A más de un año de la aplicación de la Ley de Impuesto a Grandes Transacciones Financieras, el sector industrial sigue navegando la economía venezolana con un salvavidas que apenas lo mantiene a flote para lograr respirar.
Contrario a la percepción que algunas personas podrían tener al respecto, la presidenta de la Comisión Tributaria de la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), Ivette Jiménez, sugiere que el Impuesto a Grandes Transacciones Financieras (IGTF) es un elemento más “de distorsión en todo el panorama de producción nacional porque aplican un impuesto nacional a las operaciones en dólares”.
Y aunque este impuesto existe en nuestro país desde hace siete años, esta Ley, emitida en Gaceta Oficial N° 6.687 del 25 de febrero de 2022, abrió el compás para que también los usuarios y clientes paguen el impuesto en transacciones hechas en dólares o cualquier otra divisa diferente al bolívar.
Sin embargo, diecisiete meses después de su promulgación, el fisco nacional no ha hecho públicas sus aspiraciones de recaudación con dicho impuesto. Es por ello que el país vive en opacidad respecto a la etapa del proceso en que estaríamos, si lejos o cerca de la meta.
De vuelta a la opinión de Ivette Jiménez, especialista en derecho tributario, los contribuyentes especiales son calificados como agentes de percepción de dicho impuesto, por lo que ahora “tienen que dedicarle tiempo adicional a todo ese proceso para poder estar en cumplimiento con la administración tributaria nacional”.
“Viniste a aplicar un impuesto a las operaciones en dólares que directamente le pega al consumidor final o al venezolano de a pie. Todos sabemos que cada vez que llegamos a un comercio ya es común que si voy a pagar en dólares, nos indiquen que tienen que aplicar el 3% de IGTF si es un comercio formal”, agrega.
Entonces, ¿Qué efecto ha generado la aplicación del IGTF?
Este nuevo jugador dentro del cuadro de la economía nacional ha traído ciertas “distorsiones”, como las definió Jiménez.
“Este impuesto ha hecho que haya una distorsión hacia la informalidad porque es normal que las empresas busquen disminuir costos. Si dentro del costo de toda mi operación se incluyen transacciones en dólares que además están agregadas con un impuesto del 3%, obviamente esto va a ser una desviación a la informalidad aunque yo sea de lo más formal, porque siempre vamos a buscar disminuir los costos”, explica la especialista.
Entre más ingresos genere el contribuyente, más tributos deberá cancelar. Una ecuación poco atractiva en una economía que roza muy cerca de volver a la hiperinflación.
“Este tributo afecta fundamentalmente a la cadena de suministros o distribución de una manera devastadora porque genera que las transacciones en dólares sean una cadena. Si estoy dentro de toda la cadena de suministro nacional y empiezo a traer un producto para vender, le voy aplicando 3% en cada una de las transacciones hasta que llega al consumidor final y puede llegar hasta el final con un 15% adicional”, agrega.
“Dentro de todo el esquema, yo quiero tener la confianza de que el gobierno ha intentado manejar esto de la mejor manera o tratando de darle equilibrio y por eso es que decreta el decreto de exoneraciones y de no sujeción a algunas operaciones en dólares para suavizar el esquema. Pero eso no ayuda a un año después de que se emite esta ley a la producción nacional”, considera.
La desventaja en la producción nacional
A juicio de la especialista, “no estamos en igualdad de condiciones ni igualdad de competencia” con respecto a emprendimientos o comercio informal que sigue en aumento en nuestro país y que, por su naturaleza, no tributa el IGTF.
“Y a pesar de que hay una Ley de Emprendedores que está tratando de formalizar a ese sector, sus niveles de fiscalización están muy lejos de ser iguales a los niveles que tenemos los industriales hoy en día porque son muy severas (…) Y si a esto le sumamos que las sanciones están calculadas a la mayor tasa de cambio que esté para el momento del ilícito en el BCV, pues, es mucho peor”, prosigue.
La implementación del IGTF comenzó siendo como una estrategia para “darle vida a la moneda nacional que está totalmente devastada, pero no lo lograron porque pensaron que poniéndole este impuesto, se restringirían las operaciones en dólares y que la industria nacional iba tratar de empezar a manejar en términos de bolívares y cripto activos, pero fue todo lo contrario. Absolutamente fue todo lo contrario, se revirtió totalmente”.
¿Cuál es la propuesta?
Ivette Jiménez explicó que solicitaron la reducción del porcentaje del IGTF a 1 % o al menos igualarlo al aplicable a las operaciones en bolívares que es el 2 %. Sin embargo, aclara que esto es solo un elemento que entra en juego para la recuperación económica de la industria.
La excepción
La exoneración a transacciones especiales fue postergada en el decreto 4.782 del 23 de febrero de 2022 por un año. Tampoco pagan IGTF personas naturales que paguen con tarjetas de crédito nacionales o internacionales, pues son reconocidas en bolívares.
Créditos: Silvia González