#OPINIÓN La India también corre #30Ago

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“…Rápidamente las cosas cambian, el choque de las ideologías conductoras de lo económico y político, producen serios realineamientos y por tanto rupturas, o reacomodos, en las relaciones entre países…”

Jorge Puigbó

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Hay épocas, como la transcurrida después de la Segunda Guerra Mundial, que a pesar de que los conflictos bélicos nunca se detuvieron por completo, Corea y Vietnam son ejemplos claros, y el desarrollo de la guerra fría siempre estuvo presente; en occidente se vivía con una sensación de tranquilidad y se percibía un progreso constante. Pesaba la pérdida del 2% de la población mundial, unos 80.000.000 de personas se estima que fallecieron entre civiles y militares, quizá eso contribuyó a crear un sentimiento de alivio, un anhelo por la paz.

Desgraciadamente el hombre parece no haber encontrado un medio diferente al de la guerra para definir los conflictos entre naciones para alcanzar sus mezquinas ambiciones territoriales, hoy el mundo se encuentra convulsionado, a donde miremos existe, o una guerra, o una amenaza de provocarla. Algunos pensarán que es una ingenuidad, pero estoy de acuerdo con un contertulio de un chat, quien expresó la necesidad de que los líderes mundiales volvieran a sentarse en una mesa y trataran de imponer un orden mundial cuya finalidad sea el desarrollo y preservación de la especie humana y no los intereses inconfesables de un grupo de personas que ungidas por el poder nos lleven a un holocausto mundial. Las Naciones Unidas han dado muestras evidentes de su incapacidad para prevenir los conflictos o resolverlos.

En estos días varias noticias atraen y copan nuestra atención y es que, la velocidad con la cual se están moviendo los hechos conformadores de la geopolítica, no permiten un descanso. Rápidamente las cosas cambian, el choque de las ideologías conductoras de lo económico y político, producen serios realineamientos y por tanto rupturas, o reacomodos, en las relaciones entre países. Es importante señalar el papel de la India en la conformación de este nuevo esquema mundial por varias razones y todas de peso, lo primero es advertir su importante cualidad, recién adquirida, de tener la mayor población del mundo, habiendo sobrepasado a la China en el primer trimestre de este año. Ahora bien, lo crucial, lo importante, es saber en qué se puede traducir esta situación, este nuevo estatus, por cuanto por sí solo no proporciona absolutamente ninguna ventaja y pudiere convertirse en una carga económica.

Para entender lo anterior hay que traer un concepto esencial, el llamado Bono Demográfico, una buena y sencilla definición la encontramos en Economipedia: “…es un periodo donde la población activa e inactiva en edad de trabajar superan en cantidad a las personas económicamente dependientes (niños y adultos mayores). Usualmente, se considera personas en edad de trabajar a aquellas que se encuentran entre los 15 y 60 años…”. Por lo tanto, el hecho poblacional no transforma a la India en ninguna potencia mundial, ni mucho menos, pero si abre posibilidades ciertas de lograr convertirse en una a corto plazo.

Un portavoz chino del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, le quitó importancia al asunto y expresó que su país seguía teniendo más talento, en eso probablemente tiene razón, lo cierto es que ningún país puede progresar sin educar a sus ciudadanos. Sin dudas la población es un activo invalorable y la India, hoy quinta economía del mundo, tiene un promedio de edad de 27 años, por debajo de la media mundial y mucho menor que la envejecida población China, por tanto, hacia el futuro, si logra consolidar las políticas de educación y sanidad que está llevando a cabo y logra mantener su crecimiento económico, el cual el Banco Mundial cifra alrededor del 6,9% para 2023 y el FMI espera una expansión del 6,1% para los próximos cinco años, podrá capitalizar el bono o dividendo demográfico. Las apuestas y las especulaciones están sobre la mesa, la reconocida consultora internacional PriceWaterhouseCoopers, PwC por sus siglas, hizo su predicción y apuesta en el 2017 en un informe en el cual presentaba sus predicciones señalando que, el crecimiento promedio del PIB indio podría ser de 4,90 anual entre ese año y el 2050, pudiendo convertirse en la segunda economía del mundo solo por debajo de la China, hasta ahora el pronóstico se percibe acertado.

Aparte de lo económico y sus evidentes números, en la edición de la BBC del 7 febrero del 2017, encontramos un aspecto del cual poco se habla: “…hace unos años se decía que el carácter autoritario del sistema político chino le daba al Estado la capacidad de movilizar con poca resistencia los enormes recursos que se necesitaban para construir las fábricas y las enormes obras de infraestructura características de ese país. A diferencia de China, India funciona como una democracia multipartidista. India… es una democracia parlamentaria… esta nueva fase del crecimiento a la que están llegando estos países, en la cual se depende más del emprendimiento individual para la creación de empresas de alta tecnología, el sistema indio, con su apego al imperio de la ley y la democracia puede ofrecer mejores incentivos a los inversionistas privados…”, es una apreciación a tomar en cuenta.

Debemos resaltar dos hechos ocurridos recientemente en lo geopolítico, los cuales si los unimos a lo expuesto anteriormente nos complementarán la visión hacia el futuro. La India en lo tecnológico es una nación muy adelantada y quizá nuestra apreciación sobre ella esté influenciada o prejuiciada, por el desconocimiento de su realidad actual y la idea que conservamos de un país pobre y atrasado, anclado en el tiempo, ahora bien si es verdad lo de su progreso, existen también razones para pensar que todavía le falta mucho camino por andar, la carga que representa una enorme población con desigualdades profundas es un reto que la China pudo enfrentar sacando 800,000,000 de sus habitantes de la pobreza, la India está empeñada en lograrlo. Los matemáticos y técnicos informáticos indios, por mencionar solo dos profesiones, son muy apreciados por otros países, sobre todo por los EEUU.

El nivel de crecimiento de su industria, sobre todo la farmacéutica es increíble. Y si queremos un ejemplo más claro de su nivel en el manejo de tecnologías avanzadas, el mismo quedó demostrado por el lanzamiento de una nave espacial, la Chandrayaan-3 («Mooncraft» en sánscrito), la cual el 23 de agosto de este año, se convirtió en la primera en conseguir alunizar en el polo sur de la Luna, un verdadero alarde de técnica, recordemos que India fue asimismo la primera nación asiática en poner una nave en órbita alrededor de Marte en 2014.

El segundo evento fue la reunión y la admisión de nuevos miembros en la organización BRICS, de la cual la India forma parte y cuyo objetivo principal es construir una plataforma que haga peso a Occidente, impulsada particularmente por los intereses de China y Rusia. Hasta ahora la posición india ha sido equilibrada, especialmente en lo que se refiere a la creación de una moneda única diferente al dólar y por otra parte se opone al creciente dominio de los océanos asiáticos por los chinos. Ojalá se mantenga como un factor positivo. Para terminar, el primer ministro indio Narendra Modi, le reiteró a Forbes la necesidad de que su país logre un equilibrio en la dinámica del poder del sector laboral, un sostenido crecimiento de la industria tecnológica y una más profunda lucha contra la corrupción: la gangrena de los países en desarrollo.

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