#OPINIÓN Las mujeres de Séptimo Masquer, el licántropo coronel psicópata #2Ago

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“Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre,

acabarás formando parte de ella«

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― Joan Baez.

No es la única vez que un hombre se vale de las mujeres para conformar una banda delictiva. En esta ocasión me referiré a las gerentes del coronel psicópata. Algunas de las cuales son prestadas de otros organismos pero que fungen como personal de confianza en la gestión de Séptimo Masquer. Las credenciales para funcionar en esos cargos son la falta de escrúpulos y la improbidad.

El golpe maestro. Una jugada que ataque al rey se conoce como jaque; le atañe al jugador cuyo rey esté atacado salir del jaque. Aprovechándose de la distracción de que el coronel se mantenía erotizado por ella, porque fungía como el suplemento narcisista del militar nunca más graduado. Chabela hizo su jugada estratégica, colocando en cada gerencia sensible para la corrupción que mantiene a ambos parasitando la institución; a mujeres de su absoluta confianza, desalmadas y sin principios, pero leales a ella.

Seleccionando a sus compañeras de estudios, las instaló en esos cargos con la aquiescencia del ensimismado militar, que no pilló la movida de “apoderamiento y dominación“ de su bonita y astuta barragana, que hacía bastante dejó de ser para ella su “que frao”. Ahora quien figura es un fortachón investigador penal que lleva y busca a Chabela como un gallardo caballero. Entre tanto, Chabela está posicionada con su servil And la Reina controlando las notas musicales, otra fuente de altísima corrupción y extorsión.

Desde ese instante Elizabeth se alzó con su bastón como símbolo de autoridad, allanado todo su camino de cuanta persona le estorbara, tan pronto de lograr patear a la estilista Ananás y a la nieta de Tobías y se hizo más fuerte y más autónoma al punto de liberarse de la dominación narcisista de Séptimo Masquer. Se le puede ver en los directorios con una mirada y una actitud altanera y desafiante, además de desatada de los nudos emocionales que la amarraban psicológicamente a Masquer. “Los nudos emocionales nos quitan la energía, la libertad, la capacidad de crecimiento. Son bloqueos conformados por decepciones, por heridas, por vacíos, por seguir apegados a relaciones dolorosas y ciclos aún no cerrados”.

La oficina de “no te fíes” fue tomada por Chabela, al colocar allí como Jefa a su amiga la Ragazza. Una joven profesional que a la evaluación psicológica resulta insegura, poco inteligente y con dificultades para socializar, pero es corruptísima y su mejor credencial es ser “la amiguita de Elizabeth”. Allí la Ragazza la entrante sierpe, ha logrado enroscarse con su homóloga áspid, la del sesgo cognitivo Dunning Kruger, o sea con la bruja camandulera la vieja envidiosa y viciosa Mara, conocida también con el “pejesapo”, que casualmente fue su mentora cuando estudiante. Ambas, se conocen de atrás, con récords académicos bochornosos, que en su ignorancia son resabiadas para saltarse las normas en violación y en fraude a la ley. Recordemos que actúa en contra de la ley quien hace lo que ella prohíbe, y en fraude de la ley quien respetando las palabras legales elude su verdadero sentido.

Las tres Grayas del inframundo del coronel psicópata. La oficina de “no te fíes” es la cueva de las Grayas, de las viejas brujas de los niveles más recónditos de la institución, y tal como aquellas mitológicas hermanas de las Gorgonas, tienen un solo ojo y un único diente para todas. Desde luego esto es metafórico, pues haciendo un símil comparativo con los personajes y peculiaridades de esos seres; quiero referirme que en apariencia las decisiones que de esa oficina emanan deben ser producto de un consenso o una sola visión, siempre y cuando logren los complots para la repartición de las extorsiones, pero entre ellas se dan “puñaladas traperas”. En cualquier momento Mara hará lo que le es connatural hacer, traicionar, mal poner, inducir al error, con tal de figurar como la que sabe y la que está por encima de todas en conocimiento y sapiencia. ¡Vaya fanfarrona!

Y cuando expreso que comen todas con un mismo diente, es porque seguirán cayendo en la trampa de Mara de obsequiarles algún trozo de su almuerzo para jactarse de altruista cuando en realidad su bocado es un pedazo envenenado de comida como carnada a los desprevenidos para después darles el zarpazo certero que los aniquile moral y profesionalmente. Pero ese único diente con el que se alimentan, también quiere significar que es el diente de la corrupción. Y en esas hipócritas e insanas relaciones que en esa oficina se fraguan, Mara en cualquier momento le dará a la Ragazza su estratégico y furtivo golpe de estado. Pero además, hay entre ellas una bruja, que inteligentemente se ha mantenido de bajo perfil y es la más astuta, la que más artificios tiene en el camuflaje y el ocultamiento de su naturaleza corrupta. Ella solo las mira y se cree la única merecedora de ese codiciado cargo, y en esa espera ha visto cómo unas y otras caen, mientras ella se mantiene oculta en su cueva. En fin, la Ragazza sustituyó a la nieta de Tobías, quien no se recupera aún del balde de agua fría que le echó Séptimo Masquer en componenda con Mara su mona adiestrada.

El legado corruptísimo de “el rey”. Ella (El – la), en “lengua romance” al igual que la Ragazza, es la más leal a Chabela. Posicionada en la Oficina de Control de Extorsiones formó parte del equipo parapeto interventor inicial, designado para borrar huellas y rastros de la corrupción, cuando el coronel psicópata fue asaltado por el pánico al saberse culpable en la emisión y venta ilícita de títulos valores estafa en asociación para delinquir con el rey. Allí El-la, ingresó como personal de confianza que junto con Juanita Carla fueron serviles al psicópata Masquer, e hicieron lo que les encomendaron hacer, contaminar la escena del crimen y desaparecer el cuerpo del delito. Esta Juanita Carla, posteriormente traicionó y golpeó a Ananás su amigo de muchos años y a quien le debe incluso el ingreso a la institución, pero que con vileza lo arrojó por el lodo para congraciarse con un “conocido” de tres días, que al decir de él es su “nuevo mejor amigo”, el coronel bisexual Séptimo Masquer quien en señal de “gratitud” o de silencio cómplice por lo que Juanita sabe de la corrupción y de la extorsión intramuros, la mantiene en la nómina de la institución pagándole con canonjía, un sueldo sin trabajar.

Una cristiana de mentira, una falsa cristiana. Sussana la hibristofílica, esa misma cuya visión foveal le brilla al mirar al coronel psicópata, es la sobrina de un acaudalado comerciante de la región que es socio de un homólogo de Séptimo Masquer y por cuya circunstancia esta mujer ha conservado la estabilidad en el cargo cometiendo muchas injusticias y deslealtades incluso con sus colegas, solo por rendirle pleitesía al coronel psicópata. Es que incluso Sussana no cavila, que el cargo que tiene pasará, que su jefe dejará de serlo, que solo ha cosechado en ese puesto a enemigos, porque llegó a solapar la corrupción. Y para demostrarle lealtad a Masquer, se ha hecho mal agradecida con mucha gente y ha violentado las leyes y el código de ética de su profesión. Esta mujer es exclusiva del coronel psicópata, solo por conveniencia y por llevar la fiesta en paz le hace creer a Chabela que la respeta o la obedece. Porque eso sí sabe hacer Sussana, fingir y teatralizar amistades. Ella al igual que Séptimo Masquer son traficantes de la hipocresía.

Por otra parte Sussana no tiene miramientos al momento de dejar sin empleo a un funcionario, así tenga familia que mantener o hijos especiales que cuidar, a Sussana le importa un bledo como su alma se lacera por ser una marioneta de un ser infernal. Es tan osada esta falsa persona que con inquina y jactancia le grita a sus colegas al momento de hacerles saber que han sido despedidos injustamente como funcionarios y que se han quedado sin empleo, previo al proceso de investigación por el cual con hipocresía llamaba por teléfono a las propias víctimas para inquirir datos de las mismas en conversaciones de aparente inocencia , todo para preparar la documentación de egreso con datos fidedignos entregados por el mismo trabajador, además de montar conversaciones artificiales a ver cuántas verdades u opiniones obtiene de la persona en cuya cara se burla.

Sussana, un instrumento de maldad. Entendemos que Sussana no sabe hacer lo bueno, porque solamente la ignorancia de la palabra de Dios puede justificar la manera artera cómo actúa para ver derrotados en mala lid a sus colegas, aprovechándose de su posición circunstancial y blandiendo jactanciosamente que se siente superior a otros por la banalidad de su cargo terrenal. Sussana se engríe en su soberbia y eso es malo a los ojos del Señor Jesucristo. Y leemos en Santiago 4:17 “y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le será tomado como pecado”. Entonces hay que concluir que Sussana no sabe hacer lo bueno, sino cosas malas como malas son las cosas que hace Séptimo Masquer.

Dice Sussana, “utilizo este cargo para pisotear a gente a la que estoy llamada a respetar por códigos de ética y códigos de honor, por ley de vida para evitarme el bumerang a mi o a mi familia y descendencia ahora o en otra generación, por la canicie y la trayectoria; pero es tal mi engreimiento que no puedo evitar demostrarles que me siento superior. Es que me dieron la oportunidad para destilar maldad y no la voy a desaprovechar. Entonces ataco a mis colegas valiéndome del factor sorpresa y me río de lo lista que soy”.

El sabio teme y se aparta del mal. Otra de las mujeres del coronel psicópata es Pierina, pero de ella algunas consideraciones huelgan pues es la evidencia empírica la que nos da las posibles respuestas. ¿Motivos no santos? Entonces habida cuenta del desprestigio de la institución y de las personas y los funcionarios corruptos y extorsionadores que andan de falderos y de adláteres o monos voladores jalabolas del jefe más oscuro y delincuente que ha tenido este organismo del estado nos preguntamos. ¿Cuál es la naturaleza de los motivos que mantienen a Pierina enraizada en la institución toda vez que pertenece a otro organismo? De Chabela, de Toya, de Ella (El-la), de la Ragazza e incluso de Sussana nos quedan claros sus intereses por enconcharse en la institución. Pero respecto de Pierina hay un limbo, que la favorece, pero que también la perjudica.

¿Cuáles impulsos hacen que Pierina se desviva por desempeñarse como un “comodín” del coronel psicópata? Pierina es un personaje enigmático que al igual que algunas de las pre nombradas no pertenece a la institución, pero el estatus de esta dama compromete su reputación. La descripción de su actuación merece una epístola aparte por el volumen de información que de ella se tiene pero que en esta etapa de la gestión de Masquer la estima a esta señora nos aborta los ímpetus por relatarlos. De por qué Pierina no se va de allí, ni ha pensado en irse, ni quiere irse, pero tampoco el coronel procura su traslado, son entre otros conceptos nuestra leitmotiv en la epístola sobre esta talentosa mujer.

Moraleja en la epístola a Pierina. Lo diré de este modo. En ocasión de ser profesor de mi hija en sus estudios universitarios, le asigné la redacción de un artículo científico sobre un tema en boga. Pues bien, cuando mi hija me entregó el trabajo yo como padre henchido del amor que siento por ella y para corresponderle a lo que esperaba de mí, la felicité por todo el esfuerzo que hizo y por el orgullo que en mi está saberla una profesional y le coloqué veinte puntos en mi condición de padre. Y así le dije: Como tu papá te felicito, estimo que has puesto un gran esfuerzo por lograr el artículo. Ahora como profesor, le repliqué: estoy en la obligación de hacerte las observaciones pertinentes para que subsanes los errores y seas brillante y tu trabajo sea inmaculado. Y entonces en mí condición de profesor la aplacé en ese trabajo, no obstante no querer hacerlo pero era mi deber ético como su formador académico.

¿Una mujer que por gusto, soporta secretos del crimen que hacen ruido a megáfonos? La institución es un hedor, y un caldo putrefacto, la obra de un pervertido hombre psicópata que no tiene saciedad en su avaricia ni en su corrupción. Entonces a Toya le corresponde como al gato esconder las excretas que delatan que la institución es una cueva de criminales. Toya es la muñeca de porcelana, la compinche y cómplice de Chabela, y en la oficina la mujer más cercana al coronel psicópata. Toya funge de Secretaria Ejecutiva de Séptimo Masquer, por darle significado a sus funciones. Aparentemente no toma decisiones pero está enterada y es connivente de todo cuanto ilegal y criminalmente acontece en la institución en perjuicio de los usuarios y también cosecha sus frutos ilícitos por “mantener cerrada la boca y no pensar”. Lo que pasa es que a Toya “se le va el yoyo” entre sus amigas y todo termina descubriéndose. Algo así, como las filtraciones en el baño.

En una oficina llena de perversas novedades, donde Toya pesca en río revuelto. Y es que Chabela ha sabido entrenar a su “socia” en conseguirle la pista al dinero negro o dinero corrupto que es dinero verde. Pero otros intereses motivan a Toya a mantenerse como una vasalla de Masquer. Ver a las criaturas que como ovejas al matadero desfilan hacia la oficina privada interna de Séptimo el psicópata, es más bien un celestinaje penado por la ley como coautoría en los delitos de agresión sexual y de estupro.

Otras dos que no aparecen en la imagen porque están feas para la foto, son Lesbia Carlota y el ambiguo Chuchín.

Lesbia Carlota y Chuchín son personalidades muy afines. Ninguno tiene dignidad y son capaces de venderle el alma al diablo con tal de que Masquer le meta el dedo en el ombligo como preludio erótico en el caso de Chuchín o que Chabela en el caso de Lesbia Carlota le dé un beso o le agarre una teta, y que cada cual en su caso se dignen a darles muestras de afecto, por lo que esos dos personajes se arrastran patéticamente lamiéndole las suelas a sus amores ya no tan clandestinos. Lesbia Carlota la siempre enamorada de Chabela, que junto a sus tribadas persigue a las usuarias bonitas que llegan a la institución y selecciona a las que están más buenas para sonsacarlas y someterlas a sus caprichos sexuales bajo el riesgo de que si no aceptan, entonces deberán pagar las consecuencias, entre las que cuentan altas extorsiones en dólares o acusaciones falsas que serán secundadas por el propio Séptimo Masquer.

Lesbia Carlota es la encargada de recaudar o recoger en su área las extorsiones por orden y por la cuantía que caprichosamente decide el coronel psicópata, y que las usuarias y los usuarios deben pagar puntualmente. En esta institución la bestialidad es epidemia y lo que rige es la subcultura del delito organizado. Entre tanto Chuchín en cuyas manos está la mayordomía, es dócil holocausto a los caprichos y a la erotopatía de su Jefe el coronel Séptimo Masquer, que como todo psicópata es bisexual. Chuchín es el ideal mayordomo extractor de los bienes y el patrimonio de la institución para entregarlos todo el tiempo en bandeja de plata a su amado coronel. En esta institución, Sodoma y Gomorra son pendejas.

«El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente».

Manuel Belgrano.

 Dr. Crisanto Gregorio León

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