La extensión del hielo marino de la Antártida cayó este mes a niveles «sin precedentes» desde que comenzaron los registros hace 45 años, así lo comunicó el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de EE.UU. (NSIDC, por sus siglas en inglés).
«Este nivel de variación (de la superficie de las banquisas) es tan extremo, que algo radical ha cambiado en los últimos dos años, pero especialmente este año», explicó el pasado domingo a CNN el glaciólogo Ted Scambos, de la Universidad de Colorado Boulder (EE.UU.), en relación con el informe del NSIDC.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOOA, por sus siglas en inglés) recuerda que la superficie del océano alrededor de la Antártida se derrite cada verano y se congela en invierno. Sin embargo, en julio de este año, el NSIDC ha descubierto que la extensión del hielo marino no ha regresado a los niveles esperados.
Según el índice; el promedio establecido entre 1981 y 2010, con el que se compara la extensión de esta superficie de hielo, en julio de este año se registraron 2,6 millones de kilómetros cuadrados menos, un área tan grande como Argentina. La cifra se sitúa 1,6 millones de kilómetros cuadrados por debajo del récord mínimo anterior de julio de 2022.
Según NSIDC, la comunidad de investigadores se ha preguntado sobre las causas de este marcado e inesperado cambio, que supone el paso de una tendencia lineal ligeramente positiva entre 1978 y 2015, a una tendencia fuertemente negativa desde 2016. Scambos señala que la fuerza de los vientos del oeste alrededor de la Antártida, relacionados con el calentamiento global, podrían contribuir a esta pérdida.