El autoritarismo está vinculado a las diversas formas de ejercicio opresivo del poder político en una determinada sociedad que no escapa a las crisis coyunturales o estructurales que suelen sacudirla.
Los gobiernos de este corte suelen ser circunstanciales manteniendo el sistema vigente. Es el caso de la dictadura perezjimenista en Venezuela, a diferencia de los totalitarios que sustituyen un sistema por otro abarcando todos los aspectos de la vida del hombre y la sociedad.
Este encuentra terreno fértil para su aparición y expansión en países donde la democracia es timorata e ineficiente con políticos sin vocación de servicio alguna y dados a la corrupción.
Es cuando aparecen ciertamente figuras carismáticas como Hugo Chávez Frías que embaucan a la gente con sus promesas populistas, las cuales destruyen en lugar de construir.
Así pues, en la última década hemos presenciado en América Latina la implantación de este tipo de regímenes con sus lamentables secuelas en lo económico, político y social. Se cumple aquello de que “es peor el remedio que la enfermedad”.
La explicación para que el autoritarismo haya crecido en el continente radica en el funcionamiento de democracias corruptas, dictaduras anárquicas y falsas revoluciones. Se trata de gobiernos que no dan solución a los angustiantes problemas de los servicios, la pobreza, injusticia, desigualdad social, estancamiento económico y otros.
Por ello resultan preocupantes los resultados de una encuesta realizada por la Fundación Chile XXI, la cual revela que en la última década el autoritarismo ha ganado terreno en el continente americano.
Esa inclinación por este tipo de gobiernos está presente principalmente en los jóvenes, indica el Latinobarómetro realizado entre los meses de febrero y abril de 2023.
Mientras que Uruguay es el único país latinoamericano donde su población se adhiere firmemente a la democracia.
Países como Nicaragua y Venezuela son considerados por la Fundación Chile XXI como dictaduras. Ello con el añadido que en el segundo lo que ha surgido en un nuevo sistema político de izquierda cuyos pilares son narcotráfico, hampa común, terrorismo, pseudo guerrilla e intereses políticos y económicos de países como China, Irán, Turquía y Rusia. Un régimen de mafias enquistadas en el poder a las que no les interesa el progreso del país.
Necesario señalar que la gente se cansa de la demagogia y corrupción de los políticos que se convierte en el terreno fértil para el autoritarismo. Precisamente lo que ha ocurrido en estos diez años en Latinoamérica.
Pero es también un indicativo de la falta de compromiso de la ciudadanía con la democracia. Ésta equivocadamente se vuelca hacia el autoritarismo para terminar en la frustración como ha ocurrido en Venezuela con el socialismo del siglo XXI.
La ausencia de una cultura política democrática en evolución hacia estancias superiores, la gran ventaja de la democracia liberal en contradicción con el dogma que niega el cambio para afirmar tiranías de izquierda y derecha.
Freddy Torrealba Z.
Twitter: @freddytorreal11