La capital portuguesa recupera este lunes su ritmo habitual tras acoger durante una semana la visita del papa Francisco y de más de un millón de peregrinos por la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que ha sido el mayor evento católico celebrado tras la pandemia del coronavirus y que fue cubierto de principio a fin por el equipo de El Impulso.
Durante la Jornada el pontífice (Que regresó ayer a Roma), ha protagonizado varias ceremonias multitudinarias, como la misa de clausura de la JMJ en el Parque Eduardo VII, donde se congregaron más de un millón y medio de personas, según la organización.
También ha visitado el santuario de Fátima, donde rezó ante la imagen de la Virgen y bendijo a miles de fieles, y se ha reunido con víctimas de abusos, representantes de otras religiones, jóvenes y enfermos.
Los peregrinos, procedentes de más de 150 países, han llenado estos días las calles de Lisboa con sus camisetas, mochilas, banderas y cánticos, y han participado en numerosas actividades culturales, religiosas y solidarias.
Hoy apenas queda rastro de ellos en la ciudad, que ha vuelto a su normalidad tras una semana de intensa actividad. Los transportes públicos han restablecido sus servicios habituales, después de los desvíos y cierres por seguridad en el centro de la ciudad.
La organización ha comenzado a retirar los palcos y escenarios utilizados durante la JMJ, así como las pantallas y altavoces gigantes instalados para retransmitir las ceremonias. Asimismo, hoy se retiran los controles documentales en las fronteras portuguesas para entrar en el país que fueron repuestos el 22 de julio con motivo de la Jornada.
Las autoridades portuguesas han celebrado el éxito de participación y organización en este macroevento católico, que ha supuesto un impulso para el turismo y la economía del país. La próxima JMJ se celebrará en 2025 en Seúl, Corea del Sur, según anunció el papa Francisco al finalizar la misa de clausura.