Los niños que viven más cerca de pozos de gas natural en Pensilvania, un estado con muchos puntos de extracción, tienen más probabilidades de desarrollar una forma relativamente rara de cáncer, y los residentes cercanos de todas las edades son más propensos a reacciones graves de asma, según reportes publicados este pasado martes por la noche.
La investigación con fondos públicos de la Universidad de Pittsburgh se suma a otras evidencias que sugieren lazos entre la industria gasífera y algunos problemas de salud.
En los reportes, los investigadores encontraron lo que describieron como asociaciones significativas entre actividad en la industria del gas y dos dolencias: el asma y el linfoma en niños. Los diagnósticos de esta forma de cáncer son relativamente poco frecuentes en menores.
Los investigadores no pudieron determinar si los pozos habían provocado esos problemas porque los estudios no estaban diseñados para hacerlo. En lugar de eso, los expertos analizaron historiales médicos para determinar posibles asociaciones en función de cuán cerca vivían los pacientes de los pozos de gas natural. Grupos de la industria señalaron lo que describieron como puntos débiles en las inferencias de los estudios y en lo limitado de sus datos.
Lo reportes se publicaron al principio de un evento público el martes por la noche para comentar los hallazgos, organizado por la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh y el Departamento de Salud del estado, en el campus de la Universidad Occidental de Pensilvania.
En el estudio sobre cáncer, los investigadores concluyeron que los niños que vivían a 1,6 kilómetros (1 milla) o menos de un pozo tenían entre cinco y siete veces más posibilidades de desarrollar un linfoma en comparación con los niños que vivían a 8 kilómetros (5 millas) o más de un pozo. Eso supone entre 60 y 84 casos de linfoma por millón de niños que viven cerca de pozos, en comparación con los 12 por millón de niños que vivían más lejos.
En cuanto al asma, los investigadores concluyeron que la gente con ese problema respiratorio que vivía cerca de los pozos era más propensa a tener reacciones graves cuando se estaba extrayendo gas, en comparación con gente que no vivía cerca de pozos. Sin embargo, los investigadores dijeron que no habían encontrado una asociación consistente de reacciones graves en los periodos de construcción, perforación y fracturación en el pozo.
Se ha diagnosticado una forma extremadamente rara de cáncer de huesos, el sarcoma de Ewing, a docenas de niños y adultos jóvenes en una zona con muchos pozos a las afueras de Pittsburgh, y esas familias fueron decisivas para persuadir a Wolf para que encargara el estudio.
Sin embargo, los investigadores dijeron que no habían encontrado asociaciones entre las perforaciones de gas y el cáncer de huesos, cerebro o leucemia infantil.
La industria del gas sostiene que la fracturación hidráulica es segura, y los grupos que revisan los estudios dijeron el martes que proteger la salud pública es su máxima prioridad.
Pero también ha planteado un aluvión de quejas sobre contaminación del aire y el agua, así como por enfermedades y dolencias, conforme se extendía por suburbios y sus alrededores en estados como Texas, Colorado y Pensilvania.