#OPINIÓN Ecotragedia: Lenta y mortal #26Jul

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  “… Existe una preocupación mundial referida a las plantas de potabilización del agua, siendo que la mayoría no tiene la capacidad de eliminar muchos de estos contaminantes…”

Jorge Puigbó

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Una noticia mala tapa la otra y así la humanidad avanza entre sobresaltos. Creo que nos estamos acostumbrando a eso de conocer de inmediato lo que ocurre al otro lado de mundo, la adrenalina produce una especie de adicción y perseguimos en las redes sociales la novedad estresante, disfrutamos de esa especie de alucinógeno que nos amarra a una pantalla por horas y horas. Lo anterior lo menciono porque la tragedia ambiental, el daño permanente al ecosistema, como cotidiana no la percibimos, lo cual no quiere decir que, segundo a segundo, no vaya creciendo y en algunos lugares de la Tierra ya se haya hecho irreversible. Definir algunos porqués es relativamente fácil por no existir dificultad alguna para identificar los principales elementos que la configuran: crecimiento de la población, imposibilidad de limitar el progreso y las necesidades crecientes de elementos que se extraen de la tierra y los cuales hacen posible la subsistencia de la especie. Algunos dirán que es reduccionismo, limitarse a tres simples elementos, pero la respuesta está en que, esos son los principales, engloban a todos los demás. Por otra parte, no debemos descartar que, sumada a la acción del hombre sobre el planeta, existen los cambios en las condiciones del clima producidos por causas naturales imposibles de controlar.

Culpabilizar a alguien de los desastres ecológicos no es ser justos, menos politizarlos, el desarrollo de productos que alargan la vida del ser humano, la protegen, le dan de comer y la hacen más cómoda, no envolvió en sus principios algo turbio, casi satánico, casi conspirativo. La irresponsabilidad imperdonable es que una vez detectado el problema se sigan produciendo. Quien se hubiera imaginado que, el plástico vendido como la panacea para la salvación de los bosques iba a terminar siendo uno de las amenazas más serias para el planeta, o los fertilizantes y agroquímicos que, junto con la aparición de plantas híbridas, hicieron posible la revolución verde, salvando millones de vidas, se convertirían en un problema serio. Nadie pensó que las píldoras anticonceptivas, liberadoras de las relaciones sexuales al impedir el embarazo, y que millones de mujeres toman en el mundo, iban a llenar de hormonas (estrógenos) los desagües de las ciudades y llegarían hasta los ríos produciendo efectos en la reproducción de los peces y en su sistema inmunitario. Impensable era que la simple aspirina, o el diclofenaco, se trasformara en un contaminante, pero consumidos por millones de seres al ser eliminados por la orina afectan a la naturaleza y menos las drogas ilegales.

«Hemos recomendado realizar estudios para medir el impacto a largo plazo que puede tener para la salud humana la presencia de estos residuos en el agua«, le aseguró a BBC Mundo, María del Pilar González, de la Oficina de la ONU para el apoyo al Decenio Internacional para la Acción del Agua y no solo se refería a los productos que mencionamos sino a los jabones, champús, desinfectantes, maquillaje, grasas, aceites y cientos de productos que usamos de diario.

Existe una preocupación mundial referida a las plantas de potabilización del agua, siendo que la mayoría no tiene la capacidad de eliminar muchos de estos contaminantes. Por mala, o manipulada información la mayoría de las personas piensa que no se está haciendo nada al respecto, pero resulta que es todo lo contrario son miles los científicos que diariamente trabajan en la búsqueda de daños al ecosistema y las soluciones para remediarlos.

Leyendo los boletines y artículos del “Massachusetts Institute of Technology”, conocido como MIT por sus siglas, nos conseguimos una noticia verdaderamente alarmante: “… El color del océano ha cambiado significativamente en los últimos 20 años, y la tendencia global es probablemente una consecuencia del cambio climático inducido por el hombre, informan científicos del MIT, el Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido y otros… Para rastrear los cambios en el color del océano, los científicos analizaron las mediciones del color tomadas por el espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) a bordo del satélite Aqua, que ha estado monitoreando… durante 21 años… En un estudio que aparece hoy en Nature, el equipo escribe que han detectado cambios en el color del océano en las últimas dos décadas que no pueden explicarse solo por la variabilidad natural de un año a otro.

Estos cambios de color, aunque sutiles para el ojo humano, se han producido en el 56 por ciento de los océanos del mundo, una extensión que es mayor que la superficie terrestre total de la Tierra… En particular, los investigadores encontraron que las regiones de los océanos tropicales cerca del ecuador se han vuelto cada vez más verdes con el tiempo. El cambio en el color del océano indica que los ecosistemas dentro de la superficie del océano también deben estar cambiando, ya que el color del océano es un reflejo literal de los organismos y materiales en sus aguas…”

En nuestro país se perdió totalmente la conciencia conservacionista y encabezado por gobiernos cuyas preocupaciones son otras, progresivamente se ha venido deteriorando el medio ambiente en forma acelerada. Hace mucho tiempo escribí un artículo acerca del lago de Valencia convertido hoy en una inmensa cloaca a donde van a parar todos los detritus humanos de su hoya y los residuos químicos de las empresas. Hasta ahora las medidas que se han tomado han funcionado a medias y por mala gerencia se ha extendido la contaminación a fuentes de agua de otros estados y no hablemos del lago de Maracaibo con sus más de 13.000 kilómetros cuadrados, cuya contaminación es tan grande que atenta no solo contra la vida de las especies que en él habitan sino también amenaza la salud de los pobladores de sus orillas y la economía de la región, recordemos que la industria camaronera que se ha desarrollado en la hoya del lago representa para Venezuela una importante entrada de divisas.

Produce un gran dolor a las personas que, cuando niños, disfrutamos de sus limpias aguas y de los paseos a las islas de Toas y San Carlos, ver las fotografías de los satélites mostrando un lago verde con manchas del petróleo derramado. Pareciera no importarle a nadie esta tragedia, son años de desidia y abandono de las instalaciones petroleras que vierten su aceitosa carga de los miles de kilómetros de tuberías que cruzan por el fondo del lago y a ello se suma los residuos orgánicos de las cloacas, toneladas de productos químicos y fertilizantes que son las que propician la llamada eutrofización, que no es otra cosa que el exceso de nutrientes, como el fósforo, el nitrógeno y el azufre, en las aguas, con el consiguiente crecimiento incontrolado de las cianobacterias, un tipo de bacteria capaz de hacer fotosíntesis y que llegan a crecer en gruesas capas de color verde-azuladas impidiendo el paso de la luz de sol, agotando el oxígeno e impidiendo la vida, siendo que, además producen toxinas potencialmente mortales incluso para los seres humanos. Ahora bien, si nos asusta todo esto, lo primero es tomar conciencia e iniciar las acciones que estén en nuestras manos para contribuir a la solución. 

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