#OPINIÓN Cazando monos, o se nos acaba la teta #30Ago

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«Honesto es aquel que se alegra

contemplando el agua limpia»

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–       Joaquín Araújo

Por no abrir la mano sino mantenerla en puño. Incapaces de abrir la mano para soltarse de la trampa, los monos que por demás tienen actitudes de avaricia, son capturados con un ingenioso método, por el cual se coloca un poco de alimento apetecible para este animal, dentro de un coco, un frasco atado a un árbol o un orificio en la ladera o la superficie de los termiteros; por un agujero estrecho como para que solo entre o quepa la mano alargada del simio pero que no salga cuando la cierra o la empuña al coger el cebo. De tal manera que el mono introduce la mano para agarrar la comida que se le ha colocado allí intencionalmente, momento en el cual el cazador se apresta a atraparlo y el mono entra en desesperación pero no tiene inteligencia para abrir la mano o soltar el puño para liberarse; sino que mantiene la mano cerrada conservando la comida, el alimento o el cebo que ha atrapado y entonces él también es atrapado.  

Los monos voladores, esclavos voluntarios del coronel psicópata. Así en la institución que parasita Séptimo Masquer el coronel psicópata, mote por el cual este narcisista es presentado en mis artículos de prensa, pero que en mi libro lo identifico también con el seudónimo de Julio Vásquez. Este corrupto funcionario de la administración pública se aprovecha de la predisposición al delito, de la avaricia de una tropa de necios funcionarios que al haber encontrado la forma y manera de enriquecerse criminalmente con ingentes cantidades de dólares mediante la corrupción, las extorsiones y otros tipos penales; por la codicia que les asalta son incapaces de abrir la mano y soltar el cohecho. Por lo que ante esta circunstancia el militar nunca más ascendido los tiene a todos encadenados trabajando para él, pero con la particularidad que denominaría Maquiavelo, una esclavitud voluntaria. Los monos voladores del coronel psicópata son esclavos deliberados gustosos porque se benefician de las prebendas criminales. Esos monos voladores no se rebelan porque no quieren abrir el puño lleno de dólares producto de las extorsiones y diversidad de negocios ilícitos que manejan intramuros pero también extra muros.  

Julio Vásquez le saca provecho a la naturaleza criminal de los monos voladores. Al saber de dónde cojea cada quien, porque se inmiscuye incluso en la vida privada de todos y consciente que cada cual extorsiona y comete otros delitos, además de sus modos de hacerlo, el coronel psicópata los monitorea y con su sonrisita y micro expresiones propias de su trastorno de personalidad, se jacta porque tiene a los monos voladores a su merced, a su disposición, en sus manos y éstos deben en consecuencia cuidarle su negocio de extorsiones y venta ilícita de títulos valores estafa. Los monos voladores jalabolas no tienen inteligencia moral ni principios y son unos analfabetas espirituales; de modo que constituyen los esclavos perfectos con gríngolas para no desarticular la banda criminal, sino para custodiar y defender al coronel psicópata corrupto y conforman junto a él, un Grupo Estructurado de Delincuencia Organizada. Séptimo Masquer o Julio Vásquez pues se trata de un mismo tipejo; sabe cómo catapultar para beneficio propio, las invirtudes y las miserias personales de los monos voladores jalabolas que se niegan a irse de la institución pues tienen sus intereses creados o intereses inconfesables.

La simbiosis criminal por la qué los monos voladores jalabolas no abandonan la institución.  Llama particularmente la atención que incluso quienes nos suministran información en una especie de ambigüedad moral y ética, permanecen en la institución cohonestando al psicópata corrupto Julio Vásquez. Entonces, cuáles son las razones por las cuales los monos voladores sabiendo que este militar extorsiona sexualmente a los usuarios pero también los extorsiona en dólares, y teniendo de primera mano que el licántropo Vásquez forja títulos valores estafa y otros documentos y los vende ilícitamente en el mercado negro ávido que ha nacido en ocasión a la oferta de estos pergaminos ilícitamente negociables; que no obstante ser público, notorio y comunicacional que el coronel psicópata es un corrupto y un delincuente consumado y experimentado; pero a pesar de ello los monos “con la mano en puño dentro del coco”, se mantienen trabajando en la institución para él y para sus fines perversos cohonestando su gestión. La respuesta es muy sencilla, y obedece a la expresión latina quid pro quo. El coronel les permite a los monos voladores jalabolas que extorsionen y cometan corrupción y ellos le cuidan el negocio al militar a quien no se le divisa el honor. Una cosa por la otra, dice el coronel Julio Vásquez: yo los dejo extorsionar y les permito la corrupción y ustedes me respaldan con su presencia y su “cuestionable prestigio” y avalan mi gestión con una imagen falsa pero conveniente, para que no se nos acabe la teta. Pero la razón más obvia es que por naturaleza los monos voladores son los cómplices, los adláteres, los correveidiles y los que le cantan la zona y le guardan la fachada al psicópata porque esa es su misión y su leitmotiv o la razón de su existencia, pues son sus tenientes jalabolas. La tipología penal : asociación para delinquir..

El hábito no hace al monje. Caras serias, almas corruptas, fachadas engañosas, perversos disfraces. O dicho de otro modo, el crimen siembra el terror vestido de militar o de policía. Usando uniformes o sabiendo que son uniformados por “formación”  aunque anden de particulares, como dice la canción Pedro Navaja, “no tiene marcas, pero to’s saben ques’ policía”. El poder simbólico de las ropas, del cargo, del oficio o de la profesión y su influencia a nivel del subconsciente, sorprende la ingenuidad ajena. La gente distraídano se percata que hombres y mujeresque aparentan honesta seriedaden realidad son unos delincuentes fingiendo compostura y esos son los sesgos del uniforme y que viviendo en impostura de los cargos que hacen simular a un íntegro hombre de armas como una persona correcta, honesta y decente; de hecho son la mayor burla a la sociedad y a la credulidad colectiva. Porque a la mujer del César no le basta con decir que es honesta, sino que debe parecer honesta. Y a estos monos voladores la condición de ser funcionarios policiales verbigracia; no los hace honestos, toda vez que la evidencia empírica de sus actuaciones los delata como unos delincuentes, corruptos, extorsionadores, que le guardan la fachada, la imagen y el negocio al coronel psicópata Julio Vásquez. Pero es que no solo se trata de un miliar o de varios policías o civiles camuflados de buenos ciudadanos, sino que es un enjambre de toda clase de profesionales que  por lo que entrañan sus actuaciones, nunca tuvieron una ruta ética o que al encuentro con esta pudrición institucional entronizada y potenciada por Julio Vásquez, se han sentido a gusto y en su elemento como lombrices en el excremento.

La oncena del monasterio y otras monas voladoras más. Sin abstraernos de la co-gestión corrupta de Maurén cuya tentacular perversión se hace sentir en la institución, no obstante el espejismo de no estar. He aquí otra muestra de la inmoralidad que se ejemplifica e irradia con desfachatez e incluso con pomposidad, en la institución, en la que Julio Vásquez  ha conformado una banda de mujeres para sus fines delictivos; pues para estos criminales todo lo inmoral e indecente es normal y decente si lo hacen ellos. Es el caso de más de una oncena de mujeres que le guardan el negocio y las espaldas al narcisista psicópata Julio Vázquez. Según la describe Macu la mujer del policía en los reportes que envía al Distrito, la empresa semeja un monasterio por su santidad, castidad, recogimiento y meditación profunda. Nada más lejos de la verdad, pues la institución es un antro que magnifíca lo que en las Sagradas Escrituras se nos revela de Sodoma y Gomorra, además por su altísimo porcentaje en la percepción de la corrupción y los productos alterados que emite para el consumo social. Esta banda y otras especies de mujeres delincuentes o monas voladoras jalabolas, entre las que podemos mencionar a la propia Macu, a Chabela, Toya, la Mariposa, Pierina, And la Reina, Lesbia Carlota y sus tribadas, la Ragazza, Ella (El – la), en “lengua romance”, Sussana o Roxana da igual, y no podemos dejar por fuera a Chuchín el mayordomo que cierra filas en el equipo de las féminas por ser el consentido amante  del narcisista psicópata. Y aunque Mara conocida como el Pejesapo o la bruja camandulera, urde sus maquinaciones de destrucción en  contra de quienes ella envidia, es a estas alturas una participante de muy bajo ranking para Vásquez, aunque tiene montada su propia choza de la corrupción y es que ella no tiene amor propio y aguanta cuanto desprecio le hace el coronel narcisista mientras la deje mojarse las manos en la pomada – ella sí recibe quesos a cambio de muchas cosas  –  ¿Entendiste Vásquez?.   

Masquer y “su guiso”, parece que no mojan, pero empapan. Otros que cohonestan la gestión corrupta y criminal del coronel psicópata Séptimo  Masquer o Julio Vázquez,es su guiso masculino; que parece que “nacieron para ser serviles del psicópata”, y que  no entienden tal como lo expresa la Socióloga Chilena Kathya Araujo: que “Hoy estamos en un mundo de jerarquías móviles”, pues este trío cree eterno en el cargo a Julio Vásquez, y delinquen para él y  junto a él como si nunca fuera a dejar esa jefatura, o que siempre lo tendrán como su “pran”. Y ellos son Su Freeman, Gui Clayman y So Wolfman. Estos funcionariosque engañan al más astuto de los hombres, toda vez que inclusonadie podría decir que son un “paquete chileno”, pues configuran una estafa a la institución de origen y están engordando sus patrimonios personales resguardando la fachada del coronel psicópata pero también alimentando su propia codicia.

¿Por qué el trío “su guiso”, mantiene alianza con Julio Vásquez? Estos mosqueteros corruptos, más que buscar la forma de alejarse e irse y abandonar con hidalguía ese antro donde su prestigio es cuestionado, hacen énfasis e incesantes gestiones “pagándoles en divisas” a sus superiores para permanecer al lado del coronel psicópata cohonestando su gestión corrupta.. En alguna ocasión dijo el ex presidente de los Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, que «Los hombres no son presos del destino, solo son prisioneros de sus propias mentes». De igual modo el insigne filósofo español José Luis López Aranguren puntualizó que “los valores morales se pierden sepultados por los económicos”. Cuanta pena ajena causan estos tres hombres a quienes nos costaría creerlos ímprobos, pero la evidencia empírica los delata, por querer y permanecer queriendo estar al lado de Julio Vásquez, un corrupto y psicópata criminal experimentado.

Para calibrar las personalidades de este trio, es prudente tener en cuenta el rasero de Miguel de Cervantes y Saavedra :»La honra del amo descubre la del criado, segun esto, mira a quien sirves y verás cuan honrado eres». 

Otro es el asistente virtual que ha asumido las tareas del Obeso y que tiene un próspero negocio corrupto consentido por Maurén su mentora, lo que lo hace intocable para el coronel psicópata. Todos saben tanto los unos de los otros que si cayeran en disgustos se destruirían entre ellos. 

«Querríamos ser buenos pero no lo somos, ni llegaremos a serlo;

debe de haber una realidad de ultratumba en la que podamos ser plenamente buenos».

– José Luis López Aranguren.

Dr. Crisanto Gregorio León

[email protected]

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