Es lo menos que se puede decir, ante el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio, este 9 de agosto de 2023, a 193 años de “Berrueco” donde cobardemente fue abatido el héroe de Ayacucho, el venezolano Antonio José de Sucre.
¿Quién lo ordenó? Es una necedad ¿Cuándo aprenderán a sus responsables? Si tiene sentido, porque la evidente relación del expresidente Rafael Correa con la narco política colombiana y otros, ungidos con la espada de Bolívar que camina por la América latina, pero no sembrado «Moral y Luces» no se puede ocultar y ahora Ecuador es terreno abonado y al que aspira de nuevo gobernar, anunciando, no por casualidad «venganzas personal». Narco política y narcotráfico son los responsables del crimen de Villavicencio y el decreto de «Estado de Excepción» por el Presidente Guillermo Lasos, debe permitir su desmantelamiento al menos parcial, llegando a la cúpula política «caiga quien caiga» a pesar de un cómplice silencio en la región, monitoreada para los Estados Unidos al que en tiempo de Correa fue echado en programas de cooperación contra el flagelo, igual que Venezuela obviando Tratados con Naciones Unidas frente a la «Delincuencia Organizada»
De aquel estado de cosas dio cuenta el periodista y diputado a la Asamblea Nacional, Fernando Villavicencio, donde ejerció la Presidencia de la “Comisión de Fiscalización y Control Político” ¿Qué no pudo saber para acabar con su vida? Hay constancia que reveló e investigó los casos de corrupción más polémicos» de la época del presidente Rafael Correa y no fue un decir que, «desde el principio supo identificar al enemigo de su pueblo y de la democracia: la delincuencia de cuello blanco». Y unas palabras que hoy retumban: «Su valentía para revelar los negociados con dinero público provocó una feroz persecución política y judicial por parte del correísmo durante casi una década».
Hasta el momento de escribir este Picapedrero, un grupo criminal autodenominado «Los Lobos» se atribuye el criminal atentado que nos luce un western americano del siglo XIX con fachada para ocultar verdades que de no aclararse, es de esperar en Ecuador, la tragedia colombiana, a partir del asesinato del doctor Jorge Eliecer Gaitán en 1948 y lo que está a la vista, no necesita anteojos.
¡Santo Dios! ¡Se ha derramado la sangre de Abel!« Expresó Bolívar, al enterarse del magnicidio a Sucre. A partir de entonces, que de líderes se han inmolado por justas causas. Colombia, «La Grande» ha sido el escenario, ya no de pasiones políticas. Bolívar sería el primer fallido intento y Fernando Villavicencio no será el último con la interrogante ¿ocurrirá en Venezuela?
El año 1170, Gran Bretaña padeció una crisis política religiosa, a la cabeza del rey Enrique II y el Arzobispo Tomas Becket y una interrogante del monarca decidió el conflicto… ¿Quién me quitara este cura de encima? siendo asesinado en la Catedral de Canterbury…
Jorge Ramos Guerra