Los países que ostentan los bosques tropicales más grandes del planeta instaron este miércoles al «mundo rico» a cumplir su parte para ayudar en la preservación de estos biomas y pagar por mantener la selva en pie, en el cierre de la Cumbre Amazónica, que tuvo lugar en la ciudad brasileña de Belém.
A la segunda y última jornada de la cumbre de los países miembro de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) fueron invitadas naciones procedentes de África, Asia, Europa y América.
Tras el encuentro, que fue a puerta cerrada, los ocho países amazónicos, junto con la República del Congo, la República Democrática del Congo y San Vicente y las Granadinas, reafirmaron su compromiso contra el cambio climático, pero insistieron en que no bastará sin la necesaria cooperación de las naciones más ricas.
En un comunicado conjunto llamado «Unidos por nuestros bosques», enfatizaron en la necesidad de combinar la preservación del medioambiente con el crecimiento económico, un mensaje que llevarán de forma conjunta a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), que se celebrará en noviembre en los Emiratos Árabes Unidos.
«Pero no se puede hablar de bosques tropicales y cambio climático sin abordar la responsabilidad histórica de los países desarrollados», precisó el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, anfitrión del evento, durante su intervención.
En este sentido, el comunicado, de diez puntos, manifiesta su preocupación por el incumplimiento de las metas de mitigación por parte de algunas de estas naciones y hace un llamado para que «cumplan con sus obligaciones financieras climáticas».
Esta premisa se refiere al acuerdo para «proporcionar 100.000 millones de dólares en financiación climática al año en recursos nuevos y adicionales a los países en desarrollo» para financiar la preservación de los ecosistemas más sensibles del planeta.
El texto también condena medidas adoptadas para combatir el cambio climático, algunas «unilaterales», que constituyen «un medio de discriminación arbitraria o una restricción encubierta al comercio internacional».
En este sentido, refuerza que «los bosques pueden ser centros de desarrollo sostenible y fuentes de soluciones para los retos nacionales y mundiales de sostenibilidad, conciliando la prosperidad económica con la protección del medioambiente y el bienestar social».
La declaración también reitera las críticas a los países más desarrollados, ya expresadas en un comunicado firmado por Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela este martes, en la cumbre de líderes de la OTCA, celebrada también en Belém.
Los países amazónicos exigieron a los países desarrollados que aumenten los fondos para la preservación de la Amazonía, que es el pulmón más grande del planeta y que almacena una gran cantidad de carbono. También pidieron que se ponga fin a la deforestación y que se protejan los derechos de los pueblos indígenas que habitan la región.
La Cumbre de la Amazonía terminó sin acuerdos concretos, pero los países amazónicos enviaron un mensaje claro al mundo: la Amazonía está en peligro y necesitamos actuar ahora para protegerla.