La economía del país sigue en caída y los efectos que deja tal recesión no pueden visualizarse con solo interpretar una cifra, porque los herederos al corto plazo de un sistema autoritario que previamente estaban sujetos a condiciones de vulnerabilidad económica, son en la actualidad víctimas de una ignominia que sobrepasa toda capacidad de asombro. Ya que, datos estadísticos solo categorizan bajo ítems, cuyas interpretaciones no se acerca a la realidad humana que se puede percibir por los sentidos; al constatar relatos de personas sometidas a la orfandad sin tregua de un Estado fallido.
De igual forma, es loable el trabajo voluntario que instituciones sin fines de lucro realizan en el país, produciendo una respuesta en el sitio que ninguna dependencia gubernamental es capaz de realizar, organizaciones como Cáritas de Venezuela, siguen marcando la pauta en asistencia en aquellos poblados muy a la periferia de las ciudades del país, donde los servicios son un recuerdo que muchas veces es difícil datar en el tiempo cuando fue la última vez que se recibió, pero la gran fortaleza en el caso de Cáritas son sus voluntarios quienes muchas veces como beneficiarios, saben lo que puede representar un producto de ayuda humanitaria como un súper cereal en el estómago de niños en desnutrición severa.
Por otra parte, es casi paradójico la hospitalidad que ofrecen quienes en muchos casos están necesitando medidas paliativas porque el daño que padece algún miembro de su grupo familiar es irreparable, quienes no escatiman al brindar y compartir lo poco que poseen, así sucede con quienes colaboran en comedores populares quienes deben hacer largas caminatas, pero se sienten auto realizados al trabajar por aquel con quien comparten las mismas carencias. Lo cual obliga a reformular todas las ideas que por su eficiencia puedan coadyuvar en la mejoría inmediata de quienes hoy son efecto colateral de la irresponsabilidad del poder.
En resumen, parece necesaria una sensibilización in situ porque la crisis humanitaria padecida en el país tiene como único rumbo una catástrofe con el mismo apellido, se requiere el accionar coordinado de una sociedad política que entienda su rol y que pueda crear una síntesis virtuosa de lo que su esfuerzo es capaz de realizar. La república demanda de individuos con aspiraciones superiores que puedan visualizar grandes soluciones al dominar los problemas del ahora porque de lograr superar el ambiente agreste impuesto por la camarilla gobernante lo añorado se revelara como una situación posible.
Finalmente, al abordar con ideas novedosas los problemas padecidos por condiciones negativas de los diferentes entornos, se puede producir respuestas acertadas que signifique una mejoría en la vida de quienes aspiran ser parte de la sociedad, porque nadie defiende conscientemente vivir fuera de la posmodernidad. Nuestra Venezuela demanda un accionar complementario que comienza con mitigar al máximo los problemas de un sistema fallido; que se podrá corregir en la medida que se incuban liderazgos con auctoritas devenidas precisamente por su reconocimiento en construir círculos virtuosos para su sociedad.
Politólogo Eduin Adjunta
@adjunta90