la evolución de los costos, la devaluación de la moneda y el nivel de consumo.
La creación de un fondo de fomento cafetero o fondo parafiscal que genere un fondo para la compra y almacenamiento de café, con un esquema financiero basado en el mercado de valores, para que ese fondo permita desarrollar la investigación, tecnología, e innovación y así llevar estos logros a través de un servicio de extensión, todo esto nos permitirá ser más eficientes, tener más productividad y por ende disminuir los costos.
Crear un nicho de café de especialidad, sea por un puntaje tipo SCA, mayor a 85 puntos y que este se subasta por la Bolsa Agrícola, pero también se deben crear cafés de denominación, de origen geográfico, como también los cafés sostenibles que se valoran en su precio, por su aporte a la conservación del medio ambiente.
Debe establecerse a nivel del consumidor una canasta de café molido más diversificada, donde se elabore un café más económico para la población de menor ingreso. Hasta la fecha existe sólo un café molido de especialidad de muy alto costo y un café mal llamado gourmet.
Creación de un gran fondo físico o almacén general de café, como en la época del Fondo Nacional de Café. Pero este sería un fondo físico privado constituido por el Estado, los productores y la industria, que supliría a los compradores nacionales e internacionales, que se financiaría con un aporte inicial de sus creadores.